VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

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Nicaragua: Dora Maria Tellez Arguello “La traición no paga”


El MRS la agrupación política -nacida de una traición- que en sus cinco lustros de penosa existencia no ha podido consolidarse como una opción electoral viable y que ante el desprecio ciudadano tuvo que sumarse (como uno de los actores intelectuales y a la vez sicarios) a un plan de golpe de Estado (derrotado por el Sandinismo Histórico y la Juventud sandinista) contra el gobierno encabezado por el Comandante Daniel Ortega, ahora trata de mañosamente de “reinventarse” y aparecer como lo que realmente siempre ha sido:

Una reunión de ambiciosos desclasados entregados en cuerpo y alma a la oligarquía y a los yanquis en contra de la Revolución Popular Sandinista y los anhelos de paz y progreso inclusivo del pueblo nicaragüense. 

El “cerebro” de esta “blanqueamiento”, con propósitos electoreros y búsqueda de financiamiento, es la misma de siempre: La Dora Maria Tellez Arguello (que aunque muchos años atrás) dejo de ser sandinista, hoy afirma “que la palabra sandinista le da repelo” y que de mentira “deja de ser miembro del ejecutivo” de su agrupación delincuencial.

Esas declaraciones me acordaron del siguiente artículo escrito por mi persona algunos meses atrás:

El 22 de Agosto de 1978 los nicaragüenses y el mundo fuimos impactados por una noticia sensacional: El Palacio Nacional de Nicaragua, sede de algunos ministerios del gobierno y el Congreso somocista, había sido tomado por asalto y poco después-como dato curioso- los medios noticiosos también informaban que, entre la jefatura del comando guerrillero sandinista, se encontraba una muchacha desconocida y menuda.

 Luego supimos que ella era la tercera al mando del grupo y que su nombre era Dora María Téllez, nacida en Matagalpa y ex estudiante de Medicina en León. 

El resto es historia. El típico relato de héroes devenidos en villanos, es decir traidores.

A ella le gustan mucho las entrevistas y en ellas siempre cuenta (a su modo, claro está) de su “gran protagonismo”, de su “insustituible rol” en la lucha. 

¿Cómo llegó esta joven, en un par de años de militancia, a ser escogida para una misión tan importante o por qué su ascenso dentro de la Organización fue tan meteórico? 

Tal vez las respuestas tienen que ver con las condiciones particulares que impuso al Sandinismo la división interna de esos años, la escases de cuadros en las tendencias emergentes, el necesario cambio generacional, las características específicas de la misión o quizá, la buena valoración que el Comandante Daniel Ortega (uno de los principales jefes del tercerismo en aquella época) hizo a la novel guerrillera. 

Quien sabe, pero el asunto no es quitarle sus antiguos méritos de Comandante guerrillera, sino tratar de entender en lo que hoy se ha convertido: Una feroz enemiga del FSLN y su principal dirigente, el Comandante Daniel Ortega (¡qué ironía!), aliada de la derecha vende patria y enemiga de la paz y el progreso de nuestro país.

Fundó su partido de “dos por ciento”, escribió una tesis sobre aquellos indígenas que una vez se levantaron contra la oligarquía y la “gobierna”, la misma élite que hoy ella defiende (¡Otra ironía!), sus amigos la hicieron académica ( y entonces, olvidándose de su antiimperialismo de juventud, quiso impartir clases en… ¡ Harvard¡, pero los gringos no le dieron visa por su tufito izquierdoso).

  Fingió arrecharse con los gringos, pero no con sus dólares, fundando varios ONG y organizaciones para envenenar mentes jóvenes, desprevenidas y necesitadas y se entregó en cuerpo y alma a la causa del mal, a dañar a cualquier costo al país por una sola razón: El Poder.




Hábil titiritera, bajó su perfil y entregó (sin soltar los hilos) los puestos de alto relieve de su partido de escasos cuadros y escuálida membresía a obedientes marionetas, se escondió en huecos oscuros y desde ahí hoy dirige a un desafinado concierto que manipula a su antojo.

Ordena desde las catacumbas que cuatro gatos arañen la tranquilidad de Managua y otras ciudades, con ridículos piquetes y manda a montar tramoyas para iniciar revueltas que ya no suceden, que golpeen, que ofendan, que se hagan los mártires frente a las cámaras cómplices y lo más importante: 

Que intenten boicotear las negociaciones de paz.

Manda, a través de mensajes cobardes, a desprestigiar y dejar en ridículo a sus supuestos socios negociadores, a no levantarse de la mesa pero si buscar el zaperoco y la sangre en las calles, a reclamar el regreso de organismos internacionales ciegos y complacientes, a buscar lo imposible para que el gobierno se levante (‘’porque el que se levanta pierde’’) de la mesa de negociación y que vengan más condenas y más sanciones para que el pueblo sufra y ‘’bote al gobierno’’. 

La “gran líder” ordena a sus tristes a ‘’ negociar y presionar’’ desde debajo de alguna piedra. ‘’Organizar la lucha armada’’, ‘’volver a los tranques’’, se desgañita, tomando café y acariciando a sus gatos.

 Sabe que la única opción de acceder a algún huesito público es el relajo, pues nadie le cree y su partido no es más que una ficción al estilo de Sergio Ramírez o la tal Gioconda Belli.

No es un secreto que los ricos, los oligarcas y hasta los gringos que la acompañaron en la vil tarea de destruir Nicaragua, hoy la prefieran lejos, en su hoyo oscuro, en su nube toxica de humo de cigarrillos.

De aquella muchacha menuda y ojerosa que todos admirábamos, de aquella guerrillera que un día de agosto se asomó en la historia, ya casi todo es borroso recuerdo. Se la tragó la realidad infame de la traición, convirtiéndola en senil enemiga de su propio país. 

Y aunque eso fue hace mucho tiempo atrás, bien dice el dicho:

“La traición no paga”.

Edelberto Matus.

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