VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

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Nicaragua: El teatro del absurdo



El teatro del absurdo abarca un conjunto de obras escritas por dramaturgos estadounidenses y europeos durante las décadas de los 40s a los 60s. Son obras que se caracterizan por tramas carentes de significado, con diálogos repetitivos y con faltas de secuencia dramática que crearon una atmósfera irreal.

El teatro del absurdo tiene fuertes rasgos de conflictos existencialistas que buscan cuestionar a la sociedad y al ser humano, pero sin verse así mismo para negar su incoherencia, lo disparatado y lo ilógico que siempre fueron sus propios rasgos en la identidad loca y necia que lo caracterizaba en la obra en sí.

Muchos ven el Teatro del absurdo como una obra sin explicación lógica y sin sentido, pero es que resalta en ella la incongruencia entre el pensamiento y los hechos, así como la incoherencia entre las ideologías y los actos. 

Los personajes de la obra tienen grandes obstáculos para expresarse y comunicarse entre ellos mismos. Se percibe a través de sus personajes la desorganización que existía hasta en la manera de comunicarse unos a otros, donde muchas veces no había un punto de acuerdo entre todas las partes, pero si un abuso de poder, donde los ricos y poderosos atropellaban a los más débiles y a los que menos posibilidades tenían para sobrevivir ante tanto caos y confusión.

 Lo interesante del teatro del absurdo es que no da las respuestas esperadas, sino que deja al lector la interpretación que quiera dar a cada mensaje en todas sus obras.

Traigo a colación el título de las obras recopiladas en el teatro del absurdo porque diera la impresión que cada letra, cada incongruencia, cada acto supremo de bestialidad reencarnaran en los personajes que habitan el inframundo del oposicionismo en Nicaragua porque francamente estamos ante un nudo gordiano, frente a una dificultad que no se puede resolver, contra un obstáculo difícil de salvar cuya solución o desenlace es imposible porque no existe la creatividad, el razonamiento o la voluntad de desenredarlo.

Por mí, en lo personal, lo que el oposicionismo sufra ni fu ni fa porque el que por su gusto muere que lo entierren parado y lo digo porque este servidor viene de ahí, los conozco y los trate tanto que no pocas veces les pinté en su cara el escenario en el que hoy están porque esos actores de ayer son los mismos payasos que vemos en este presente donde una sola gota de agua han permitido que caiga sobre ellos para que se refresquen o que de la misma manera hayan querido abrir una ventana para que entre aire fresco en un espacio tan reducido donde todo hedor hiede a muerto.

Nuestra historia está llena de muchos desaguisados. Hay muchos absurdos políticos que nos enredaron más de la cuenta porque antes que soluciones se aplicaron más errores que nos complicaron la vida como país, pero francamente no creo encontrar en la hoja de vida de Nicaragua, un oposicionismo igual al que tenemos hoy. 

Esto que tenemos aquí merece un profundo estudio patológico y siquiátrico que determine la enfermedad de quienes son irredentamente estúpidos que se venden como salvadores y libertadores de la patria.

Esta gente que refiero está dislocada mentalmente. El pensamiento y el cuerpo, la idea y la lengua, andan cada quien por su lado haciendo un papel de hazme reír que los convierte en fenómenos dignos de estudio porque deberían ser todos y metidos en una camisa de fuerza para que no sigan ofendiendo y agrediendo ni al ciudadano que los detesta ni a la nación que los repudia.

Este oposicionismo del que hablo tiene varios flancos abiertos enfrentados entre sí y cada uno de ellos con una capacidad suicida tan impresionante que ni los kamikazes japoneses llegaron a tener nunca. 

Aquí hablamos de algunos obispos supuestos a hablar de Dios y de lo que hablan es del diablo y en vez de quemar incienso queman azufre; hay supuestos dirigentes empresariales que lo que hacen es asesinar los negocios y ahora peor porque pusieron al frente a un bocatero irresponsable que dice que aquí la economía no es importante; hay partidos políticos que se llenan la boca diciendo que por membrecía tienen multitudes de seguidores y la verdad es que sus convenciones alcanzan en un sillón y quedan holgados; 

Aquí hay supuestos universitarios que se arrogan decir que son el relevo político de las generaciones de ayer que de estudiantes no tienen nada, pero a los que solo les hace falta comer zacate y rebuznar cuando dicen cualquier barrabasada en vez de prepararse realmente y de cultivar la conciencia social que todo joven arraiga en su espíritu cuando ha sido forjado desde su propia experiencia social; 

Aquí hay individuos que suspiran por ser presidentes de la república, diputados, alcaldes, concejales, magistrados y contralores, pero sin proponer nada, sin saber nada, sin representar nada y únicamente interesados en llegar a aplastarse, a mandar según ellos, a mediatizarse porque sueñan con ser famosos, pero sobre todo para meter las garras en la res-pública.

