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Nicaragua: ¿Hemos asegurado la victoria electoral del Sandinismo ?


Si hay algo en que (se diga o no) existe consenso de opinión tanto nacional como internacional, inclusive entre nuestros adversarios, es la inigualable capacidad de negociación del Frente Sandinista, siempre apegado a la Constitución, a la enorme experiencia y habilidad política en función de la paz y la reconciliación de la Nación y del pueblo nicaragüense de nuestro máximo líder, Comandante Daniel Ortega Saavedra.

La exitosa e inclusiva elección por parte de la Asamblea Nacional de Nicaragua de los magistrados del Consejo Supremo Electoral, en concordancia con la Ley Electoral y sus reformas y la inscripción de las alianzas de partidos que tomarán parte en las Elecciones del próximo noviembre, aún con sus matices, son una muestra fehaciente de lo anteriormente escrito.

Las fuerzas políticas adversas al FSLN representadas en la AN, aunque sin perder de vista y sin renunciar a sus intereses de clase, visión política e ideológica e inclusive a sus propósitos particulares, lograron arribar a acuerdos que salvaguardan el interés mayor de la patria, que es la preservación de la soberanía y la paz. 

A pesar de las enormes presiones externas y los intereses de las élites e individuos vendepatrias que ambicionan asaltar el poder gubernamental a cualquier costo, el FSLN logró negociar con estos partidos, escoger y ratificar a las autoridades electorales en consenso e inclusive, logró acercar al partido regional YATAMA y a su principal líder a posibles negociaciones que lo alejen de la confrontación y entreguismo de los bloques de la derecha golpista, en el entendido que entre nicaragüenses y con visión de nación, cualquier negociación es procedente y necesaria.

Este doce de mayo recién pasado también nos dejó una gran lección: Nuestros líderes y operarios políticos sandinistas no descansan y trabajan intensamente en encontrar salidas cívicas y no-confrontativas a las crisis o retos que nuestro sistema político y la nación enfrenta, ya sea por causas coyunturales y ordinarias o debido a los intereses mezquinos, planes y acciones fabricados por nuestros oponentes y enemigos extranjeros y nacionales.

Qué nuestros adversarios divididos en bloques opositores (aunque con los mismo objetivos) no hayan logrado acordar una alianza única para enfrentarnos en las próximas elecciones presidenciales y legislativas, no es producto únicamente de sus desmedidas ambiciones e incapacidad de generar asociación organizativa, política y empática entre ellos mismos, sino que también es resultado de sus ambiciones económicas, sus proyectos políticos divergentes, asuntos de incompatibilidad de clases (imaginémonos, por ejemplo, en una fórmula que intente funcionar entre algún representante de la oligarquía blancoide como los Chamorro o Arturo Cruz con un lumpen proletario como Medardo Mairena), pero más importante y determinante aún fue el trabajo de nuestro partido por profundizar esas diferencias, por atomizarlos y exhibir sus carencias, debilidades y ambición.

Pero, hagámonos la pregunta más importante: 

¿Es eso suficiente? ¿Hemos asegurado la victoria electoral del Sandinismo con la certeza que ya no se presentarán en una sola alianza?  Definitivamente que no. 

Y nuestro liderazgo lo sabe, aunque pareciera que acá en la militancia de base muchos estamos convencidos que el triunfo en los comicios del siete de noviembre próximo “ya lo tenemos en la bolsa”.

Es obvio que desde el punto jurídico-legal nuestros adversarios, constituidos en partidos, ya no podrán ir en una sola alianza (CxL / Alianza Cívica + PRD/Coalición Nacional), que incluye a una constelación de siglas y ONG que en realidad no representan a nadie, pero que cuentan con el poderoso apalancamiento financiero del Imperialismo yanqui, de los racistas y neocolonialistas de la Unión Europea y decenas de instituciones ultraconservadoras del capitalismo global. Sin embargo, intentaran seguramente hacer otras maniobras (legales o no) en lo que resta del proceso.

