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Nicaragua: Otro 19 con convicción irreductible de victorias, con Daniel al Frente


Hemos transcurrido el 41/19, siempre victorioso, siempre juntos, siempre dignos y fuertes, como hijos de Rubén y de Sandino... siempre más allá es la premisa... siempre más allá con el Frente, con Daniel y con el Pueblo Presidente, es la consigna... Siempre Más Allá, porque el pueblo no se detiene... ¿y cuál es el símbolo terco, indeclinable y sempiterno de nuestra liberación, de nuestros triunfos cristianos y de paz y bien...? ¡El FSLN!

Hemos transcurrido otro 19 con convicción irreductible de victorias, de triunfos de nuestro pueblo, que son imprescindibles para el bienestar, el derecho de todos, la seguridad, la paz y el bien común.

Hemos transcurrido otro 19, 41/19, cuánta vida, cuántas proezas, cuánta capacidad de liderazgo en todo tiempo, de nuestro comandante Daniel y del Frente Sandinista de Liberación Nacional, ¡que ni se vende, ni se rinde, jamás! ¡Cuánto hemos crecido en una cultura de reconciliación y paz que nos quisieron arrebatar, pero ni pudieron, ni podrán, porque una y otra vez, Nicaragua, bendita y siempre libre, triunfará!

Compromiso con el bien de todos

Cuánto amor al pueblo, desde la fe cristiana y desde nuestra conciencia solidaria siempre, que se alza con el prójimo en el corazón invicto, vencedor, con inteligencia, sensibilidad y presencia permanente, bienhechora, de ternura y fuerza de espíritu indestructible, que sabe enfrentar y trascender con entereza, todas las miserias.

Hemos celebrado con bendita bienaventuranza, de alegría; con razón, talento y profundos sentimientos de respeto y cariño, este 41/19 que representa el compromiso de todos con el bien de todos, con el trabajo perseverante, permanente, que nos lleva invariablemente a más y más victorias de la dicha de vivir en paz, con justicia y derechos.

Hemos celebrado este 41/19 con creatividad, imaginación, conocimiento y comprensión de los momentos, de las circunstancias particularmente desafiantes que vive la humanidad, y nuestra Nicaragua como parte de esa comunidad planetaria que debe unirnos, que no puede continuar desconociendo el derecho de los pueblos a vivir seguros, dignos, tranquilos y en modelos libremente definidos y decididos, de democracia, libertad, fraternidad, con el reconocido protagonismo de los seres humanos, mujeres, hombres, adultos mayores, jóvenes, reunidos en familias y comunidades que exigimos al mundo honrar nuestras culturas y modos de vida, históricamente integradores, e inspiradores, por su originalidad y heterogeneidad.


Nos atrevemos, porque tenemos derecho a exigir al mundo reconocer nuestras fortalezas... Somos pueblos que conservamos una memoria histórica de luchas valientes, impecables e implacables, por nuestras soberanías, independencias, recursos naturales, culturales, y ese trabajo, esa fuerza, ese vigor que nos caracteriza, aun en las criminales condiciones de esclavitud que hemos conocido en todos los continentes, condiciones de lesa humanidad, claro está, fuimos sangre, sudor, lágrimas con las que se construyeron los imperios que pretenden, autoritaria y arbitrariamente, seguirnos agobiando, y negando.

Los sangrientos y abominables imperios construidos sobre la crueldad, la humillación y el sufrimiento extremo de millones de seres humanos, nos exhiben sus riquezas y poderíos, nos lesionan, nos agreden, y pretenden seguir dominando y usurpando nuestras sagradas soberanías nacionales, a través del terrorismo en todas sus formas, desplegando en estos tiempos arrogancias y soberbias que al fin y al cabo, a estas alturas de la civilización humana, parecen mostrar cada vez con más claridad su decadencia y desesperación.

Camino de rebeldías

A pesar de los pesares, de esa terrible miseria humana que caracteriza a los imperialistas de la tierra, los pueblos despiertos del mundo van mostrando el camino con rebeldías que nacen del corazón que conoce, que sabe, que intuye y que actúa para trabajar, sin descanso, por un mundo que ya debe ser otro.

Inaceptable es el continuo desprecio a nuestras sabidurías ancestrales, más potentes aún con la incorporación del conocimiento científico, técnico y tecnológico, esas sabidurías y ese conocimiento ancestrales y actuales que unidos a nuestra laboriosidad y tenacidad, a nuestra persistencia heroica, a nuestro empeño, a nuestras urgencias, son potencia profundamente espiritual, indispensable para volver a amanecer y cada día encontrar en la luz y el calor del sol que no declina, la vitalidad que nos conocemos y que indudablemente triunfará.