Todo ese teatro del absurdo lo conoce perfectamente el pueblo de Nicaragua no porque escuchó que así el asunto sino porque sufrió en carne propia el dolor que el oposicionismo le causó cuando por no hacerse del poder como establece la constitución de la república apostó por un golpe de estado que fracasó porque jamás tuvo apoyo y porque su fin era colocar a Nicaragua como una estrella más en la bandera de los Estados Unidos.

Este oposicionismo que es el principal actor en el teatro del absurdo por la violencia no pudo ni podrá y ese fue su máximo recurso porque antes se negó a organizarse, como Dios manda, para ganar cualquier tipo de elección e igual fracasó y es por eso que ahora han extremado sus brutalidades y en la medida que pasan los días sus enfrentamientos, distancias, contradicciones, descalificaciones, insultos y amenazas, de los unos contra los otros, y exigencias para que los coloquen en cualquier papeleta porque la calle está dura, es una situación que se volvió en cada una de esas siglas, en cada uno de esos archipiélagos, en algo exponencialmente peligroso.

Los fracasos son al final de toda circunstancia heces fecales que el ser humano en su naturaleza, a fin de esconder sus propios errores, anda buscando como ocultarlos donde la imaginación les dé y para sus efectos lo que el oposicionismo hace es victimizarse, ellos son los agresores, pero se visten de agredidos; todos los días hacen la guerra, pero cuando les ponen una cámara de televisión en la cara se disfrazan con el blanco más pulcro de la paz y así de víctimas se venden como victimarios.

Saben que son en realidad cobardes. Son chingones en las redes sociales, te ofenden y te dicen cualquier bajeza, pero cuando los tienes a vista, no para responderles con la misma moneda, sino para captar lo valiente que dicen ser, uno más bien siente lástima porque se congelan, se ponen pálidos, si se les ocurre decir algo balbucean o tartamudean o se quedan callados, dan la vuelta y salen como almas que se las lleva el diablo creyendo que aquel que les vio directamente a los ojos va a gastar la suela de los zapatos siguiendo miserias humanas.

Lo cómico de todo es que estos personajes de tiras cómicas, que más bien hacen llorar por la pena que provocan, quien sabe que cosa se creen porque si ven un vehículo azulito a cien metros o les dicen que hay uno a un kilómetro de donde ellos están lo primero que hacen es llamar a los promotores mediáticos de la maldad para que estos digan que los están persiguiendo.

Hay otros que caen en un estado de histeria desenfrenada y pegan gritos y se vuelven locos porque cuando percatan tienen a la patrulla y a sus azulitos en frente de la casa y es cuando dicen que los están acosando, que no los dejan salir y un montón de absurdos que únicamente orquestan los asalariados del imperio en la CPDH, pero no porque se traguen el cuento de lo que dicen sus colegas actores del teatro del absurdo, sino porque en la acción está implícita la paga que reciben por ser parte del circo.

La Policía Nacional, nuestros azulitos, lamentablemente se ve obligada a desatender la seguridad ciudadana, por atender la seguridad personal de todos esos payasos que viven inventando que la policía los hostiga, que los anda persiguiendo para encarcelarlos, que los sigue para averiguar sobre sus vidas y por tal ellos responsabilizan de cualquier cosa que le pase al gobierno sandinista.

Esta gente está loca y el pueblo lo sabe. Sus estupideces son tan profusas y constantes que estimula la carcajada porque la policía no es que ande tras ellos para averiguar qué hacen porque eso ya se sabe y es público que son vagos, vividores, agentes extranjeros, drogos y borrachos profesionales que se las pasan en cantinas la mayoría del tiempo después de salir de esas acaloradas y tóxicas reuniones donde a gritos e insultos se amenazan unos contra los otros lo que ha creado en la intimidad oposicionista un ambiente tan peligroso dónde se sabe de casos que sugieren matar a alguien para crearle un problema al gobierno sandinista de Daniel Ortega porque a ellos lo que les interesa es un muerto sobre el cual ver que mecha encender para reeditar los días de horror de abril de 2018.

Esto no es un invento y solo por poner un ejemplo recordaré que fresco está aun un video recientemente circulado en las redes sociales donde “El Chukis” de Eliseo Núñez Jr, el chavalo diabólico, propone quebrar o asesinar a Arnoldo Alemán y casos como estos hay varios y por eso la policía, nuestros azulitos, ahora tienen que andar cuidando a los terroristas del oposicionismo para que no se pasen la cuenta entre ellos y por eso los escoltan, los siguen y los protegen para evitar que alguien asesine o para evitar que alguien sea asesinado, pero jamás por hostigar o amenazar porque si llega el momento de meterlos tras las rejas la dirección de cada uno de ellos, por donde se mueven o en que cantina terminan en el suelo chupando hasta más no poder ya la conocen.

Por: Moisés Absalón Pastora

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