Mientras entretenía al público con sus payasadas, Boris Johnson supervisó el derrocamiento del presidente Evo Morales en Bolivia, ocupó la isla de Socotra y organizó la victoria de Turquía sobre Armenia… sin que nadie mencionara nada de eso.
Desde finales del siglo XIX, el mundo se había acostumbrado a las guerras del petróleo. Pero ahora comienzan las guerras del litio, que es un mineral fundamental para la fabricación de teléfonos celulares… y también para la de automóviles eléctricos.
Un historiador y un periodista británicos lograron obtener una serie de documentos del Foreign Office –el ministerio de Exteriores del Reino Unido– que demuestran que Londres organizó de punta a cabo el derrocamiento del presidente de Bolivia, Evo Morales, para apoderarse de las reservas de litio de ese país.
¿Recuerdan ustedes el derrocamiento del presidente boliviano Evo Morales, a finales de 2019? En aquel momento, la prensa dominante anunciaba que Morales había transformado su país en una dictadura y que “el pueblo” lo había sacado del poder. Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) publicó un informe donde “certificaba” que había existido fraude en la elección presidencial boliviana –en la cual Evo Morales había sido reelecto en primera vuelta– y que lo ocurrido no era un golpe de Estado sino un “regreso a la democracia”.
Para no acabar como el presidente chileno Salvador Allende, Evo Morales se fue a México, donde denunció que había sido objeto de un golpe de Estado organizado por fuerzas deseosas de apoderarse de las reservas de litio de Bolivia. Al no ser capaz de identificar a quienes se movían detrás de los golpistas, su denuncia fue ridiculizada en Occidente.
Sólo nosotros, desde la Red Voltaire, revelamos entonces que la operación que derrocó al presidente Evo Morales había sido ejecutada por una comunidad de católicos croatas descendientes de ustachis (también llamados “ustachas”), asentada en el departamento boliviano de Santa Cruz desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en realidad una de las redes stay-behind montadas por la OTAN después de aquel conflicto [1].
Un año más tarde, el candidato del partido del presidente Evo Morales –el Movimiento al Socialismo (MAS)– ganó por amplia mayoría una nueva elección presidencial [2]. Esta vez no hubo reclamos sobre la legitimidad de la elección y Evo Morales pudo regresar a su país, donde fue acogido triunfalmente –aunque ya no como presidente de Bolivia [3]. La supuesta dictadura de Morales nunca existió pero la que Jeanine Áñez había instalado –gracias a la complicidad de los altos mandos del ejército y de la policía– acababa de ser expulsada del poder mediante las urnas.
En Londres, el historiador Mark Curtis y el periodista Matt Kennard lograron acceso a documentos desclasificados del ministerio británico de Exteriores (Foreign Office). Y acaban de publicar sus conclusiones en el sitio web Declassified UK, asentado en Sudáfrica desde que fue blanco de la censura militar en Reino Unido [4].
A lo largo de su carrera, Mark Curtis nos ha mostrado que la descolonización no modificó la política del Reino Unido. Nosotros mismos ya hemos citado sus trabajos en al menos una decena de artículos publicados en Red Voltaire.
El nuevo trabajo de Mark Curtis muestra que el derrocamiento del presidente boliviano Evo Morales fue resultado de una orden del ministerio británico de Exteriores y de varios elementos de la CIA estadounidense, y que no pasó por la administración Trump. El objetivo de la operación era hacer posible el saqueo del litio boliviano, que despierta la ambición del Reino Unido en el actual contexto de la transición energética.
En 2009, la administración Obama ya había emprendido en Bolivia una intentona golpista, frustrada por el presidente Evo Morales y cuyo resultado fue la expulsión de varios diplomáticos y funcionarios estadounidenses en aquel país. Por su parte, la administración Trump parece haber aparentado que dejaba las manos libres a los neoconservadores en América Latina, aunque impidiéndoles sistemáticamente proceder a la ejecución final de sus planes.
El litio es un elemento fundamental en la fabricación de baterías y está presente en los llamados “salares” existentes en las montañas de Chile, Argentina y principalmente en Bolivia –países que conforman el «triángulo del litio»–, así como en el Tíbet. Pero también está presente, en forma sólida, en ciertos minerales que se extraen en minas, como en Australia. Actualmente, el litio se ha convertido en un elemento clave, más importante incluso que el petróleo, en el contexto de los Acuerdos de París sobre el cambio climático.
En febrero de 2019, el presidente Evo Morales había autorizado el TBEA Group –una empresa china– a explotar las principales reservas de litio de Bolivia. Así que en Londres se trazó un plan para robar el litio boliviano.
Evo Morales, dirigente aymara, fue electo presidente de Bolivia en 2006. Había llegado al mundo de la política a través del sindicalismo, como dirigente de los pequeños productores de hoja de coca –una planta local prácticamente indispensable para las poblaciones que viven a grandes altitudes sobre el nivel del mar, pero que también puede ser procesada para convertirla en la conocida cocaína, la poderosa droga públicamente prohibida en Estados Unidos. Al convertirse en el primer miembro de los pueblos originarios electo presidente de Bolivia, Evo Morales encarnó el regreso de esas poblaciones al poder, al que nunca habían tenido acceso desde la colonización española.