"¡Oh, pueblos nuestros! ¡Oh pueblos nuestros! Juntaos
en la esperanza y en el trabajo y la paz.
No busquéis las tinieblas, no persigáis el caos,
y no reguéis con sangre nuestra tierra feraz".

Rubén Darío

"Con los clarines de paz que suenan en el cielo, con el ángel de la paz en el día y en la noche, con Jesucristo que el odio destierra y que por el canto echó el mal de la Tierra", sin tinieblas, sin caos, con los antiguos abuelos que están en nosotros luchando por Patria y Libertad, con Bolívar, con Martí, con Sandino, con todos los seres de buena voluntad, sabemos que los soplos de Dios se hacen cada vez más verdaderos en nuestros afanes: paz, paz, paz, trabajo y paz, gloriosos afanes de todos los pueblos de este planeta, herido por la avaricia y la codicia de los mismos de siempre, pero persiguiendo en todo tiempo, buscando, buscando nuestros sueños, nuestros amores, y nuestra infinita necesidad de paz, digna y duradera.

En este 41/19 que todavía transcurrimos, decimos a nuestra Nicaragua, con Darío y Sandino:

Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
la peaña de diamantes del Ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.

Rubén Darío

Seguimos trabajando, victoriosos siempre, promoviendo paz y bien, con nuestras esperanzas, nuestra confianza, nuestro dios, iluminando y bendiciendo estos caminos de compromiso cristiano y solidario con los derechos de todos, con la armonía como melodía cotidiana, y con el sentido de patria que hemos recuperado para esta democracia que logramos el 19 de Julio de 1979 y que se desarrolla con plenitud humana, aprendiendo de nuestra historia. Para que no se repitan las traiciones. Para que ni siquiera pretendan, volver a poner en venta a la Patria... para que impere el buen corazón, y que unos cuantos, jamás vuelvan a teñir con sangre de hermanos, el suelo sacrosanto, de muchos, de tantos, nuestra tierra sagrada.


Que no se atrevan a volver a manchar nuestras honrosas y orgullosas banderas de cielo azul-y-blanco, banderas de los nicaragüenses, que hemos dado la vida, y seguimos dando la vida, para vivir en paz, animados, alentados por una conciencia trascendente, que es Cristo Jesús estableciendo el mandato de amor, paz y respeto entre todos, y por el bien de todos.

¡Que el bien espante al mal!

Con sencillez, con humildad, con modestia, celebramos la continuidad de la lucha para la continuidad de las victorias de la patria buena, donde la violencia que promovieron los de siempre, con los serviles vendepatria y traidores, en el afán sanguinario de volver a conquistar, para dominar y seguir robando el patrimonio de todos. Que ese odio disfrazado con máscaras infernales, y bien provisto de armas letales, no vuelva jamás.

¡Que el bien espante al mal! Que la alegría y el disfrute de la paz, espante y borre esos corazones terroristas; que el bien erradique la violencia usurpadora del Norte genocida, y la violencia egoísta, acaparadora, y repetidora, de los agachados, los arrodillados, los obsoletos vasallos de Imperios caducantes.

Que se espante el mundo de los que humillan, y no son palabras o decires infantiles o inocentes. El mundo ofensivo, degradante, cruel, humillante, avasallante, de las sanguijuelas y lamebotas, que se espante... Que lo espante la fortaleza y la tenacidad de los pueblos, que con legítimo orgullo, con legítima urgencia, con la premura de la necesidad, del hambre, de la miseria a la que hemos sido injustamente sometidos, con legítima ira por la asfixia que la voracidad imperial impone a quienes no se doblegan, no se rinden, no comercian ni trafican con su cultura o con sus almas. A los que con orgullo exhibimos grandeza de alma.

Con esa legítima indignación que ha llenado el mundo de resuelto coraje, sabemos que los tiempos están cambiando, porque los pueblos somos otros. Los tiempos y el vuelo de las campanas y los signos y señales que emitimos como humanidad son otros, y gritan, que el modelo egoísta y salvaje, expirado, agotado, no puede continuar... Porque el planeta, la madre tierra, la naturaleza y la humanidad exigimos respeto, vida, salud y fuerza, justicia y dignidad, justicia y derechos para todos, borrando ya las imposibles y malvadas fronteras entre la riqueza mal habida, y la pobreza extrema de los condenados de la tierra, condenados por tanto infierno y tanta enfermedad de espíritu.

