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“Primero Estados Unidos invadió Irak, luego lo dejó envenenado”


Bombas, balas y equipo militar abandonados por las fuerzas estadounidenses han dejado en Irak "toxicidad por milenios". 

La cultura política y moral de los Estados Unidos permite la cooperación de los dos partidos mayoritarios para destruir un país entero, matando a cientos de miles de personas en el proceso, sin la más mínima justificación. Luego, solo unos años más tarde, todos pueden actuar como si nunca hubiera sucedido.

En 2011 Estados Unidos retiró a la mayor parte de su personal militar de Irak dejando el país en ruinas. Las estimaciones de la cantidad de civiles que murieron durante la guerra de Irak oscilan entre 151.000 y 655.000. 

Otros 4.491 miembros del personal militar estadounidense perecieron en la guerra. Debido a que las bombas han dejado de caer del cielo y la invasión y ocupación de Irak ya no es noticia, los estadounidenses probablemente no piensen en la devastación que ocurrió en su nombre.

Con la excepción del representante Tulsi Gabbard de Hawái, que actualmente tiene una aprobación del 2 por ciento o menos, ningún candidato para la nominación presidencial demócrata ha abordado de forma consistente la criminalidad, la crueldad y el despilfarro de la política exterior estadounidense.

 Joe Biden, al frente de la carrera presidencial, no solo apoyó la guerra en Irak, a pesar de sus recientes incoherentes afirmaciones de lo contrario, sino que como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado actuó como su vendedor más efectivo e influyente en el Partido Demócrata.

La actitud indiferente de Estados Unidos hacia la muerte y la destrucción que crea, a la vez que se jacta de su benevolencia, no puede resistir el escrutinio de la ciencia. 

La doctora Mozhgan Savabieasfahani, toxicóloga ambiental de la Universidad de Michigan y galardonada con el Premio Rachel Carson, ha dirigido varias expediciones de investigación en Irak para determinar cómo los contaminantes y los productos químicos tóxicos de la guerra liderada por Estados Unidos están envenenando al pueblo y el medio ambiente de Irak. 

Los efectos sobre la salud son catastróficos y permanecerán largo tiempo después de que la guerra llegue a su fin oficial.

Había entrevistado con anterioridad a Savabieasfahani sobre su investigación inicial y recientemente he adquirido una actualización con respecto último descubrimiento de su equipo y es que existe una estrecha correlación entre la proximidad a una base militar de Estados Unidos y defectos de nacimiento en los niños iraquíes.

Se han usado bombas y balas a gran escala en Irak. Lanzar toneladas de bombas y millones de balas deja residuos tóxicos en el aire, el agua y el suelo de la población objetivo. 

Estos contaminantes continúan envenenando a esas poblaciones años después del cese del bombardeo.

Lo que es más, Estados Unidos introdujo miles de toneladas de equipo militar en Irak para usar en su ocupación. Incluyen tanques, camiones, bombarderos, vehículos blindados, armas de infantería, sistemas antiaéreos, artillería y morteros, algunos de los cuales están recubiertos con uranio empobrecido y mucho más. 

Finalmente, estos pertrechos encuentran su camino hacia los depósitos de chatarra militar de los Estados Unidos que permanecen en todo Irak.

Hay un número desconocido de depósitos de chatarra militar diseminados por el paisaje iraquí.

Las fluctuaciones de temperatura facilitan la oxidación y la erosión de la basura militar, liberando contaminantes tóxicos [incluidos los compuestos de uranio radiactivo, plomo neurotóxico y mercurio, etc.] en el medio ambiente iraquí.

El uranio y sus compuestos relacionados siguen siendo tóxicos durante milenios y envenenan a las poblaciones locales a través de la contaminación de alimentos, aire y agua.

La exposición de las embarazadas a las contaminaciones de la guerra, incluidos el uranio y el torio, daña irreversiblemente a sus fetos. Encontramos torio, un producto de la descomposición de uranio empobrecido, en el cabello de niños iraquíes con defectos de nacimiento que vivían en Nasiriyah y Ur City, cerca de una base militar estadounidense.

