VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Y mientras tanto, en el Sahara Occidental…


Los medios nos cuentan su versión de una guerra que aunque lejana esta cambiando al mundo, pero que a su vez es usada para tratar de ocultar la lucha cotidiana de la gente y de los pueblos.

La maquinaria propagandística global al servicio del Imperialismo yanqui y el capitalismo mundial manipula la percepción de la desprevenida opinión pública, haciéndole creer que destruir a Rusia política, cultural y fácticamente es lo más importante y necesario.

La deconstrucción de la historia y la imposición de la “posverdad” a favor del relato globalista, trata a toda costa de ser “infiltrada” en la psiquis de los habitantes del planeta en busca del control y el cambio de actitud a favor de un sistema político, económico e ideológico que irremediablemente está condenado y que tiene que dar paso a la multipolaridad, pues de lo contrario la humanidad misma perecerá ante los abusos del Capitalismo salvaje.

Pero tras el humo del conflicto en Ucrania, provocado calculadamente por los yanquis y la OTAN principalmente, se trata de esconder la verdadera agenda occidental, que no se limita a intentar debilitar o destruir a Rusia y China.

Se atiza con más fuerza el conflicto en Medio Oriente (Francia declara que Occidente " no debe de salir de Siria"); se ahoga en sangre y por hambre a Yemen; prosigue el despojo sangriento de las tierras palestinas; se intenta chantajear a Venezuela e Irán; obligan a cambios en la conducción política en Paquistán, presionan a India, Hungría, Argentina y otros países a no apoyar a Rusia aunque eso sea perjudicial para sus propias economías; avivan conflictos en África para restarle poder a China en la región; se construyen nuevas alianzas militares en la región de Indo-Pacífico, apuntando al cerco contra China, al mismo tiempo que los yanquis estimulan al gobierno taiwanés para que declare su “independencia”, tratando de iniciar un conflicto de alcances desconocidos.

Entre todas estas acciones de abierta intención de control geopolítico, se activa otra de capital importancia para el dominio militar del Mar Mediterráneo y África:

El posicionamiento de Marruecos (aliado incondicional de Estados Unidos) como potencia regional.

Para esto, el gobierno yanqui (entonces encabezado por Donald Trump) fue el primer Estado en “reconocer la soberanía” de Marruecos sobre el ochenta por ciento del territorio ocupado ilegalmente a la República Árabe Saharaui Democrática.

A cambio, Marruecos reconoció oficialmente la existencia del Estado de Israel, entregó más concesiones de exploración de yacimientos de gas natural a compañías occidentales y por supuesto, profundizó aún más su dependencia política y militar en relación con los EE. UU.

España dejó de ser, a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, una potencia colonial en el Norte de África.

Desde entonces había mantenido cierto equilibrio en relación al conflicto entre sus antiguas colonias del Sahara occidental, aunque una tensa relación con Marruecos que no ha renunciado a recuperar los actuales enclaves españoles de Ceuta y Melilla y las islas Canarias, además de porciones del territorio de Mauritania y Argelia que -según la monarquía marroquí- les pertenecen.

Recientemente, el actual gobierno “socialista” de Pedro Sánchez, inconsultamente y cediendo a las presiones del gobierno de Joe Biden, ha empezado a “mejorar” las relaciones con su hasta hace días enconado adversario, pero a un costo que tendrán que pagar los patriotas sarahuies y su organización, el Frente Polisario; que luchan justamente por la liberación del territorio invadido por Marruecos.

El genuflexo gobierno español aduce que este "acercamiento" a la monarquía marroquí tiene que ver con frenar las oleadas de indocumentados africanos que escalan las barreras de Melilla y Ceuta a través de Marruecos, y quizá la ampliación de las fuentes de gas natural para " acabar con la dependencia energética europea de Rusia". Puros cuentos.

Así, Sánchez, ha reconocido la “Idoneidad” del plan de resolución marroquí que desde hace décadas ha querido imponer y que deja en su poder el territorio usurpado.

A todas luces, la OTAN necesita el territorio Marroquí (que incluye a Ceuta y Melilla y que de frente tienen a Gibraltar en poder de Gran Bretaña, es decir de la OTAN) para cerrar “la puerta” del Mediterráneo a los buques enemigos (léase Rusia y China) si fuera necesario, controlando el Cercano y Medio Oriente y el estratégico paso hacia el Mar Negro.

España -a la larga- puede perder el control de sus últimos enclaves en el Norte africano a manos del creciente poder militar marroquí que advierte la debilidad española. 

Pero al parecer para España más vale la sumisión a los dictados yanquis que los propios intereses de su país. Sin gran incidencia política y económica en el espacio hispanohablante ( léase América Latina) y con una mediocre proyección hacia dentro de la UE, España se ha convertido en un títere de los intereses norteamericanos y atlantistas. 

Y no se vislumbra ningún cambio en tan penosa situación.

El rey Mohamed VI está feliz con este triunfo de su diplomacia. Espera que con la ayuda gringa pueda pronto obtener el premio mayor: La legalización internacional del territorio robado, que hasta ahora ha encerrado tras miles de kilómetros de muros y ametralladoras.

La ONU, que hoy se ha quitado la careta y se muestra como un instrumento de la política exterior norteamericana, y los países árabes que cada día van acercándose más a los intereses israelíes en la región (a excepción de Argelia) ya no son un bastión seguro para defender una salida al conflicto, favorable a la República Árabe Saharaui Democrática.

Definitivamente, el mundo ha entrado en un nuevo paradigma histórico donde lo viejo lucha por subsistir y lo nuevo propugna por surgir. 

Sin embargo, la lucha de los pueblos aún los más pequeños y olvidados, tampoco se detiene, pues son parte de ese cambio.

La República Árabe Saharaui Democrática y su vanguardia, el Frente Polisario, luchan y seguirán luchando contra la agenda imperialista y globalista que pretende robarle su preciado territorio, su cultura y su derecho a la paz, al progreso y la autodeterminación.

Nosotros, nicaragüenses, debemos estar atentos, pues estemos seguros que también seguimos en la mira de nuestros enemigos de siempre.

Edelberto Matus.

Related Posts

Subscribe Our Newsletter