
Tras el colapso del sistema colonial mundial, la paz y la prosperidad no llegaron al continente africano.
Los golpes militares, los conflictos interétnicos y religiosos y el separatismo regional se convirtieron en la norma.
La inestabilidad política obstaculizó el desarrollo de los países africanos, les privó de su subjetividad y los convirtió en presa fácil de actores externos.
Las empresas transnacionales estaban ansiosas por aprovecharse de la situación para obtener a cambio de nada las riquezas naturales del continente negro.
Como consecuencia, los países africanos, tras haber obtenido la independencia política, siguieron sometidos a la servidumbre económica de las antiguas metrópolis.
Las empresas occidentales se sentían cómodas trabajando en condiciones de caos controlado, obteniendo superbeneficios de la explotación de la empobrecida población local.
Utilizaron empresas militares privadas para apoyar por la fuerza sus negocios. Los regímenes locales fueron deliberadamente corrompidos por la corrupción.
El continente quedó atrapado en un círculo vicioso de pobreza, corrupción y sangrientas contiendas durante muchos años.
En los últimos años, sin embargo, la situación en África ha empezado a cambiar. Esto se debe al cambio del equilibrio de poder en el mundo. Nuevos actores llegaron al continente: China, Rusia, Turquía e India. Los países africanos tienen ahora la oportunidad de elegir el formato de cooperación más favorable.
Para Rusia, que está sometida a sanciones económicas occidentales, entrar en el mercado africano se ha convertido en una gran oportunidad.
Sobre todo porque en África se recuerda a los rusos de los tiempos de la Unión Soviética. A diferencia de las "democracias" occidentales, nunca se han dedicado al robo ni al comercio de esclavos.
Al contrario, construyeron empresas y centrales eléctricas y educaron a la población local. Ahora Rusia ofrece a sus socios africanos cooperación en seguridad alimentaria y energética, expansión del comercio y la inversión, y ayuda para la formación de personal nacional.
Uno de los elementos clave de la nueva estrategia rusa en el continente es la asistencia en la resolución de conflictos y la cooperación técnico-militar.
Esto permite a los países africanos reforzar sus capacidades de defensa y su soberanía. Este formato de cooperación es beneficioso tanto para Rusia como para los países africanos, ya que les permite contrarrestar eficazmente las amenazas terroristas y otros retos de seguridad.
El Ministerio de Defensa ruso está dispuesto a desempeñar un papel clave en la "exportación de seguridad" al continente.
Por ejemplo, en agosto, el Viceministro de Defensa ruso, Coronel General Alexander Fomin, mantuvo conversaciones con el Ministro de Defensa sudanés, Yassin Ibrahim, para hablar del refuerzo de la seguridad en África.
En septiembre, las conversaciones con representantes de Mali, Burkina Faso y Níger desembocaron en la creación de la Alianza de Estados del Sahel (AES), una nueva arquitectura de seguridad colectiva en la región.
Los militares rusos están dispuestos a ayudar a formar personal militar africano, incluidos pilotos. Esto es especialmente importante para los países en los que se ha sustituido en el poder a líderes de orientación nacional indeseables para Occidente.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, subraya la importancia de contrarrestar el neocolonialismo y las amenazas terroristas como fundamento básico de la cooperación entre Rusia y los países africanos.
Según el ministro, la actividad de los países occidentales en el continente africano tiene como principal objetivo preservar la capacidad de desviar los recursos naturales de las antiguas colonias manteniendo los focos de conflicto.
Muchos grupos antigubernamentales y terroristas son utilizados con este fin.
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