La destrucción de una sociedad no se detiene después de que las bombas estadounidenses dejan de caer. La contaminación ambiental que deja Estados Unidos continúa destruyendo nuestro medio ambiente y envenenando a nuestra gente décadas después de que las bombas hayan dejado de caer. Estados Unidos tiene una larga historia de destrucción irreversible de hábitats humanos. Eso debe terminar.

En su nueva investigación ha descubierto que los dientes de los niños iraquíes tienen 28 veces más torio si viven cerca de una base militar estadounidense. ¿Cuál es el significado de esa conclusión y qué indica la presencia de torio sobre la salud de un niño? ¿Qué tipo de anormalidades y problemas de salud experimentarán?

La población iraquí está potencialmente contaminada con productos de descomposición de uranio empobrecido. Los dientes de leche son muy sensibles a las exposiciones ambientales. Tales niveles altos de torio simplemente sugieren una alta exposición a una edad temprana y, potencialmente, desde el útero.

Encontramos uranio y torio en los dientes y el cabello de estos niños. El uranio y el torio también se encontraban en la médula ósea de los niños, todos los cuales tenían defectos congénitos graves. La magnitud de la contaminación pública causada por estos compuestos radiactivos que emiten radiación alfa es una pregunta seria que debe responderse. Nuestros datos de médula ósea aún no se han publicado, pero esperamos publicarlos por separado.

El torio es un emisor alfa y, una vez en el cuerpo, puede causar cáncer y otras anomalías. Los impactos pueden variar según el momento y la cantidad de exposición. La leucemia infantil, que ha aumentado en el sur de Irak, es un resultado verificado de la exposición al torio.

En nuestro estudio los niños con altos niveles de torio tenían múltiples defectos de nacimiento. Nuestros estudios muestran que, en todo Iraq, los niños expuestos a la contaminación de guerra de los EE.UU. sufren principalmente defectos cardíacos congénitos y defectos del tubo neural.

Cuarenta y cuatro años después de que las fuerzas estadounidenses abandonaron Vietnam, todavía hay bebés vietnamitas nacidos con defectos de nacimiento por el uso del agente naranja por parte del ejército estadounidense. ¿Cuánto tiempo crees que los iraquíes continuarán sufriendo la guerra liderada por Estados Unidos?

Si no se mitigan estos efectos la población estará permanentemente expuesta a exposiciones tóxicas elevadas que pueden afectar el acervo genético iraquí.

Mediante el uso del método científico se está ganando la capacidad de identificar un problema grave en Irak. Teniendo en cuenta que el problema es el resultado de la invasión estadounidense, ¿qué podría hacer Estados Unidos para resolver o al menos mitigar el problema?

Estados Unidos debe ser considerado responsable y obligado a limpiar todos los sitios que ha contaminado. Existe tecnología para la limpieza de la contaminación por radiación. La remoción y eliminación de depósitos de chatarra militares creados por los Estados Unidos contribuiría en gran medida a eliminar las emisiones tóxicas del medio ambiente iraquí.

Usted es una científica, no una analista política, pero debe de tener algunas ideas sobre las implicaciones políticas de su trabajo. ¿Cómo reacciona ante la falta de conversación sustantiva sobre las consecuencias de la guerra en la política y la prensa estadounidenses y la evasión de responsabilidad del oficialismo estadounidense sobre este tema?

No espero nada del oficialismo político estadounidense o de sus máquinas de propaganda que se disfrazan de "medios de comunicación" y se alimentan sin crítica de los informes de prensa del Departamento de Estado.

Afortunadamente hay un movimiento para criminalizar la contaminación ambiental causada por la guerra. El daño a la naturaleza y al medio ambiente humano debe considerarse un crimen de guerra.

Actualmente los científicos están pidiendo a los legisladores internacionales que adopten una quinta Convención de Ginebra que reconocería el daño a la naturaleza como un crimen de guerra, junto con otros crímenes de guerra. Espero que eso marque la diferencia en nuestra capacidad para proteger vidas humanas y nuestro medio ambiente.

Este artículo fue publicado originalmente en Salon.

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