Desde hace algún tiempo los especialistas (economistas, historiadores, sociólogos, diplomáticos y analistas de las Relaciones Internacionales, militares, políticos, etc.) ya sabían que el Sistema capitalista y sus modelos estaban en crisis y lo que es peor, en decadencia.
Hoy, la mayor parte de los ciudadanos del mundo, incluso los menos informados lo saben. Y lo que resulta más sorprendente es que la propia población de las “cities” del poder del Capitalismo global y sus propias élites también lo saben. Y por tanto todos se preparan –espantados- navegando en curso de colisión hacia un mundo multipolar o en su defecto y como producto de la insensatez (si no pueden o quieren cambiar de rumbo), al final violento de la humanidad.
El Imperialismo y sus subordinados, tercos e intransigentes se aferran (al igual que el “Titanic” condenado al naufragio) a una historia de opulencia, desenfreno e imposiciones que la Sociedad humana, la realidad política y socio-económica y el Planeta mismo ya no pueden soportar.
Una sociedad más interconectada e informada, deseosa de participar del festín de los países del Norte global del que se les ha excluido; el surgimiento de potentes competidores, poseedores de las herramientas y las armas para defenestrar al decrépito tío Sam y a los suyos; un Planeta contaminado y una Naturaleza expoliada, a los que la sociedad industrial y de consumo, las necesidades crecientes de una población cada vez más segregada y hambrienta los llevan al colapso.
Y por si lo anterior fuera poco: La lucha incesante de los pueblos oprimidos por los derechos humanos, la justicia social y el respeto a su autodeterminación y soberanía, sigue estando presente en todos los rincones del mundo.
El Imperialismo yaqui se aferra al pasado, creando una agenda agresiva imposible de cumplir:
Pretende obviar al devenir histórico, intentando destruir por ahogo económico o fuerza militar a la República Popular China y a la Federación Rusa. “Sanciones” económicas, cerco militar, aislamiento diplomático o una nueva “Guerra fría” que drene recursos de estos gigantes hacia la inutilidad de la carrera armamentística. Nada le dará el resultado esperado al último Imperio anglosajón, pues estos dos “pesos pesados” son imbatibles, poderosos y tienen también mucha ambición de poder.
En su empeño de sobrevivencia, el Imperialismo daña los interese vitales de sus propios aliados, compromete las pequeñas agendas políticas, sociales y económicas de su corolario de seguidores y súbditos alrededor del mundo.
Los países latinoamericanos no son una excepción en esta planificación perversa de los estrategas de Washington.
Nada queda por fuera, todo es importante, incluso destruir a un pacífico gobierno de un pequeño país llamado Nicaragua. Es geopolítica, geoeconómica, poder global e ideología.
Dicen esos estrategas que Cuba, Venezuela y Nicaragua son una “amenaza a la seguridad nacional para su país. Y tienen razón, pues somos potencias morales. Somos -a nivel político- la llama ardiente de la Revolución latinoamericana y mundial, con una Política Exterior independiente y soberana, con un modelo de desarrollo alternativo e inclusivo.
Y además, un bastión contra el avance en el Continente del modelo neoliberal, depredador y entreguista que impera en el resto de América Latina y que agobia a sus respectivos pueblos.
Los yaquis crearon agencias gubernamentales especiales y fomentaron la creación de un archipiélago de instituciones privadas de ultraderecha (ONG, asociaciones profesionales, partidos políticos, habilitación financiera y apoyo técnico para Universidades, medios de comunicación, centros de pensamiento, etc.) para financiar la actividad quintacolumnista dentro de estos tres Estados soberanos y el resto de países del Continente.
Contaminaron (más propiamente, infiltraron) a organizaciones, partidos y dirigentes políticos de la izquierdas “dura” y “light” de países con gran tradición de lucha popular y revolucionaria como México, Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, Brasil, etc.
Al igual que antes lo había hecho con la izquierda europea que desde su triste particularidad vienen atacando y desacreditando coordinadamente con la derecha a los verdaderos revolucionarios latinoamericanos.
Para contener la lucha libertaria de los pueblos latinoamericanos, el Imperio intenta blindar su “sistema democrático” hemisférico, permitiendo el acceso al poder (en cada una de sus naciones) preferentemente a representantes de las élites de la oligarquía o de la burguesía pro-yanqui, y si esto no fuera posible, “permitir” fugaces gobiernos con “tintes” de izquierda, salidos de ONG coaptadas, movimientos sociales y políticos populistas controlados y partidos de la izquierda tradicional “descafeinados” de su esencia socialista y revolucionaria.
Los líderes y grupos que no cuadran con estos “perfiles” se quedan en el intento o son defenestrados del poder (como el compañero Evo Morales), pues nunca aceptarían ser parte de la agenda política imperialista, ni permitirían el saqueo de los recursos naturales de sus naciones.
