Todo por una Finlandia Grande: así era el fascismo finlandés

Todo por una Finlandia Grande: así era el fascismo finlandés

Israel ha eludido sus responsabilidades durante decenios. ¿Romperá el TIJ su coraza?

**** El 29 de marzo de 1955, David Ben Gurión, entonces ministro de Defensa de Israel entre dos mandatos como primer ministro, propuso al gobierno capturar la Franja de Gaza de manos egipcias. 

Unos días antes, varios palestinos de Gaza habían cruzado la frontera y habían matado a una mujer israelí en la aldea de Patish, dentro la región que hoy se denomina envoltura de Gaza. Ben Gurión consideró que la conquista de la Franja de Gaza era la respuesta sionista adecuada.

El primer ministro Moshe Sharett se opuso a este proyecto, creyendo que la ocupación de Gaza suscitaría problemas complejos con Naciones Unidas. Le recordó a Ben Gurión que fue gracias a Naciones Unidas y su resolución de noviembre de 1947 que se había fundado el Estado de Israel siete años antes. En sus memorias, Moshe Sharett escribe que Ben Gurión se enojó: “‘No y no’, gritó Ben Gurión. ‘Fue la audacia de los judíos la que fundó el Estado, no una decisión de Naciones Unidas ‒ Um shmu-en’” [Um es la sigla en hebreo de Naciones Unidas y shmu-en expresa desdén].

Un año y medio después, una vez recuperado su puesto de primer ministro, Ben Gurión puso en práctica su propuesta: apoyado por el poder militar de Gran Bretaña y Francia, Israel aprovechó la crisis de Suez para ocupar la Franja de Gaza y la mitad de la península del Sinaí. En lugar de establecer el tercer reino israelita, como había prometido después de la guerra, Ben Gurión se vio obligado a retirarse por decisión de la ONU –la misma organización que había denigrado– y bajo fuertes presiones de EE UU.

Pero la expresión que acuñó, Um shmu-en, se ha convertido en una piedra angular del concepto que tiene Israel de sí mismo: Israel no es responsable de sus acciones ante nadie, ni ante las Naciones Unidas, ni ante el derecho internacional. Casi 70 años después, la expresión Um shmu-en tiene ahora compañía. En respuesta al fallo del mes pasado del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de que existe un riesgo plausible de que Israel pueda cometer genocidio en Gaza, el ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, tuiteó: “Hague shmague”.

El tribunal supremo del mundo, después de escuchar a Sudáfrica invocar la Convención sobre el Genocidio y la defensa de Israel, se abstuvo de ordenar un alto el fuego inmediato, pero sí dictó varias medidas cautelares: Israel debe tomar todas las medidas posibles para impedir actos de genocidio, prevenir y sancionar la incitación al genocidio y garantizar la entrega de ayuda a civiles, entre otros. Ben Gvir llegó a afirmar que “la resolución del tribunal antisemita de La Haya prueba lo que ya sabíamos: este tribunal no busca la justicia, sino la persecución del pueblo judío”.

En otras palabras, Ben Gurión y Ben Gvir no solo comparten iniciales, sino también el rechazo a la comunidad internacional, sus instituciones y sus leyes. “Nuestro futuro no depende de lo que digan los gentiles, sino de lo que hagan los judíos”, dijo Ben Gurión en un discurso en 1955. Esta frase se ha convertido en un principio rector de la política israelí y está muy en consonancia con la versión moderna de Ben Gvir.

Sigue habiendo una gran incertidumbre con respecto al proceso ante el TIJ. Todavía no sabemos cómo se pronunciará el tribunal de La Haya sobre si Israel está cometiendo genocidio en Gaza. Abordar esta cuestión podría llevar años. Tampoco sabemos qué escribirá Israel en el informe que debe presentar al tribunal dentro de dos semanas, que se supone debe mostrar lo que ha hecho para prevenir el genocidio en Gaza. Tampoco sabemos si el tribunal quedará satisfecho con el informe o si emitirá nuevos mandatos más estrictos para proteger a los palestinos en Gaza.

