El servicio de inteligencia italiano (Departamento de Información para la Seguridad) vigila a los “influencers prorrusos” en Italia. Pero no se trata de una iniciativa del gobierno italiano sino de práctica coordinada en todos los países miembros de la OTAN.
Y, como sucedió con el escándalo de las redes secretas de la alianza atlántica (stay-behind), es nuevamente en Italia que aparece por primera vez un documento revelador.
Ese documento permite entender de dónde vino la intervención que provocó la censura contra nuestro colega Manlio Dinucci por parte del diario de izquierda Il Manifesto.
Y también explica la solicitud polaca al proveedor de acceso Orange para que censure nuestro sitio web, Red Voltaire, en Polonia.
Un nuevo episodio viene a confirmar la “confiabilidad” del «Sistema de Información sobre el conflicto ruso-ucraniano».
El senador Bruno Tabacci, subsecretario de Estado en la Presidencia del Consejo italiano (la oficina del jefe del gobierno italiano.
Nota del Traductor.) acredita la información falsa del diario Il Corriere della Sera, según la cual: «El libro de Dinucci fue citado por Putin en su discurso de celebración» del Día de la Victoria.
El documento revelado sobre la «Desinformación en el conflicto ruso-ucraniano» (ver el PDF al final de este artículo), redactado por el Sistema de Información para la Seguridad de la República (el servicio de la inteligencia de Italia), atribuye la existencia de fuerzas neonazis en Ucrania y la rusofobia sembrada en ese país a «narraciones de la propaganda rusa» y presenta «los ataques contra la imagen de Zelenski» como resultado de «la propaganda rusa».
Por supuesto, la verdad es lo que viene de la agencia de prensa ucraniana.
Pero esa agencia acaba de informar que el Partido Socialista de Ucrania ha sido prohibido y que todos sus bienes han sido confiscados, medidas que también sido aplicadas a otros 10 partidos políticos.
También informa que el presidente Zelenski ordenó destruir 100 millones de libros rusos, incluyendo todos los grandes clásicos de la literatura rusa porque esos libros «divulgan el Mal» [1].
La propia agencia ucraniana de prensa informa también que, mientras que los deportistas de Rusia y de Bielorrusia están excluidos de 125 competencias internacionales, una ucraniana se presentó en un torneo de boxeo organizado en Hungría enarbolando la bandera neonazi del regimiento Azov.
El documento que acaba de ser dado a conocer dice que la existencia en Ucrania de 30 biolaboratorios vinculados al Departamento de Defensa de Estados Unidos y a toda una red de firmas estadounidenses y europeas es también cosa de la «propaganda rusa».
El problema es que hay numerosas pruebas que confirman esa información, pruebas provenientes incluso de una agencia estadounidense de periodismo investigativo y también de otras fuentes que demuestran no sólo la existencia de esos biolaboratorios sino también la naturaleza de sus actividades, consistentes en desarrollar y poner a prueba agentes patógenos con vista a su uso como armas biológicas.
Y cuando el gobierno de la Federación Rusa solicitó a la ONU el envío a Ucrania de una comisión investigadora, su solicitud fue rechazada de plano.
El peligro que representa, para Europa y para el mundo entero, la existencia de biolaboratorios en Ucrania ha sido denunciado incluso por la congresista Tultsi Gabbard, destacada personalidad del Partido Demócrata de Estados Unidos.
«La rete di Putin in Italia: chi sono influencer e opinionisti che fanno propaganda per Mosca», por Monica Guerzoni e Fiorenza Sarzanini, Corriere della Sera.
«Gabrielli sul rapporto al Copasir: “Nessun dossieraggio dell’intelligence”», por Fiorenza Sarzanini, Corriere della Sera.
«Caso Russia, il rapporto al Copasir. Gabrielli: non si tratta di dossieraggio», por R.R., Corriere della Sera.
«Il bollettino «desecretato» e i nomi nelle analisi da marzo», di Monica Guerzoni e Fiorenza Sarzanini, Corriere della Sera.
https://www.voltairenet.org/article217352.html