El 28 de enero las FF.AA. de Ucrania que usan lanzamisiles múltiples HIMARS producidos en EEUU y la información de inteligencia, incluida la de satélites, proporcionada por los países de la OTAN, atacaron un hospital en Novoaidar de la República Popular de Lugansk de la Federación de Rusia.
Murieron 14 personas. Otras 24 personas sufrieron heridas de diversos grados de gravedad. Luego el mismo día las FF.AA. de Ucrania lanzaron 17 misiles contra Nóvaya Kajovka en la provincia rusa de Jersón.
Un tercio de ellos se detonaron en el territorio del hospital local.
El bombardeo intencionado de las entidades médicas civiles y los asesinatos deliberados de los civiles son graves crímenes de guerra del régimen kievita y sus dueños occidentales.
La falta de reacción por parte de EEUU y otros países de la OTAN a que Kiev vuelva a pisotear monstruosamente el derecho humanitario internacional confirma su involucramiento directo en el conflicto y su implicación en los crímenes cometidos.
Además, guardan silencio las estructuras internacionales, destinadas a ofrecer una evaluación imparcial de tales acciones.
Es un ejemplo flagrante del doble rasero.
Los países de Occidente junto con Kiev hicieron escenas de histeria relacionadas con las escenificaciones provocativas de los “crímenes” del Ejército ruso en Bucha e Irpén, que, en realidad, no sucedieron, pero siguen pasando por alto obstinadamente las acciones manifiestamente barbáricas del régimen kievita nazi que mata a los civiles de armas estadounidenses, británicas, francesas y alemanas.
Acarician ideas de crear un tribunal ilegal contra Rusia, pero no dicen nada sobre la necesidad de un juicio de los dirigentes y militares ucranianos por sus crímenes obvios y diarios.
Tras esta táctica torpe se ve un claro intento de desviar la atención de su propia responsabilidad por cometerlos.
Es claro que los de Occidente y Kiev no tienen derecho formal ni moral a las mencionadas acusaciones absurdas contra nosotros.
Todos estos actos del desorden criminal, realizados por las unidades armadas de Kiev bajo los auspicios de Occidente, no quedarán impunes.
Se registran minuciosamente. Los organizadores y ejecutores serán castigados inevitablemente.