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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Estados Unidos y sus listas negras.


Estados Unidos se toma el derecho de confeccionar listas espurias, donde anota a los países que tienen gobiernos no aceptables para ellos, sin que ningún organismo de las Naciones Unidas les dieran tal atribución.

Lo triste del asunto es que el resto del mundo se arrodilla y cumplen al pie de la letra las sanciones que los yanquis imponen, algo que los hace perder soberanía e independencia en sus decisiones políticas internacionales.

Así sucede con el tema de Venezuela y la presión de la Casa Blanca, para que reconocieran al títere Juan Guaidó, situación que puso en ridículo a la Unión Europea, al comprobar que no tiene seguidores y solo cumple las órdenes de Donald Trump y Mike Pompeo, obsesionados por destituir e incluso asesinar, al presidente constitucional Nicolás Maduro, una copia de los planes que desplegaron contra Cuba y su líder Fidel Castro, sin alcanzar sus propósitos.

El más reciente hecho protagonizado por los yanquis es la inclusión de Cuba en la lista de países que “no cooperaron con los esfuerzos antiterroristas” en 2019, según informó el 13 de mayo 2020 el Departamento de Estado, hecho que representa una antesala de la probable recolocación en la lista de países “patrocinadores del terrorismo”.

Hay diferencias entre la lista de países “patrocinadores del terrorismo”, cuya inclusión es designada por el Secretario de Estado y aprobada por el Presidente, y la de naciones que “no cooperan con la lucha antiterrorista”, hecho aclarado por un portavoz del Departamento de Estado.

Pero ambas traen aparejadas fuertes sanciones, con el fin de ahogar económicamente a las naciones incluidas, pues desde hace más de medio siglo Estados Unidos tiene como arma, las represalias económicas para arrodillar a los gobiernos, método que aplican contra Cuba, Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela, todos con políticas de soberanía nacional que no aceptan someterse a los dictados de Washington.

La calificación de país “patrocinador del terrorismo” fue creada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Ronald Reagan, y por supuesto, en 1982, Cuba fue inscrita en dicha lista con todas las sanciones económicas previstas.

En el 2015 la administración de Barack Obama sacó del listado a Cuba, aunque la mantuvo entre los “países observados”, hecho que tuvo más repercusión mediática que un levantamiento real de sanciones, de acuerdo con declaraciones emitidas por tres funcionarios del Departamento de Estado, el 17 de abril 2015, quienes explicaron el significado del retiro de Cuba de la lista de “países patrocinadores del terrorismo”, al afirmar:

“Rescindir a Cuba de esa lista no flexibiliza el Bloqueo, porque existen muchas otras regulaciones y prohibiciones, como parte de la política del Bloqueo, que son independientes de las sanciones que implica estar en ella”.

Las sanciones que impone Estados Unidos a los incluidos en su lista negra son:

Cancelación de la exportación de armas; vigilancia de las exportaciones con doble objeto: restricciones en la ayuda económica y restricciones financieras; bloqueo de créditos en el Banco Mundial e instituciones similares; permitir denuncias contra ellos en tribunales estadounidenses por daños civiles a las familias de víctimas del terrorismo; denegación de deducciones fiscales para sueldos cobrados en esos países; eliminación impuestos a importaciones de esos países; posibilidad de prohibir a ciudadanos estadounidenses entablar relaciones financieras con esos países y prohibición al Departamento de Defensa de contratar por más de 100,000 dólares con compañías controladas por los países de la lista.

Todas estas sanciones las sufre Cuba desde que en 1962 cuando se aprobó la guerra económica, comercial y financiera impuesta bajo la administración Kennedy, con el eufemismo de “Embargo”, incrementadas además por las Leyes Torricelli y Helms-Burton. Por tanto, estar fuera de la lista de marras no cambia en nada la situación.

Cuba no teme ninguna de las acciones yanquis y ellos lo saben perfectamente. Volver a estar en la espuria lista de países “patrocinadores del terrorismo”, no incrementará las sanciones, porque como se sabe, ya no hay más nada que aplicarle.

Lo que no soportan en Washington es que el pueblo cubano decidiera andar sin amos que le dictaran su camino, asumir un proceso socialista a solo 90 millas de sus costas y resistir unidos, las penurias que causan las acciones de la guerra económica, comercial y financiera desde hace 60 años.

A pesar de eso, Cuba salva vidas por el mundo en medio de una de las pandemias más terribles que se conozcan y envía solidariamente a sus médicos, enfermeros y técnicos para ayudar a los necesitados, mientras los yanquis despachan barcos y aviones de guerra para matar inocentes.

Estados Unidos podrá incorporar a Cuba en cuantas listas fabriquen, que la actitud del pueblo seguirá siendo la misma, la de condenar las políticas imperiales y aumentar el sentimiento de repudio, a esos que se auto titulan “campeones” de los derechos humanos, a la vez que ejecutan actos terroristas en el mundo.

Lo peor es que los yanquis dan refugio a todos los asesinos terroristas que ejecutan sus instrucciones.

Asesinos y torturadores del gobierno del dictador Fulgencio Batista, fueron acogidos como “refugiados políticos” en Estados Unidos, ninguno fue extraditado a Cuba a pesar de estar vigente el tratado entre los dos países.

Planes de terrorismo de Estado aprobados por los presidentes estadounidenses, comprueban que el único patrocinador del terrorismo es Estados Unidos.

Ellos crearon y financiaron múltiples organizaciones terroristas para atacar a la Revolución cubana y lo sabía el FBI sin hacer nada contra los participantes.

Todos conocen la execrable organización Omega 7, de corte terrorista, que entrenó a muchos de los autores de acciones contra Cuba, tanto en la Isla como en el exterior.

Otra de esas bandas de asesinos a sueldo fue Alfa 66, autora de decenas de actos terroristas en Cuba.

¿Se les olvidó a los que ahora infunden calumnias contra la Revolución, que ellos construyeron las organizaciones terroristas Comandos F-4 y Comandos L, ambas con una larga hoja de crímenes?

Esas bandas de asesinos fueron fabricadas en la Florida, armadas y entrenadas por oficiales de la CIA, ante los ojos del FBI.

Acciones terroristas llegaron a ejecutarse en el propio territorio de Estados Unidos y de eso el canal Discovery hizo un documental que lo prueba. Sus asesinos vivieron y aún viven en la Florida sin ser molestados, como los casos de Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, entre muchos.

El reciente ataque terrorista contra la misión diplomática cubana en Washington, por un cubano con fuertes vínculos a la mafia terrorista anticubana de Miami, no ha recibido el rechazo del Departamento de Estado yanqui, prueba de su aceptación y complicidad.

Falta total de moral tienen los yanquis para pretender condenar a otros; por eso José Martí, que bien los conoció, afirmó:

“Nación que no cuida de ennoblecer a sus masas, las cría para los chacales”.


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