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El execrable racismo de medios occidentales


¿Es algo nuevo? Para nada. Desde hace mucho se ha detectado el desprecio que tienen los grandes diarios y las cadenas de televisión occidentales (Europa y Estados Unidos) por las víctimas de los conflictos de guerra en Medio Oriente, África y Asia.


La crisis en Ucrania ha sacado a luz los prejuicios raciales de los periodistas de estos grandes medios pertenecientes a corporaciones capitalistas, que de manera “casual”, según CNN, se pusieron a hacer comparaciones entre las víctimas ucranianas, “blancas, rubias, de ojos azules, cristianas, de clase media”, con las demás etnias –africanas, asiáticas y árabes, mestizos- que apenas calzan en sus modelos como seres humanos.

¿Será casualidad, entonces, que el mundo occidental –blanco, ojos azules, rubio y cristiano- haya visto como normal e incluso aplaudido los millones de asesinados por las hordas norteamericanas y europeas de la OTAN en naciones como Irak, Siria, Afganistán y otros?

¿Fue olvido el que el mundo occidental, que se dice tan preocupado por los “derechos humanos” en el planeta ignorara a propósito el genocidio que en 1994, y durante casi tres meses ejecutara en Ruanda la etnia Hutu sobre la Tutsi, que terminó con el exterminio de más de un millón de personas, la mayoría ejecutada con machetes?

Más de 500 mil mujeres fueron violadas mientras duró la aniquilación de los Tutsi, lo que no le importó siquiera a las famosas Naciones Unidas, que hace poco también saltó defendiendo a los blancos de Ucrania, los que por supuesto tampoco merecen morir, pero que están siendo lanzados al despeñadero por quienes no sienten ningún aprecio por los niños, mujeres y hombres asesinados en Palestina, por decir algo que sigue vigente, mientras Occidente hace como que la diaria matanza de parte de Israel no existe.

Vean lo que dijeron los periodistas occidentales sobre el conflicto en Ucrania, según CNN:

«Este no es un lugar, con el debido respeto, como Iraq o Afganistán, que ha sufrido un conflicto durante décadas», dijo el corresponsal extranjero de CBS News, Charlie D’Agata, refiriéndose a Ucrania. «Sabes, esta es una ciudad relativamente civilizada, relativamente europea». Más tarde se disculpó.

Otros medios de comunicación se solidarizaron con las víctimas ucranianas, y los entrevistados y corresponsales señalaron que, a diferencia de los refugiados del Medio Oriente, las víctimas ucranianas eran «blancas», «cristianas», «de clase media», «rubias» y «de ojos azules».

La misma CNN reportó la natural indignación en el mundo árabe.

La cobertura de los medios llevó a la Asociación de Periodistas Árabes y del Medio Oriente, con sede en Nueva York, a emitir una declaración condenando la «mentalidad generalizada en el periodismo occidental de normalizar la tragedia» en lugares como el Medio Oriente.

Su presidenta, Hoda Osman, que ha reportado para varios medios de comunicación occidentales, incluidos France24, ABC News y CBS News, dijo que el contraste entre la cobertura de las víctimas occidentales y las de Medio Oriente demuestra una deshumanización de estas últimas.

CNN evita llamar a las cosas por su nombre y en vez de llamar racismo a las expresiones de los chelitos periodistas occidentales, prefiere llamarle “sesgo”, palabra que no grafica el sentimiento de los corresponsales en toda su magnitud.

La nota de CNN pareció ser más una “curiosidad” que una denuncia o una preocupación por el racismo en el mundo y que propicia la inmensa desigualdad existente entre blancos, negros, asiáticos, árabes y mestizos.

Recordemos quiénes son los recibidos con los brazos abiertos cuando migran hacia Estados Unidos o Europa, y quiénes rechazados o dejados morir ahogados junto a sus niños en el mediterráneo, o perseguidos, segregados, arrinconados y humillados si logran asentarse en ciudades occidentales.

Recordemos también que aquí, en nuestro subcontinente mestizo, existen personas como el actual presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien hace menos de un año, a fin de congraciarse con los europeos, dijo que “… los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de Europa”.

Se disculpó Fernández, pero al igual que los periodistas occidentales que cubren actualmente el conflicto entre Rusia y Ucrania, dijo lo que pensaba y sentía, es decir, su execrable racismo.

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