En toda la historia de Nicaragua y quizá de América Latina, en ninguna organización política y ningún gobierno, ha existido y hay más inclusión y empoderamiento (tanto en la lucha social y política, como en sus reivindicaciones como género) que en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, desde su fundación y hasta el día de hoy.
Hay que subrayar que estos logros de la mujer sandinista y por extensión, de la mujer nicaragüense, nunca han sido una graciosa concesión, sino un derecho conquistado por ellas con sufrimientos, sangre y sobre todo, convicción y lucha sin tregua.
Desde las mujeres de las tribus indígenas que durante la invasión española y el periodo colonial resistieron junto a sus pueblos la barbarie extranjera y la esclavitud, pasando por las mujeres-guerreras de los sangrientos años posteriores a la Independencia, la lucha sandinista en las montañas segovianas, la resistencia a la dictadura somocista, la lucha sindical contra la explotación capitalista, hasta llegar a la integración como combatientes y colaboradoras del FSLN en su etapa guerrillera y luego, como puntal y vanguardia del Sandinismo en el poder, nuestra historia es impensable sin ellas.
Fueron también las mujeres que desde sus humildes hogares, desde sus empleo cuasi-serviles en las casas de la oligarquía y “clase media", desde los campos de cultivo, las obras públicas, los talleres y fábricas, las que han ayudado -en silencio, sin reconocimiento social alguno- a construir y desarrollar a nuestro país con inclusión y siempre defendiendo nuestra soberanía.
Esas mujeres anónimas o conocidas (madres, esposas, hermanas e hijas) que sufrieron a la par de los combatientes sociales que a través de toda nuestra historia han luchado contra las dictaduras, las élites explotadoras y los invasores.
Las mujeres que hoy están en todos los niveles y campos del trabajo de nuestra sociedad, inmersas en las actividades, planes y programas del gobierno revolucionario del FSLN, las madres, las emprendedoras, las estudiantes e intelectuales, obreras y campesinas, las profesionales, las trabajadoras del Estado, las ministras, las militantes y funcionarias del Partido, las que caminan en los barrios llevando salud y alimentos.
A todas…
¡Felicidades y muchas gracias!
Edelberto Matus.