Tampoco sabemos si se pedirá al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que obligue a Israel a cumplir dichos mandatos, ni si Estados Unidos se apresuraría a ponerse del lado de Israel en esta situación, como lo ha estado haciendo durante décadas. Sin embargo, podemos decir con certeza que lo ocurrido en La Haya ha abierto una grieta significativa en la coraza de impunidad que ha utilizado Israel para justificar sus acciones desde 1948, por mucho que gran parte del gobierno israelí de extrema derecha no haya tomado nota.

“Soñábamos con esa rendición de cuentas”

Para comprender la importancia política de la resdolución del TIJ hemos de retroceder un poco. Durante años, Israel se ha burlado del derecho internacional, seguro de que Estados Unidos siempre estaría dispuesto a arreglar sus asuntos en cualquier organismo internacional. Entonces, cuando Sudáfrica pidió al TIJ que abriera un procedimiento contra Israel en virtud de la Convención sobre Genocidio, Israel inicialmente trató la acusación con su habitual indiferencia. “La solicitud de Sudáfrica carece de fundamentos de hecho y de derecho y constituye una explotación despreciable e insultante del tribunal”, afirmó el ministerio de Asuntos Exteriores israelí en un comunicado. Pero La Haya no está de acuerdo.

La jueza principal del TIJ, la estadounidense Joan Donoghue, afirmó al comienzo de su intervención que, contrariamente a las afirmaciones de Israel, el tribunal es competente para pronunciarse sobre el caso. 

Donoghue aceptó la presentación por parte de Sudáfrica de los hechos relativos al riesgo de genocidio en Gaza en su totalidad: desde el número de muertos civiles y la magnitud de la destrucción hasta el espectro del hambre, la propagación de enfermedades e incluso la preocupación por el destino de las mujeres embarazadas en Gaza; esta última alegación ha sido particularmente ridiculizada en Israel. Las declaraciones de Israel de que distingue claramente entre civiles y combatientes y de que Hamás utiliza a los civiles como “escudos humanos” no se mencionan en la resolución del TIJ.

“Este es un sueño hecho realidad para todos los que trabajan en el campo de los derechos humanos”, afirma Basel Sourani, investigador del Centro Palestino de Derechos Humanos que reside en Gaza y logró salir hacia El Cairo después de 50 días de bombardeos israelíes. “Esta es la primera vez que se responsabiliza a Israel.

 Soñábamos con una obligación así. Esto nos da esperanzas.” Sourani explica que los palestinos han presionado durante años a países de todo el mundo para que remitan el caso al TIJ, con la esperanza de poner fin al trato brutal que Israel da a los palestinos. Pero “necesitábamos este avance técnico” ofrecido por Sudáfrica, porque solo los signatarios de tratados internacionales sobre los que tiene jurisdicción el tribunal pueden presentar tal solicitud.

Sourani, una persona activa en la comunidad palestina de derechos humanos, conoce el dolor de la frustración que causa el hecho de que nadie lea los informes que escriben y envían sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por Israel. Piensa que esta vez es diferente. “Cuando presentamos informes a países occidentales, dicen vale y eso es todo. La cosa cambia cuando presentas una opinión del TIJ a un diplomático europeo. Esto no es broma.”

Sourani también cree que la decisión provisional del TIJ influirá inevitablemente en la Corte Penal Internacional, situada justo al otro lado de la calle, y en su fiscal, Karim Khan. Hasta ahora, explica Sourani, Khan ha dado largas a todos los casos incoados contra Israel. “Es una pesadilla para él”, explica. Y ahora, “en lugar de dar conferencias sobre la importancia de respetar el derecho internacional, se verá obligado a pasar de la teoría a la práctica” y a emitir órdenes de detención contra funcionarios israelíes y de Hamás en relación con sus acciones del 7 de octubre y todo lo que siguió. “Las consecuencias serán enormes”, concluye Sourani.

