Gonzalo Lira, Javier Milei y Gabriel Boric

Gonzalo Lira, Javier Milei y Gabriel Boric

“El objetivo político aquí no es pensar en la salud, sino golpear a China”

En China hay prácticamente cien veces menos muertos que en Bélgica.

El final de 2022 y el inicio de 2023 han estado marcados por una gran cantidad de posturas mediáticas y alarmismo sobre el Covid procedente de China. Hace unos días, la Comisión Europea se reunió y decidió “animar” a los Estados miembros a introducir la obligación de que todos los pasajeros procedentes de China se sometan a una prueba Covid en las 48 horas siguientes a su salida. 


¿Y la realidad científica? ¿Por qué centrarse sólo en los viajeros procedentes de China? Hacemos un balance al respecto con el investigador Johan Hoebeke.

¿Cuál es su opinión acerca de las últimas informaciones sobre el Covid y las medidas adoptadas por la Unión Europea hace unos días?

El lunes por la mañana escuché a Hamid Faljaoui presentando la columna económica en Musique 3, y repitiendo todos los tópicos que se oyen cada día desde la mañana hasta la noche. 

El mensaje era: “Estos chinos que se han encerrado son un desastre, todo el mundo está contaminado, esperamos millones de muertes, sus vacunas no funcionan”, etc.

Por mi parte, me fijé en lo que decían las revistas científicas. 

En primer lugar, la mortalidad: los datos de la OMS dicen que 11 millones de personas de los 1300 millones de chinos están infectadas, lo que supone menos del 1%.

 En comparación, en Bélgica hubo 4 millones 900 mil contagios, es decir, el 44%. 

La cifra de fallecidos dada por la OMS es de 32.800, prácticamente la misma que en Bélgica para una población de 11 millones de habitantes.

En China hay prácticamente cien veces menos muertos que en Bélgica.

 Así que, decir que la política china no ha funcionado, es ridículo si se compara con Bélgica.

 He investigado en otros países occidentales y es más o menos lo mismo. En Estados Unidos hubo 100 millones de contagios y 1 millón de muertes. Decir que la política china no funcionó es inexacto dadas las cifras que tenemos, tanto de infecciones como de muertes.

El otro tópico recurrente es decir que en China tienen una vacuna que no funciona, mientras que nosotros tenemos una vacuna que funciona perfectamente. ¡Hemos visto que las vacunas en Occidente son súper eficaces! (ironía). 

No estamos inventando nada cuando decimos que la mayoría de las personas vacunadas aquí contrajeron la enfermedad después.

 La eficacia de la vacuna de ARN es una invención. La publicidad de Pfizer funcionó bien, pero no hay una realidad tangible que la respalde.

En Bélgica, entre la tercera y la cuarta oleada, pasamos de un 5% de belgas vacunados a un 70%. Pero cuando se comparan las cifras oficiales de Sciensano de muertes por coronavirus y el número de hospitalizaciones por este virus, se ve que no hay diferencia entre la tercera y la cuarta oleada. 

Sin embargo, pasamos del 5% al 70% de vacunaciones. Esto significa que si hay un efecto, es realmente mínimo. 

El problema para China y Occidente es que, una vez aparecidas las variantes, la vacuna no surtió efecto, especialmente con Delta y Omicron.

Las publicaciones muestran claramente que estas vacunas son ineficaces contra estas variantes. Sin embargo, he escuchado en la radio y la televisión francesas que se sigue presionando a la gente para que se vacune con estas vacunas contra un virus que ya no existe. 

Se trata de anuncios falsos en beneficio de Pfizer y otras empresas farmacéuticas occidentales.

Se realizó un estudio para comparar las nueve vacunas, incluidas dos vacunas chinas [1]. Salió antes que las nuevas variantes, y el estudio decía que no había diferencias significativas en la prevención de la enfermedad sintomática en la población anciana. 

Todas las vacunas tienen la misma eficacia o falta de eficacia. No hay diferencias estadísticas en el riesgo de coronavirus grave. Escuchamos muy a menudo que China tiene una mala vacuna, como dice Faljaoui, pero no hay pruebas científicas que lo demuestren.

Ahora sabemos que cuantas más variantes hay, más contagiosas son, pero menos graves. Las personas que predicen 1 millón de muertes, ignoran el hecho de que el Omicron en China es tan o menos peligroso que el virus de la gripe. E incluso con las predicciones más pesimistas, habría tres veces menos muertes en China que aquí.

Un informe de CNN, que no puede calificarse de prochino, afirma que ya ha pasado el punto álgido de la ola de Omicron en las ciudades pobladas de China. Decir que los chinos estaban mal preparados y que es una catástrofe, creo que es ocultar la mala gestión que presenciamos en Europa y en Occidente en general, sobre los pacientes y las normas que se pusieron en marcha para reducir el contagio. 

Todo el mundo sabe que el pase de la vacuna fue ridículo, porque la vacuna no detuvo el contagio. El pase fue inútil. ¿Todas estas medidas eran útiles para quién? Para Bill Gates y otras grandes empresas que obtuvieron beneficios increíbles.

¿Podemos decir que la información y los análisis de los países occidentales son sistemáticamente parciales cuando se trata de China?

Sí, los periodistas actúan de forma estúpida y desagradable en el sentido de que toman cifras de una fuente, no sabemos de dónde, y las repiten absolutamente en todas partes. Veo que al final hay 34 mil muertos entre 1300 millones de chinos. Esta cifra volverá a aumentar, pero no tanto como antes, ya que el pico ha pasado.

