***Lo que el momento actual revela, una vez más, es que la agresión occidental durante la “Guerra Fría” nunca tuvo como objetivo destruir el socialismo como tal.
Se trataba de destruir movimientos y gobiernos en la periferia que buscaban soberanía económica. ¿Por qué? Porque la soberanía económica en la periferia amenaza la acumulación de capital en el centro.
Éste sigue siendo el principal objetivo de la agresión occidental actual. Y es la mayor fuente de violencia, guerra e inestabilidad en el sistema mundial.
La razón por la que las potencias occidentales persiguieron a los movimientos socialistas en todo el Sur global durante la “Guerra Fría” (Cuba, China, la incineración de Vietnam y Corea del Norte, etc.) fue porque sabían que el socialismo permitiría al Sur recuperar el control sobre sus propias capacidades productivas. —su mano de obra, recursos y fábricas—y organizarlos en torno a las necesidades locales y el desarrollo nacional.
Cuando esto sucede –cuando la gente en el Sur global comienza a producir y consumir por sí misma– significa que esos recursos ya no están disponibles a bajo precio para atender el consumo y la acumulación en el centro, perturbando así el acuerdo imperial en el que siempre ha dependido el capitalismo occidental (el sistema barato). mano de obra, recursos baratos, control sobre las capacidades productivas, mercados disponibles).
Recuerde, aproximadamente el 50% de todo el consumo material en el centro es una apropiación neta del Sur global. Esto es lo que intentan defender.
Pero no fueron sólo los gobiernos socialistas los que persiguieron la soberanía económica. Después de la descolonización política, una amplia gama de movimientos y estados en todo el Sur también buscaron la liberación económica y el desarrollo industrial soberano.
Y las potencias occidentales los atacaron con igual brutalidad (Indonesia, Brasil, Guatemala, la República Democrática del Congo...).
Esta es la razón clave por la que las potencias occidentales apoyaron el régimen de apartheid en Sudáfrica, y es la razón por la que hoy apoyan al régimen israelí... como puestos de avanzada coloniales de colonos occidentales que pueden ser utilizados para atacar y desestabilizar movimientos regionales que buscan el socialismo o cualquier forma de realismo. soberanía económica, ya sea en Angola, Mozambique, Zimbabwe o cualquiera de los movimientos nacionalistas o socialistas árabes del norte de África y Oriente Medio.
Irán siempre ha sido central en esta historia. Los estados occidentales orquestaron un golpe de estado contra el extremadamente popular primer ministro Mohammad Mosaddegh en 1953.
Era un nacionalista de izquierda, no un socialista.
Pero quería que Irán tuviera control sobre sus propios recursos (en particular, el petróleo), y para Estados Unidos y Gran Bretaña esto era inaceptable. Mossadegh fue reemplazado por una brutal dictadura respaldada por Occidente.
La revolución que finalmente derrocó a la dictadura en 1979 (y constituyó el gobierno actual) ni siquiera era de izquierda, y mucho menos socialista. Pero quieren la autodeterminación económica nacional y eso ya es pecado suficiente. Son un objetivo exactamente por las mismas razones por las que Irak y Libia lo fueron.
Lo mismo ocurre con China.
El camino de China hacia una industrialización soberana –ya sea socialista o no– significa que ya no es una fuente fácil de mano de obra barata para el capital occidental. Y a medida que aumenta el precio de la oferta, también aumentan los ruidos de sables de los estados y medios de comunicación occidentales.
Así que ésta es la situación en la que nos encontramos. Las clases dominantes occidentales están respaldando la violencia obscena y el genocidio plausible en Gaza, en contra de la abrumadora condena internacional, porque deben apuntalar su puesto regional a prácticamente cualquier costo.
La gran mayoría del mundo apoya la liberación palestina, pero la liberación palestina limitaría el poder israelí y abriría el camino a movimientos de liberación regionales, y esto es fuertemente contrario a los intereses del capital occidental.
Y ahora están provocando una guerra con Irán, arriesgándose a una conflagración regional, mientras al mismo tiempo rodean a China con bases militares, aumentan las sanciones a Cuba, intentan contener a los gobiernos progresistas en América Latina, amenazan con una invasión de los estados del Sahel...
Es intolerable y no puede continuar. La violencia que perpetran, la inestabilidad, las guerras constantes contra una larga procesión histórica de pueblos y movimientos en el Sur global que anhelan la libertad y la autodeterminación… el mundo entero se ve arrastrado a esta horrible pesadilla.
Están dispuestos a infligir enorme sufrimiento y miseria a cientos de millones de personas para preservar la dinámica existente de acumulación de capital.
No tendremos paz hasta que se supere este acuerdo y se logren transformaciones poscapitalistas.
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