“Una enorme conmoción”

Al igual que Sourani, Talia Sasson, abogada israelí que trabajó durante 25 años en la fiscalía general y que hoy es presidenta del consejo internacional del New Israel Fund, cree que la situación en Israel ha cambiado. “Esta vez, Israel no ha sido citado primero ante el Consejo de Seguridad, sino ante el TIJ en La Haya”, explica. Aunque Sasson reconoció en un artículo reciente en Haaretz que existe una “gran diferencia” entre la parte de la resolución del TIJ que adopta la opinión de Sudáfrica y las medidas cautelares, que son más bien moderadas, aclaró que esta diferencia no debe llamar a engaño. El TIJ ha dado a Israel la oportunidad de “enmendarse” y anunciar, dentro de un mes, lo que ha hecho para evitar el genocidio, pero si la respuesta de Israel no es convincente, es probable que se emitan órdenes mucho más estrictas contra Israel.

Para Sasson, al igual que para Sourani, la cuestión no es solamente jurídica. “Israel ha pasado a ser casi un proscrito en el discurso público internacional”, afirma. 

El mero hecho de que el TIJ haya aceptado considerar seriamente la acusación de que está cometiendo genocidio coloca a Israel en una tesitura muy difícil. “Si el TIJ cambia su decisión sobre Israel y este último no cumple estrictamente sus órdenes, podría encontrarse en una situación nueva, desconocida y peor que cualquiera de las que le precedieron”, advierte Sasson. En estas condiciones, continúa, “es poco probable que se imponga un veto estadounidense en el Consejo de Seguridad cuando existe un consenso casi total entre los jueces del TIJ. No será automático”.

Sasson añade que debido a que los medios israelíes no suelen informar sobre el alcance del sufrimiento humano en Gaza, la población israelí se halla en “una especie de burbuja”. Por lo tanto, “si Israel se ve implicado en un debate del Consejo de Seguridad sobre esta cuestión, sobre todo porque las declaraciones extremas de los políticos se consideran una incitación al genocidio, el público israelí podría experimentar una enorme conmoción. Y no está preparado para ello.”

A corto plazo, es difícil predecir el impacto de la decisión del TIJ sobre las acciones de Israel en Gaza. De manera similar, la decisión de impedir que los manifestantes bloqueen los camiones de ayuda que acuden a Gaza desde Israel probablemente esté relacionada con la orden del TIJ de garantizar que llegue suficiente ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. 

Además, aunque ningún político israelí se atreva a admitirlo, es probable que la aceleración de las negociaciones para un largo alto el fuego a cambio de la liberación de algunos rehenes israelíes también esté ligada a la resolución de La Haya. En caso de un alto el fuego, será mucho más fácil para Israel mostrar a los jueces que el peligro de genocidio en Gaza ha disminuido o se ha disipado.

Por supuesto, es posible que Israel no respete las decisiones del TIJ. Si el gabinete de guerra israelí adopta el enfoque “Hague shmague” de Ben Gvir, los abogados defensores israelíes ante el TIJ tendrán dificultades para convencer a los jueces de que Israel no está a punto de cometer genocidio, en particular si los planes de expulsión y reasentamiento pregonados en una reciente conferencia de Ben Gvir se convierte en política gubernamental oficial o siquiera oficiosa.

Sourani cree que, de ser así, el camino trazado en La Haya bien podría conducir a sanciones como las impuestas a Sudáfrica bajo el régimen del apartheid. “Los fanáticos que dirigen el gobierno israelí no entienden la dinámica del mundo. Piensan que pase lo que pase están a salvo de cualquier castigo.” 

Hasta ahora, la línea de fortificaciones que protege a Israel de las sanciones internacionales y que se extiende desde Ben Gurión hasta Ben Gvir, se ha mantenido en pie. La pregunta es si el ataque sorpresa de Sudáfrica logrará quebrar esa coraza de inmunidad de una vez por todas.

05/02/2024

Meron Rapoport es redactor de Local Call


Traducción: viento sur

https://vientosur.info/israel-ha-eludido-sus-responsabilidades-durante-decenios-rompera-el-tij-su-coraza/

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