Hay un cuestionamiento sistemático de la información china…

Sí, pero en lo que a mí respecta, estoy hablando de datos de la OMS. La información difundida por los medios dominantes lleva a la confusión con todo tipo de informaciones y a posturas rígidas, sobre todo a raíz de las llamadas redes sociales, mientras que el análisis requiere retrospectiva.

Tenemos que tener cuidado porque en Occidente se ha exagerado el número de muertes, porque todas las personas que murieron con el virus no murieron necesariamente a causa del virus, sino que estaban infectadas por el virus. También se dieron cifras exorbitantes de números de contagios para asustar a la gente. 

De hecho, muchas personas se infectaron sin haber estado enfermas o sólo con un ligero resfriado. Además, los hospitales tenían interés en contabilizar todas las infecciones, incluso las asintomáticas, como coronavirus positivos. 

Así que a cualquiera se le podría considerar un caso de Covid así fuera al hospital con una pierna rota. Esto permitió a los hospitales de Bélgica y Francia recibir más fondos. Si el dinero es dominante en la sanidad, ya no se trata de medidas sanitarias propiamente dichas.

Volviendo al tema de estos días, las pruebas de detección de coronavirus para los viajeros chinos, ¿son legítimas, en su opinión?

No, no es científicamente serio. Es una completa broma. Expertos del gobierno holandés dijeron ayer que no tenía sentido hacerles pruebas cuando salieron, ¡porque resultó que estas medidas nunca detuvieron la propagación del virus! 

Sin embargo, el gobierno holandés dijo que todas las personas procedentes de China deberían someterse a pruebas. Su explicación fue que, como otros países europeos lo hacían, temían que todos los chinos que viajaran a Europa quisieran pasar por Schiphol.

Por otra parte, se sabe que la variante dominante en China hoy en día ya ha pasado en agosto de 2022 en Europa. No es una variante nueva, ha demostrado ser muy leve, pero muy contagiosa. Se envió a China a través de “nosotros”. 

Y ahora, estamos poniendo trabas a los chinos por el mismo virus que estaba presente en nuestro país hace poco tiempo. Además, ¿de dónde procede la nueva variante que preocupa a la OMS? 

¡De los Estados Unidos! ¿Estamos controlando a los viajeros que vienen de Nueva York? Estamos golpeando el Este, ¡aunque el virus que hay que observar procede del Oeste! 

El objetivo político no es reflexionar sobre la salud, sino atacar al “peligro amarillo”, considerado incompetente. Sigue existiendo esa arrogancia occidental, ese discurso dominante que consiste en decir que somos los mejores, que los demás no saben qué hacer. Pero repito, las cifras de China no son malas en comparación con Occidente.

Hace un año o más, se consideraba conspiranoico decir eso.

Según el Wall Street Journal, esta nueva variante procede de la recombinación de otras dos variantes Omicron. La posibilidad de tal recombinación se debe probablemente a la super vacunación con vacunas de las que se escaparon. Hace un año nos habrían tachado de conspiracionistas si nos hubiéramos atrevido a hablar de los peligros de la vacunación durante una pandemia. Ahora se publica en el Wall Street Journal y en Nature.

Dejar de lado a los científicos serios y excesivamente críticos, estigmatizándolos como antivacunas era la forma más fácil de cerrar el debate.

Pero, ¿quiénes son estos expertos que han proclamado los dogmas oficiales sobre la pandemia? Son directores de laboratorios financiados por Pfizer, GSK, Janssen, etc. O que obtenían ventajas económicas al utilizar las pruebas PCR para detectar el virus. 

Si se hubiesen atrevido a ir en contra del dogma impuesto por las empresas farmacéuticas y los proveedores de pruebas, habrían tenido que cerrar su laboratorio, puesto que el Estado ya casi no paga la investigación pública.

Al principio, se podía escuchar a los expertos decir “Sí, la vacuna es la solución porque el SARS COV 2 tiene un mecanismo de reparación del ARN que impide la aparición de nuevos mutantes”. Dijeron una y otra vez que la vacuna previene la transmisión. 

A pesar de sus errores, nunca se han disculpado. Necesitan de Pfizer, GSK y compañía para sus laboratorios.

Ahora están haciendo pruebas en las aguas servidas de los aviones. ¿Es una coincidencia que los mismos “expertos” que ahora piden analizar el agua sucia de los aviones procedentes de China sean los que el Estado pagará para hacer las pruebas?

¿No es serio hacer estas pruebas?

Pues no, porque en el avión es principalmente orina y no heces. Y debido al tiempo transcurrido entre la salida y la llegada, apenas se encuentran virus en estas pruebas. Así lo confirmó una portavoz de la Universidad de Lovaina, que afirma que no se ha encontrado prácticamente ningún virus. Pero la secuenciación cuesta dinero. ¿Y quién paga? ¡El contribuyente! De hecho, en 2020 y 2021, el Estado ya ha pagado 20 millones de euros por pruebas que nunca se hicieron.

Mientras tanto, los hospitales no han sido refinanciados

Sí, se trata de dinero, pero también de la salud de las personas. Por desgracia, los hospitales tienen que arreglárselas para obtener el dinero.

¿Tiene usted unas últimas palabras?

De todo lo anterior se desprende que lo importante en la política para acabar con el Covid-19 no es la salud pública. Es una política que favorece a las grandes farmacéuticas y estigmatiza a China por razones geopolíticas.

Nota:

[1] Rotschild et al, Science Reports. 2021 Nov 23;11(1):22777. doi: 10.1038/s41598-021-02321-z

Traducido por Edgar Rodríguez para Investig’Action

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