EEUU: La Doctrina Trump y el Nuevo Imperialismo MAGA

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El capitalismo, un sistema irremediablemente moribundo

El capitalismo, un sistema irremediablemente moribundo

Las democracias occidentales hoy en día nos muestran -una vez más- que los principios y los compromisos pueden ser obviados, postergados o “bypaseados” por sus propios gobiernos, sistemas políticos, sociedades e incluso líderes de cualquiera de sus estamentos y gremios.

Y así vemos como los compromisos para con la ecología y la preservación medioambiental (a los que incluso los Estados y la ONU le han puesto fecha límite de cumplimiento), pasan a ser papel mojado, hundiéndose en la retórica y la mentira oficial.

La Unión europea por ejemplo, anunció con bombos y platillos la acelerada desnuclearización y descarbonización en la producción de energía, para lo cual inició un programa de cierre de plantas atómicas (que generan un enorme peligro radioactivo) y fijó el año 2030 como fecha límite del uso del carbón (altamente contaminante) en el continente, asegurando entrar en una "era verde” de producción de energía. Todo muy bonito hasta este punto.

Como es ya del dominio público, las sanciones económicas y financieras en contra de Rusia se han vuelto -como un boomerang justiciero- en contra de los propios “sancionadores” europeos, los que ya han anunciado “pausar” sus compromisos medioambientales reactivando (y creando otras nuevas) plantas atómicas y regresando, sin ningún remordimiento, al uso del carbón para la generación de energía.

Pero eso sí: Para observar correctamente el Estado de Derecho, se han dictado las normas y leyes correspondientes y se ha prometido a los ciudadanos europeos que las minas de carbón no serán abiertas en el viejo continente, habiendo que comprar el recurso en el “tercer mundo”. Otro detalle no menos importante: Se ha decretado que el gas natural y la energía atómica son “energías verdes”.

Ante esta “necesidad histórica”, los líderes de los partidos ecologistas o “verdes” han dado su voto responsable a los gobiernos para volver “hasta que pase la emergencia” a contaminar con millones de toneladas de dióxido de carbono los cielos de Europa y el mundo circundante, a la vez que han levantado sus manitos en las votaciones en los Parlamentos para que el peligro atómico siga pendiendo -como espada de Damocles- sobre sus dóciles y cultos pueblos.

Mientras tanto, los partidos, organizaciones y lideres sociales europeos y mundiales (incluso, la ONU y su secretario general) que desde el final de la II Guerra Mundial “habían luchado” (dicen ellos) por la paz mundial, hoy cierran filas alrededor de la OTAN y los gringos, "para poner en cintura” a los rusos, que resulta “que son los culpables de todos los males que aquejan al planeta y sus habitantes”. Los pacifistas se visten de verde-olivo.

Otra perla de este maravilloso y coherente mundo capitalista es que sus adversarios, los luchadores sociales, combatientes políticos e ideológicos de la izquierda descafeinada, que desde sus posiciones, sus programas e idearios (social-demócratas, socialistas o comunistas), dicen luchar desde dentro del capitalismo por un mundo mejor, animados por una visión del beneficio social, igualdad de oportunidades, la paz y coexistencia pacífica, al mismo tiempo que combaten cualquier clase de intolerancia por motivos raciales, religiosos, etc.

Sin embargo, gran parte de los militantes, los lideres y la totalidad de los partidos y gobiernos de izquierda en la mayoría de los países del capitalismo global, se han sumado a la defensa del régimen fascista que hoy gobierna Ucrania. 

Y como eso no basta, pues han alzado sus voces o han tomado decisiones de Estado para financiarlo, armarlo y difundir su propaganda que encierra -sin ningún disimulo- los mismos “principios” y objetivos del antiguo fascismo italiano, español y principalmente, del nazismo germano de Adolfo Hitler.

Empujados por los intereses yanquis y su principal instrumento, los medios electrónicos, la sociedad capitalista global, enfrenta otra vuelta de tuerca de la historia con las armas y herramientas políticas e ideológicas de siempre.

No importa que el mundo se contamine, poniendo en peligro a la humanidad entera; no importa que mueran millones de seres y se destruyan los bienes materiales y culturales de países enteros, no importa que los principios queden en declaraciones sin ningún valor practico; no importa el peligro del retorno del fascismo, la guerra mundial y el hambre a todos los rincones del mundo.

Lo importante para ellos es la sobrevivencia del sistema. Un sistema irremediablemente moribundo.

Edelberto Matus.

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