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Reformismo Y Contrarrevolución


El socialismo de reforma es como el camino más largo hacia el capitalismo puro.

Para la reforma, las revoluciones no son revoluciones, sino "procesos graduales de cambio". Manchas en pantalones podridos que tarde o temprano se caen. Es un desagüe, bajo el esquema funcionalista de una “revolución de vez en cuando”.

Toda reforma tiene su techo. Son economías artificiales de un Estado que pretende ser intermediario entre ricos y pobres, complaciendo a ambos con subsidios que benefician al capital y despojan al trabajador. Eventualmente estos diques se rompen porque las leyes del mercado continúan su curso fatal e inexorable.

Un proceso es reformista en la medida en que fortalece la tutela copulativa de entristas y tribunales por encima de las iniciativas sociales, institucionalizando la participación del pueblo, contaminándolo de vicios burocráticos, premiando la acrítica y el jalamecatismo, además de criminalizar e inhabilitar las conductas y aportes revolucionarios. radicales Separa a las masas de su lucha de clases, subordinando la lucha a formalidades legales y procedimientos administrativos.

Es una ingenuidad estratégica que muestra una clara incomprensión sobre el carácter estructural de las relaciones de dominación burguesa, bien demostrada en la historia, y que no puede ser abolida paulatinamente bajo la consigna del “bienestar progresista” y positivista. Simbiosis de "lo mejor del capitalismo" con lo mejor del socialismo.

La pretensión de hacer una "revolución" sin una verdadera revolución está resurgiendo en América Latina. Su propósito es vaciar los logros conceptuales más valiosos del contenido. 

Su socialismo “actualizado” valora el mercado como motor de progreso y de nuevos empresarios y grupos laborales, empresarios de supervivencia, que serían el pasto de los más fuertes.

Parten de nuevos e ilustres intermediarios, capaces de conducir al pueblo por un camino tortuoso de pequeñas reformas, realizadas en el marco de la legalidad burguesa, que se acumulan hasta llegar al conjunto, desapareciendo por arte de magia el capitalismo.

Se basan en el concepto de __Modo de Desarrollo_, entendiéndolo como el conjunto articulado de ideas, instituciones políticas y legislativas que definen una estrategia de cambio económico y social. Para ponerlos en práctica, deben realizarse dentro del Estado. Las transformaciones son siempre conflictivas y contradictorias en sus resultados. una entropía constante.

Además, el logro de los objetivos va modificando paulatinamente las estructuras iniciales, en términos políticos, económicos, sociales y culturales, y creando desequilibrios, hasta hacerlos incompatibles con el actual modo de desarrollo. 

Esto se expresa en forma de crisis, que afecta a todo el sistema mismo. Bajo esta concepción, los grupos no tradicionales asumen la superestructura y, a la sombra de un estado rentista, paternal y patronal, se afirman con amplia capacidad de penetración social.

Promueven una burguesía "progresista y nacionalista" que logrará la conciliación de clases. Bajo este supuesto, la burguesía se industrializará, formando grandes contingentes de proletarios, condición per se del cambio social, “gravitadores y sujetos históricos” de la transformación revolucionaria.

Serían proyectos de capitalismo nacional opuestos al neoliberalismo. 

El buen capital se concibe en oposición al mal capital. Detrás de esta declaración se esconden cientos de pactos y acuerdos secretos con un sector de la burguesía y con fracciones burocráticas y militares dentro del Estado.

Las elecciones serían el mecanismo de negociación social para disolver allí los intereses de clase antagónicos. Es un Estado intermediario y mediador de la lucha de clases, que en términos ambivalentes exhorta al cambio ya la vez lo retrasa, por los intereses creados en un líder multiclasista y nuevos dueños.

Las victorias obtenidas por la vía electoral invisibilizan a los explotados y los desmovilizan como protagonistas del llamado “proceso”.

Es una refundación capitalista. Son "modificaciones graduales" inofensivas dentro de la estructura capitalista, utilizadas para descomprimir la presión social.

 Son solo cambios de forma para que todo siga igual. La reforma solo exige políticas prudentes de lo que es factible-posible.

Para la revolución de lo imposible, todo es realizable a condición de ser bastante insensato, atacando el orden burgués, en un acto que transgrede el statu quo, creando paralelismos, desbordes, ante las necesidades crecientes y la autonomía de clase, para reventar lo viejo. estado bajo una perspectiva comunal.

El Socialismo por construir tiene mucho más que ver con la ética. Y, por supuesto, en la resolución de la contradicción Capital-Trabajo. Su mayor anhelo debe ser crear hombres libres y responsables. Seres humanos con la capacidad de actuar sin coerción.

La sociedad a la que aspira es una en la que los espacios se compartan, no como rendiciones silenciosas, sino como diálogos argumentativos entre iguales que constantemente acuerdan y rectifican.

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