Una de ellas tiene que ver con canibalismo político puro: Los dueños de la plata exigirán a los asociados, ya sea de uno u otro bloque (el que se muestre más genuflexo), a pasarse a la coalición inscrita liderada por CxL o nuclease alrededor del PRD, en cualquiera de los casos dejando como saco vacío a una de ellas.

La “brillante” propuesta adelantada por el tránsfuga metido a buen componedor Carlos Tünnermann de que “cada una de los bloques escoja al mismo candidato y lo lleve en su propia boleta”, posiblemente se encontrará con impedimentos ya previstos por la Ley.

Aunque hasta el momento existen cuatro participantes principales avalados por la Ley para competir en los próximos comicios con diferente nivel y capacidad organizativa y de movilización ciudadana (Alianza Nicaragua Triunfa, Alianza Ciudadanos por la Libertad, Partido Restauración Democrática y Partido Liberal Constitucionalista), nadie puede asegurar que avanzado el proceso, uno o dos de los adversarios de la Alianza Nicaragua Triunfa liderada por el FSLN, se retiren de la contienda (al igual que sus candidatos presidenciales) dejando al “más fuerte” (es decir al elegido por los yanquis) en una confrontación “taco a taco” soñada por el golpismo.

Lo anterior es muy difícil que suceda porque el PLC y PRD, por ejemplo (si fueran ellos los “retirados voluntariamente”) perderían su personería jurídica, no tendrían representación nominal en la AN y prácticamente serian devorados para siempre por la alianza o partido “ungido” para enfrentar al FSLN y su alianza.

La derecha no renuncia a llevar de candidato único a un representante de la oligarquía criolla como en el año noventa, tal vez rodeado de una especie de halo mágico y mesiánico al igual que en el noventa, aunque en realidad las condiciones y realidades políticas y sociales del país son otras. Sin embargo, este escenario hipotético representa -queramos o no- un gran reto para nosotros los sandinistas.

Otro escenario por el que la derecha y los gringos “bajan a todos los santos del cielo”, aunque en realidad los gringos no creen en los santos, sino en el dios-dólar, san-cañoneras y los judas locales, es ganar el día siete de noviembre, pero si eso no sucede y si ningún contendiente alcanza el cuarenta por ciento de los votos válidos (ni por supuesto, el treinta y cinco por ciento con una ventaja del cinco por ciento sobre su rival más cercano que lo declararía inmediatamente ganador de las elecciones) esto posibilitaría una inédita hasta hoy (aunque prevista por la Ley electoral) segunda vuelta, donde nuestros adversarios pretenderían nuclear a todo el anti-sandinismo y por medio de su poder mediático, influir en los votantes indecisos, para darle su voto al candidato de la derecha, reeditando lo sucedido recientemente en Ecuador. 

Por eso la importancia de que los sandinistas salgamos a votar TODOS y TEMPRANO para “matar” de entrada y evitarnos complicaciones.

Para lograr aumentar nuestro techo electoral histórico no solo debemos de ir hasta las casas de nuestro Sandinismo histórico y todas las generaciones y llenar esa sillas que hoy lucen semi-vacías en nuestras reuniones de UVE, sino también de influir a los “alejados”, “no-nuestros” y a los indecisos aún no contaminados hasta el tuétano por la propaganda y trabajo mediático del golpismo y las agrupaciones y partidos de la derecha.

Existen otras variantes que podemos considerar desesperadas o extremas, pero que pueden –teóricamente- ser usadas por nuestros adversarios y enemigos políticos: El retiro del proceso electoral de todos los contendientes por parte de la oposición para deslegitimar el proceso y tratar de aislar al gobierno sandinista y en última instancia, apartarlo del poder utilizando el sicariato de la OEA y otras acciones coordinadas.