Los yanquis involucraron en un esfuerzo conjunto al Reino Unido y a Francia con el mismo objetivo, para presionar a líderes y gobernantes de sus antiguas colonias antillanas para sumarse al cerco político contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.
España y Canadá, muy deseosas de salir de la nadería política y su nula proyección continental y mundial son parte principal de este teatro mediático, que va tomando rumbos más serios para los ciudadanos de nuestros países al llevar sus acciones del plano declaratorio, a la práctica diplomática, política y (por medio de sanciones directas) al daño a la economía y las finanzas de estas tres naciones dignas e indoblegables.
En esta agenda de agresión juegan un importante rol algunos organismos internacionales, muy especialmente la OEA, quien desde hace años viene irrespetando la soberanía y el Estado de Derecho de nuestro país.
Desde 1959 los gringos han creado en su país un vil entramado jurídico de cientos de leyes para destruir a la Revolución cubana y desde el arribo al poder del Comandante Chávez y el pueblo bolivariano de Venezuela, también han promulgado decenas de leyes con el mismo fin.
En cuanto a Nicaragua, el Congreso bicameral yaqui ha promulgado -a moción de diputados ultra- derechistas de origen cubano y mexicano- algunas leyes injerencistas y reñidas con el Derecho Internacional como las llamadas “Magnitsky Act” y Ley “RENACER” (por sus siglas en ingles), que en líneas generales pretenden coartar el derecho de nuestro país de hacer uso del sistema financiero internacional, evitar que tengamos relaciones amistosas y de mutuo beneficio con otras naciones (principalmente con la Federación Rusa) y acosar ilegalmente a nuestros líderes y funcionarios de Estado.
Esta “agenda” global del Imperialismo yanqui y sus secuaces (particularmente, para A.L. y Nicaragua), nos recuerda la infame “política de las tres P” del fundador de la dinastía somocista: “Plata para los amigos, palo para los indecisos y plomo para los enemigos”.
Sin embargo, tal agenda no sólo está condenada al fracaso, sino que ya en este momento está siendo derrotada por Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Cuba derrota a la “nueva” estrategia de “golpe suave” y continua rompiendo el bloqueo a la Isla. Derrotada a la pandemia, inicia una nueva estrategia socio-económica que persigue el bienestar del pueblo cubano y la defensa de la Revolución socialista.
Venezuela derrota la quimera política representada por la “presidencia interina” de un tal Guaidó, abre un hueco en las “sanciones “ económicas que cada día se ensancha y profundiza levantando la producción y exportación petrolera.
Y a nivel político, conduce exitosamente la iniciativa estratégica en la política de conciliación nacional, al mismo tiempo que consolida la Revolución bolivariana.
Nicaragua, pese a los planes y acciones de los enemigos internos y externos, sigue por la senda de la victoria:
El pueblo nicaragüense a elegido en medio de la parafernalia antisandinista internacional (con un caudal de votos abrumador) nuevamente al Frente Sandinista, al Comandante Daniel y la compañera Rosario para gobernar Nicaragua con mandato constitucional durante los próximos cinco años.
Se consolida un valioso grupo de países como amigos y socios del pueblo nicaragüense y la RPS, que garantizan apoyo político e intercambio comercial de mutuo beneficio.
Al mismo tiempo, la militancia y simpatizantes sandinistas cerramos filas alrededor de nuestro partido, trabajando incansablemente en apoyo a nuestro gobierno en las pequeñas y grandes tareas de gobernación y construcción de un país cada día mejor, donde todos podamos vivir en paz, progreso y bienestar.
Pero esto no es fácil. Aquella agenda imperialista de agresión e imposiciones pretende manifestarse en todo nuestro espectro vital y quizá nos obliguen a abandonar espacios de la política internacional como la OEA, comisiones y tratados mediante los cuales quieren convertirnos en parias internacionales, pisotear nuestra dignidad nacional, nuestras leyes e imponernos sus caprichos.
Tendremos que acercarnos a nuestros aliados más valiosos y buscar otros nuevos, por reciprocidad o respuesta a actos agresivos quizá romper relaciones diplomáticas con algunos Estados agresores o irrespetuosos (inclusive con los mismos Estados Unidos), fortalecer la Defensa de nuestro país, fortalecer la unidad nacional, profundizar y ampliar la educación política e ideológica de la población e imponer el imperio de la Ley a los traidores.
Quizá nos obliguen a retomar en nuestras manos los Recursos Naturales de nuestro país, volver los ojos al campo y la agro-industria con estrategias de protección medioambiental que garanticen mayor productividad; sumarnos al " tren" de las nuevas tecnologías impulsadas desde un nuevo concepto de educación universitaria y técnica. De seguro encontraremos la clave para seguir creciendo económicamente.
Todo será válido en esa guerra no-declarada que intenta ya imponernos la agenda agresiva e irresponsable del Imperialismo y sus secuaces.
Al final, con unidad y lealtad a nuestra Revolución y a nuestro pueblo, como Cuba y Venezuela, triunfaremos.
Edelberto Matus.