El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 21 de abril que su país se retirará del Tratado de Cielos Abiertos, el que permitía a Moscú y Washington realizar la vigilancia militar aérea de manera recíproca. Sputnik analizó las causas y las consecuencias de esta decisión.
Salir de los acuerdos firmados por las administraciones anteriores ya se está convirtiendo en una tradición para Trump. Esta vez, el objeto de la política poco pragmática del dirigente norteamericano es el Tratado de Cielos Abiertos, el acuerdo que permite reducir significativamente las tensiones entre la OTAN y Rusia.
El beneficio de este documento es indudable y ahora Trump socava los principios de transparencia mutua que han existido durante casi tres décadas.
La decisión de Trump no tomó desprevenida a Rusia porque el mandatario estadounidense ya había declarado que tenía intención de abandonar el acuerdo en 2019. Además, Washington ya se retiró del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio —también conocido como el Tratado INF— en 2019.
Por eso, teniendo en consideración los principales vectores de la política de Donald Trump, su elección no es ninguna sorpresa.
Pero ¿cómo se originó y qué pasó con el Tratado de Cielos Abiertos?
El Tratado de Cielos Abiertos fue firmado el 24 de marzo de 1992 y entró en efecto en 2002. Antes de la salida de Washington del acuerdo contaba con 34 participantes: en su mayoría son los países de la Alianza Atlántica y la Federación de Rusia.
De acuerdo con las cláusulas del documento, cualquier firmante puede enviar sus aviones con cámaras aéreas al territorio de otro participante un número determinado de veces y, además, tiene que abrir su propio espacio aéreo a otros miembros del tratado.
En caso de Rusia, el tratado le permitía realizar sobrevuelos de vigilancia militar sobre el territorio de Estados Unidos y de otros países miembros de la OTAN. De esta manera, Moscú podía obtener la información que le interesase sin ningún riesgo. Estos últimos hacían lo mismo respecto al territorio ruso.
Estos sobrevuelos fomentaban el sentido de confianza mutua entre todas las partes. Ahora, con la salida de Estados Unidos, los aviones de vigilancia militar de Rusia pierden el acceso libre al territorio norteamericano.
Es de esperar que este paso de la Casa Blanca agrave las tensiones.
Historial de acusaciones
La parte estadounidense justificó su retirada con el no cumplimiento del tratado por parte de Rusia. La insatisfacción infundada de Estados Unidos tuvo que ver con ciertas acciones de Moscú. Por ejemplo, se acusa a la parte rusa de no permitir los sobrevuelos de vigilancia militar sobre el territorio del enclave ruso en Europa, la región de Kaliningrado.
Pero aquí hay varias cosas que hay que tener en cuenta. El país que realizaba los sobrevuelos era Polonia —que también forma parte del tratado y es miembro de la Alianza Atlántica—. Polonia comparte su frontera norte con la parte sur de la región de Kaliningrado y realizó sobrevuelos de reconocimiento de tal manera que esto impedía la circulación segura de algunos aviones de pasajeros que aterrizaban y despegaban en el aeropuerto ruso de Jrábrovo.
Asimismo, existe otra razón para no permitir los sobrevuelos sobre Kaliningrado. En la región se encuentra desplegada una agrupación de las Fuerzas Armadas de Rusia que tiene como meta defender el territorio de la región en caso de una agresión.
Si los países de la OTAN se hacen con información secreta sobre la ubicación de las unidades rusas en la zona, la región quedará indefensa. La Cancillería rusa, por su parte, indicó que la decisión rusa no viola las cláusulas del tratado.
Otra denuncia de Washington tuvo que ver con la negativa de Moscú de permitir los sobrevuelos de vigilancia dentro de una zona de 10 kilómetros de la frontera entre Rusia y dos repúblicas que en el pasado formaban parte de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur.
Hay una razón sólida que explica la decisión rusa de prohibir los sobrevuelos en dicha zona. Estas dos repúblicas son aliados de Rusia y constituyen dos países independientes y Moscú hace todo para garantizar su soberanía.
En caso contrario, los países occidentales que forman parte del Tratado de Cielos Abiertos podrían traspasar la información de reconocimiento sobre estas dos repúblicas a su país socio, Georgia. Esta última, hasta el día de hoy reclama la soberanía sobre ellas.
La propia Georgia salió del Tratado de Cielos Abiertos con Rusia ya en 2012 y desde entonces no permite los vuelos de los aviones de vigilancia militar rusos sobre su territorio.
Además, la parte estadounidense no está contenta con que los aviones que participan en los sobrevuelos de vigilancia militar se reabastezcan de combustible en los aeródromos en Crimea, la península que pasó a formar parte de Rusia en 2014, pero es considerada parte de Ucrania por Estados Unidos y muchos países de Europa.
Sin embargo, estas denuncias no son nada más que justificaciones. Estados Unidos se atrevió a retirarse del tratado porque tiene un as en la manga, opinan los expertos. De hecho, EEUU cerró su espacio aéreo solo para los aviones de vigilancia militar rusos porque estos fueron los únicos que sobrevolaron el territorio del país norteamericano.