En este punto, se impone una pequeña cronología:
Ya en 2017-2018, el Reino Unido había enviado expertos a la empresa nacional boliviana Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) para evaluar las condiciones para la eventual explotación de las reservas de Bolivia.
En 2019-2020, Londres financia un estadio para «optimizar la exploración y la producción del litio boliviano utilizando la tecnología británica».
En abril de 2019, la embajada del Reino Unido en Buenos Aires organiza un seminario con representantes de Argentina, Chile y Bolivia, responsables de empresas mineras y responsables gubernamentales, para presentarles las ventajas que representaría para ellos trabajar con la London Metal Exchange –la Bolsa de Metales de Londres. El gobierno del presidente Evo Morales envió un ministro como representante de Bolivia.
Justo antes del derrocamiento del presidente Evo Morales, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estuvo financiando los proyectos británicos.
Mucho antes del golpe contra el presidente Evo Morales, el ministerio británico de Exteriores recurrió a una empresa de Oxford –Satellite Applications Catapult– para cartografiar las reservas de litio. El mapa así obtenido fue distribuido por el Banco Interamericano de Desarrollo –el ya mencionado BID– sólo después del derrocamiento de Evo Morales.
Meses después del derrocamiento de Evo Morales, la embajada del Reino Unido en Bolivia y la empresa Watchman UK organizaron un seminario con 300 actores del sector del litio. Watchman UK se especializa en cómo manipular poblaciones enteras para llevarlas a participar en proyectos contrarios a sus propios intereses, o sea en cómo evitar que esas poblaciones se rebelen.
Antes y después del golpe de Estado contra el presidente Evo Morales, la embajada británica disminuyó su actividad en La Paz –la ciudad sede del gobierno boliviano– para concentrar su interés en la región de Santa Cruz, donde los descendientes de los croatas ustachis habían obtenido legalmente el poder. La embajada británica comenzó a realizar allí numerosos eventos culturales y comerciales.
Para neutralizar a los bancos bolivianos, la embajada británica organizó –8 meses antes del golpe de Estado– un seminario sobre seguridad informática. En ese evento fue presentada la firma DarkTrace (creada por el MI5 británico) y se explicó a los participantes que sólo los establecimientos bancarios que utilizaran los servicios de DarkTrace podrían trabajar con la City londinense.
Mark Curtis y Matthew Kennard señalan que Estados Unidos no participó oficialmente en el golpe contra Evo Morales… pero varios funcionarios salieron de la CIA para orquestarlo.
Por ejemplo, DarkTrace reclutó a Marcus Fowler, un especialista de la CIA en ciberoperaciones, y a Alan Wade, ex jefe de inteligencia de la CIA.
El personal encargado de preparar el golpe era principalmente británico, como los responsables de Watchman UK, Christopher Goodwin-Hudson –ex militar de carrera y posteriormente director de la seguridad en Goldman Sachs– y Gabriel Carter –miembro del Special Forces Club de Knightsbridge, quien pasó por Afganistán.
El historiador Mark Curtis y el periodista Matthew Kennard aseguran también que la embajada británica en Bolivia proporcionó a la Organización de Estados Americanos (OEA) los datos que fueron utilizados para «probar» el supuesto fraude en la elección presidencial. Aquel “informe” de la OEA fue posteriormente desmentido por investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) [5], antes de que los electores bolivianos se encargaran de desmentirlo definitivamente en las urnas, en la elección siguiente.
Los hechos están confirmando los trabajos del historiador británico Mark Curtis. En 3 años, desde el golpe de Estado en Bolivia –realizado en 2019–, hemos mostrado el papel del Reino Unido en la guerra contra Yemen [6] y en el conflicto del Alto Karabaj (2020) [7].
El Reino Unido realiza guerras cortas y operaciones secretas, evitando en la medida de lo posible que su acción quede bajo las luces de los medios.
Controla la percepción pública sobre su presencia utilizando para ello una multitud de agencias de prensa y de medios de difusión que Londres subvenciona en secreto.
Utiliza todos esos medios y agencias de prensa para explotar el país según su propia conveniencia.
E incluso puede hacer durar esa situación por el mayor tiempo posible, manteniendo la certeza de que sus víctimas volverán a recurrir a su supuesta ayuda, lo cual pone a Londres en situación de ser el único actor capaz de aplacar los conflictos que inicia.
[1] «Bolivia, laboratorio de una nueva estrategia de desestabilización», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de noviembre de 2019.
[2] «Resultado de la elección presidencial en Bolivia. Una sonora bofetada para la “coalición occidental”», por el general Dominique Delawarde, Red Voltaire, 22 de octubre de 2020.
[3] «Regreso triunfal de Evo Morales a Bolivia», Red Voltaire, 22 de noviembre de 2020.
[4] “Revealed: The UK supported the coup in Bolivia to gain access to its ‘white gold’”, Matt Kennard, Daily Maverick, 8 de marzo de 2021.
[5] «El fraude de la OEA sobre la elección de Evo Morales», Red Voltaire, 4 de marzo de 2020 y Analysis of the 2019 Bolivia Election, Jack R. Williams y John Curiel, MIT, febrero de 2020.
[6] «La primera guerra de la “OTAN-MO” perturba el orden regional», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de marzo de 2020.
[7] «Victoria de Londres y Ankara en el Alto Karabaj, derrota para Soros y los armenios», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de noviembre de 2020.
https://www.voltairenet.org/article212410.html