*** El Gobierno israelí amenazó de muerte a Erdogan, y este llamó "Hitler" a Netanyahu y dijo que estaba dispuesto a atacar a Israel como hizo con Libia y Nagorno Karabaj, por lo que las tensiones entre Ankara y Tel Aviv están en su punto más álgido en décadas.
Pero si se enfrentaran en el campo de batalla, ¿quién ganaría?
Empecemos comparando ejércitos: Turquía tiene el 8º mejor del mundo mientras que Israel tiene el 17 º, teniendo en cuenta tropas, armamento, logística y geografía.
Si ahondamos en sus Fuerzas Armadas, las turcas tienen 350.000 activas y 360.565 reservas, mientras que las israelíes tienen la mitad de miembros activos, con 170.000, pero dispone de más reservas, con 445.000.
Sin embargo, en total Turquía sigue teniendo casi cien mil soldados más que Israel.
A nivel de armamento, Turquía también supera de sobra a Israel por vía aérea, con 1.036 aeronaves en comparación a las 596 del país hebreo, pero no así en carros de combate, aunque la diferencia es mínima (2.446 turcos por 2.760 israelíes).
Pero la Armada de la nación eurasiática, con 16 fragatas y 12 submarinos, sí aventaja holgadamente la de su par israelí, que cuenta con solo 6 sumergibles.
En caso de movilizar a toda la población, no hay color: Turquía tiene ocho veces más población que Israel, con 84,9 millones de turcos respecto a únicamente 9,5 millones de israelíes.
Por supuesto, en una guerra, las finanzas son tan importantes como los ejércitos, sobre todo en las prolongadas, y Turquía sigue estando por delante: es la 18ª economía mundial con un PIB de $ 1,14 billones, mientras Israel es la 29ª con la mitad, $ 52.000 millones.
Turquía (785.555 kilómetros cuadrados) es también un país más difícil de tomar que Israel (22.145 kilómetros cuadrados) ya que es 35 veces más grande.
Aunque lo que de verdad inclinará la balanza, probablemente, será de parte de quién se pondrán los gringos.
Y es que Israel es un aliado más cercano a EE.UU. que Turquía, a pesar de que Ankara sí forma parte de la OTAN y Tel Aviv no.
Ahora bien, auxiliar al Gobierno de Netanyahu podría costarle demasiado caro a Washington, ya que darle la espalda a un socio de la Alianza Atlántica para apoyar a su atacante que ni siquiera es miembro podría ocasionar la pérdida de confianza de sus aliados, hasta el punto de causar un cisma en el bloque militar.
De modo que una guerra entre Israel y Turquía podría terminar con consecuencias desastrosas para Estados Unidos, que quizá se vería obligado a decidir entre perder su única fuente de influencia en Oriente Medio, o renunciar a seguir teniendo sometida a Europa.