¿'Espionaje' a través de los aliados?
En la gestión política y militar de Estados Unidos siempre hubo mucha gente que estuvo en contra de la aprobación de estas medidas de confianza y transparencia, a pesar de que la idea de crear el mecanismo de Cielos Abiertos perteneció a Washington, declaró en un comentario a Sputnik el consultor del centro analítico ruso PIR-Center, Oleg Shakírov.
"En particular, los servicios especiales de EEUU estaban en contra de este tratado. Por eso ahora estamos viendo que este punto de vista recibió el apoyo de una parte de la Administración actual de EEUU. A lo largo de los últimos tres años esta Administración ha demostrado que no está interesada en las herramientas de los acuerdos multilaterales", señaló.
Según el entrevistado, finalmente prevaleció la idea de que Estados Unidos no iba a perder mucho si salía del tratado porque tiene a su disposición satélites para tomar fotografías del territorio ruso.
"Es posible que piensen que van a recibir una parte de la información que recopilan sus aliados al realizar los vuelos de vigilancia sobre Rusia. Si analizamos el texto del tratado, veremos que carece de cláusulas que prohíban el traspaso de la información que uno de los participantes recibió como resultado del vuelo a los países terceros", puso de relieve el analista.
En otras palabras, si Estados Unidos ahora se sale del acuerdo, Alemania al realizar un vuelo de observación sobre Rusia teóricamente puede entregar la información recopilada a EEUU.
"Al parecer Washington cree que va a perder poco [al abandonar el tratado]", enfatizó. Precisamente la cooperación con sus aliados europeos es el as que la Casa Blanca tiene en la manga.
Sin embargo, en su comentario a Sputnik el piloto militar ruso, el general mayor Vladímir Popov, declaró que la retirada de Washington del Tratado de Cielos Abiertos resultará en un aumento significativo de los gastos que EEUU paga para realizar el reconocimiento sobre el territorio ruso.
"Después de la salida del Tratado de Cielos Abiertos los estadounidenses tendrán que reforzar otros tipos de reconocimiento, incluidos el espacial, el radioelectrónico, el óptico-electrónico con tal de recibir la misma cantidad de información sobre Rusia. Como consecuencia, los gastos militares se dispararán, mientras el tiempo necesario para recopilar los datos aumentará considerablemente", concluyó el especialista.
Cómo debe actuar Rusia
Cuando Trump anunció que Estados Unidos se retiraría del tratado, varios Gobiernos europeos expresaron su pesar por esta decisión, entre ellos, el Reino Unido y Alemania. Está claro que los países europeos no están interesados en el desmoronamiento del tratado porque les da la única oportunidad de estar seguros de que Rusia no les amenaza de ninguna manera.
El año pasado la parte rusa realizó unos 30 vuelos sobre los países europeos. Es decir, en el marco del acuerdo multilateral Rusia lleva a cabo vuelos de observación no solo sobre el territorio de Estados Unidos. Incluso si Washington deja de cumplir con el documento, Moscú seguirá cooperando con los países del Viejo Continente en este ámbito y esto es muy importante para preservar las relaciones de confianza entre las partes.
Seguir con estos sobrevuelos es crucial tanto para la seguridad de los países europeos como para Rusia.
En la situación actual, cuando existe la amenaza de que los aliados europeos traspasen la información sobre Rusia a Washington Moscú podría barajar dos opciones. Una de ellas podría ser la salida del tratado para evitar que la información obtenida durante los vuelos de observación llegase al Pentágono.
Otra sería aceptar esta triste realidad y seguir formando parte del tratado. Pero no hay una solución perfecta para esta situación y Moscú ya anunció que no tiene planes de retirarse del tratado.
La pérdida de la posibilidad de vigilar el territorio de Estados Unidos es una noticia triste para el sistema de seguridad internacional. De esta manera, Washington obtiene una ventaja militar.
El país norteamericano, además, dispone de una agrupación satelital bien desarrollada en la órbita de la Tierra. En los últimos años las tecnologías satelitales han mejorado considerablemente y Estados Unidos decidió aprovecharse de la situación.
Pero se le olvidó que hasta el día de hoy los sobrevuelos de vigilancia militar realizados con el uso de aeronaves especiales todavía tienen muchas ventajas en comparación con los aparatos orbitales.
De todas formas, la retirada de la parte estadounidense del Tratado de Cielos Abiertos es una mala señal para la seguridad de Rusia y para la seguridad internacional en general.
En realidad, queda solo un acuerdo importante firmado con Rusia que Estados Unidos todavía no ha abandonado, es el Start III, también conocido como el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Si Trump decide salir de él también, ya no va a sorprender a nadie.
Por lo tanto, el Kremlin tiene que estar preparado para cualquier desenlace.
https://mundo.sputniknews.com/opinion/202005221091511918-que-se-esconde-detras-del-telon-eeuu-cierra-su-espacio-aereo-a-la-vigilancia-militar-rusa/