La más descabellada, pero conociendo el desprecio al Derecho Internacional y la soberanía de los países por parte de los gringos siempre dentro del espectro de lo posible, es una acción extrema desde el exterior, ya sea de contenido punitiva bélica o económica-financiera contra nuestro gobierno o contra nuestro país. La amenaza de Trump de que “todas las opciones están sobre la mesa”, retomada por la actual administración de Biden, también puede ser “re- direccionada” contra Nicaragua a petición de “nuestros” vendepatrias.

A lo interno de la oposición, el mayor perdedor como resultado del fracaso del intento de alianza entre los bloques conformados por los que planificaron y llevaron a cabo el intento de golpe en abril del 18 y otros grupúsculos e individuos oportunistas, es sin duda el MRS (hoy llamado Unión Democrática Renovadora, UNAMOS) y las decenas de ONG tarifados e ilegalmente metidos en política partidista

Sin embargo, es posible que ese aislamiento los orille a tratar de solivianta a grupos de pobladores, jóvenes pobres o los llamados “c*litos rosados” y posiblemente algunos individuos lumpenescos para hacer sus acostumbrados shows de consumo mediático y si pudieran, organizar actividades de propaganda y movilización de mayor envergadura para empañar el proceso electoral y la legitimidad del gobierno.

Si hay algo positivo para nosotros en este enfrentamiento abierto entre grupos políticos y sus principales líderes por la repartición diputaciones y candidaturas presidenciales, es que tales pleitos les acarrean mayor descredito entre la población, que incluso puede manifestarse en que muchos votantes cambien de opinión a la hora de emitir su voto o se abstengan de ejercer su derecho al sufragio.

Pienso que ellos no abandonan el proyecto de llevarnos a algo parecido a las elecciones del noventa con un candidato único revestido de más dólares que de carisma, pero también se vislumbra la posibilidad real de que volvamos a tener la ventaja de la dispersión de su piso electoral, sucedida en el año 2006, aunque con la pesada carga para nosotros de la “narrativa” de su “insurrección de abril” que aunque construida y falsa, de alguna manera caló en sectores importantes de la población que ahora nos toca reconquistar con mucho trabajo y con una cuidadosa “oferta” electoral ya no de promesas, pues los logros reales del gobierno superan cualquier expectativa, sino con una cuidadosa escogencia de todos nuestros candidatos partiendo de su liderazgo y trabajo con la ciudadanía, sobre todo, la no-sandinista.
Son escenarios, posibilidades pero ahí están.

Así que no demos nada por sentado, pues aunque en materia electoral hemos avanzado en la dirección correcta, no hemos ganado nada aún, debiendo hacer lo que nos toca como militantes o cuadros de nuestro partido sandinista.

Fortalecer la unidad interna, redoblar el trabajo político entre nuestra población en las ciudades y el campo, salir de las oficinas, empolvarnos, mojarnos, enlodarnos, convencer a votar por el FSLN en primer lugar a todos los integrantes de nuestra familia, nuestros círculos cercanos de amistades, el entorno vecinal y laboral e involucrarnos en el trabajo orientado por nuestro liderazgo a todo nivel, con humildad, con tesón y disciplina como si en ello se nos fuera la vida, inspirados en los viejos métodos, la moral y ejemplo de las primeras generaciones del Sandinismo.

Debemos estar convencidos que cada voto cuenta, que todos juntos y coordinados podremos contra cualquier maniobra de nuestros adversarios.

Debemos además (“además “porque lo principal es el trabajo cara a cara en el terreno) intensificar la batalla virtual en las redes sociales por la simpatía y sobre todo por el voto útil para el Frente Sandinista que es igual a decir, por el bienestar de nuestro pueblo, por los trabajadores y por la profundización de una Revolución que no se detiene.

Mientras nuestros dirigentes están haciendo correctamente lo que les corresponde, nosotros acá abajo y a nivel intermedio, hagamos lo que nos toca hacer y no olvidemos que nada está asegurado y así que como decimos popularmente para llamarnos al dinamismo, cuidado, concentración y máxima atención:

¡OJO, PESTAÑA Y CEJA!

Edelberto Matus.

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