La pandemia del capitalismo

La pandemia que vivimos no solo es la exposición al peligro y a la muerte de tantos millones de seres humanos aplanados por la injusticia del modelo del capitalismo salvaje. La pandemia que vivimos es el reflejo, es el espejo de la decadencia, en la abundancia extrema y pecaminosa para unos, y la miseria extrema y sacrílega, para las mayorías. La pandemia que vivimos es signo y señal del declive de ese modelo que ha destruido todo, planeta y humanidad.

Y la pandemia es también campanazo terrible y vibrante del despertar de las conciencias y del impostergable reclamo de los que hemos sido abatidos por la miseria humana. Y hemos sobrevivido; no nos han vencido, ni nos vencerán, porque sabemos que tenemos derecho a vivir con respeto, concordia, y dignidad. En todas partes del mundo se presentan los augures de profundos cambios que no pueden retrasarse, porque la humanidad no puede esperar.

Esta semana de redescubrimiento, de confirmación, de constatación de que Nicaragua es de los que aman, de los que luchan, de los valientes, de los dignos, de los hijos de Darío y Sandino... que en Nicaragua debemos unirnos más y más, acercarnos más y más, para que la luminosidad de nuestras conciencias borre el histórico egoísmo, la egolatría narcisista de los pudientes, que son capaces de seguir pretendiendo entregar la patria, por unos dólares miserables, por unos dólares más. ¡O menos!

Nos acercamos para seguir luchando con nuestra historia como llama sagrada a cuestas. Con nuestras victorias como inspiración sagrada, a cuestas. Y con nuestro invencible e insobornable aliento revolucionario y evolucionario, en el esfuerzo de cada día.

Sublimes certezas

Buscamos trabajar con todos, para que los pocos poseídos por los entreguistas, abdicantes, malnacidos, vendidos, y equivocados de cultura, sin sentido de pertenencia a nuestro país, ajenos, además, a tanta sangre gloriosa derramada, a nuestros dolores y amores, para que talvez reconozcan, comprendan, que Nicaragua está hecha de fe, de vigor, de gloria, de coraje, de dignidad, de libertad, y está hecha para la felicidad, y la humanidad.

Trabajamos con más y más dedicación, entrega y sublimes certezas. Porque estamos hechos para la libertad de Nicaragua, para la liberación de la pobreza, para resguardar el decoro nacional, para no ser humillados, y para vencer y seguir venciendo con el valor de los que sueñan.

Aquí está Leonel Rugama... Aquí está Carlos... Aquí esta Tomás... Aquí está Julio... Aquí está Arlen... Aquí está Edén... Aquí está Daniel, siempre al frente con el Frente. Daniel, tenaz, audaz, constante, persistente, tesonero, firme, convocante, siempre encontrando la luz, siempre venciendo la oscurana... Aquí está Daniel, y con él estamos todos, mujeres, hombres, jóvenes, abuelitos, familias de la Patria Libre!

"Venid gleba de morfinómanos; venid a atropellarnos en nuestra propia tierra, pero antes de que esto ocurra, invasor rubio, más de un batallón vuestro habrá mordido el polvo de mis agrestes montañas".

Augusto C. Sandino, patriota General de Hombres y Mujeres Libres

La vergüenza es para los que no saben amar, para los claudicantes, los charlatanes, los pretensiosos, los calamitosos siervos de la maldad, los entreguistas, los vendepatria... ¡La vergüenza los disolverá!

Aquí estamos, consecuentes con estos históricos días de nuevas luchas, aquí estamos, Daniel, el Frente y el Pueblo Presidente, con la frente en alto, con las banderas en alto, afirmando a cada paso el porvenir brillante que ya estamos construyendo, con orgullo revolucionario, con militancia firme, ese porvenir que queremos habitar, porque lo merecemos, porque somos libres, y jamás volveremos a ser esclavos.

Aquí estamos todos, y todos somos nicaragüenses, por gracia de Dios... Aquí estamos todos, y todos somos familia, fraternidad hermosa, luces que iluminan, luces, luces, luces, que seguimos en amor al prójimo, con solidaridad cristiana, creciente, activa, presente siempre, dispuestos a seguir haciendo de nuestra patria unida y libre, ¡historia, gloria y nuevas victorias!

Abrazos, Siempre al Frente,

41/19 ¡El pueblo no se detiene!

41/19 ¡Siempre más allá!

¡Vencemos! ¡Venceremos!

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