VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

El coronavirus de los salvadoreños se llama BUKELE.


Los gobiernos de países pobres que precipitadamente impusieron duras cuarentenas a su población, que siguieron protocolos para países ricos, están comenzando a asuavizar las drásticas medidas de confinamiento. 

¿Será que creyeron que el virus moriría en un mes, o dos?
Ahora después de tres meses, con el país crecido en deudas fondomonetarias dizque para enfrentar el Covid, con sus economías dañadas por la inactividad laboral, con sus pueblos llevados al hambre por el encierro, han tenido (esos gobiernos) que admitir que sólo unos cuantos pueden comprarse una cuarentena y pasarla bien en tiempos del Covid.

Tristemente, los pobres no han tenido otra opción que salir del claustro a resolver el hambre que ha hecho llorar meses a sus pequeños, paradójicamente, cuando la peste ha comenzado a azotar sus países con mayor ímpetu, pero además, cargando otras pestes inducidas, la del miedo, la del hambre, la de la desesperación.

 Y están ahora en las calles, de manera masiva, con sus sistemas inmunológicos más débiles por el aislamiento que hace tres meses, convertidos en más fáciles presas.

Quizás ahora sepan estos gobernantes que no todos sus gobernados pueden mantener llenas sus alacenas y aguantar tres meses sin trabajar y que sólo unos cuantos son los que siguen gorditos, felices y con cartera llena. 

¿Cómo es que no lo sabian? 

Para colmo de males, hay países como El Salvador con un muy buen presidente, (muy bueno para alardear pero muy malo en lo del sentido común), que convertido en instrumento gringo de propaganda contra Nicaragua, idiotamente se sintió un dios protegido y en su alarde de dictador milenian malcriado y vendido, se llegó a creer que una cuarentena irrestricta alejaría al virus, descuidando lo básico en la preparación de su sistema hospitalario para los días duros.

 Este Bukele, que todavía hoy continua borracho de propaganda, culpa a otros de su falla ante el desborde de contagios en la última semana que presagia una de las peores catástrofes de Latinoamerica.

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