Hoy la democracia republicana guatemalteca, puso al pueblo a decidir entre conservadores-liberales, la suma no tan claramente vista, entre; “dionisiacos [1] - arzuistas [2]” y un modelo más blando, pero no por eso menos conservador, y que de igual forma, era controlado por los mismos grupos de poder, unos con más recursos que otros, pero al final, buscaban la continuidad del modelo político conservador. Se votó, no se eligió, porque aquí no se elige, se vota, entre los que pretenden un modelo de Alianza para la Prosperidad, que se promueva desde el modelo de seguridad nacional, el control militar, para fortalecer el despojo de los territorios indígenas para la utilización y explotación de los bienes naturales y el modelo de los programas de “paternalismo social”, maquilas, transferencias condicionadas, pero que igual tiene su fin último en la explotación masiva de los territorios indígenas y campesinos.
Ambos, son grupos pro corrupción e impunidad [3]. Perpetuadores del modelo de acumulación capitalista primitivo [4].
Ambos llegaron a la segunda vuelta, con compromisos con el “crimen organizado”, principalmente con el narcotráfico. Con líneas duras o moderadas del ejército.
Con los objetivos del sector empresarial, uno con el modelo dionisiaco y MULTINVERSIONES; que dicho sea de paso, en estos últimos meses copó todo los medios de comunicación, principalmente la televisión y la prensa y el sector más oligárquico y salvaje del CACIF y el otro, con empresarios más moderados, que no tuvieron la capacidad de sumarle votos. Además, de los compromisos con sectores religiosos más conservadores (católicos y evangélicos).
Hoy otra vez, ganó, el miedo y la ignorancia. Ambos candidatos, presumieron de destilar palabras y acciones cargadas de machismo, misoginia, militarismo, pentecostalismo, colonialismo, racismo y homofobia.
El miedo fue quien dio la ventaja al candidato ganador, que no tenía nada diferente a la otra candidata.
El miedo a no ser una Cuba, una Venezuela. “Dicen, que si gana la UNE, nos van a quitar nuestras casas”, decía un campesino pocas horas de las elecciones. “Que va a saber una mujer como esa gobernar, solo sabe robar, como cuando robó cuando su marido fue presidente [5]”. La gente aunque vio, que ambos eran igual, que además de no tener nada para resolver los principales problemas de Guatemala, pudo más que sea hombre y no mujer.
A pocas horas de las elecciones y saber quién es el nuevo presidente de Guatemala, las fuerzas progresistas y de izquierdas (movimientos, grupos o partidos), se dan golpes de pecho.
Porque estamos en el mismo escenario de hace más de dos décadas. Hoy estamos frente al continuismo, no solo del conservadurismo y tradicionalismo, sino del modelo corrupto e impune, que ha sido la lógica o la real política de nuestro país, de la colonización española.
Estamos ante un modelo que poner en primer orden los desalojos y despojos de tierras, para construir su modelo extractivista-exportador. Nos estamos enfrentando a un modelo criminal y salvaje [6]. En vez de buscar culpables fuera, deberíamos de buscar culpables dentro de nuestro propio que hacer político.
No hemos sido capaces de revertir ni en lo más mínimo el modelo de la restauración conservadora. Con nuestra débil propuesta a la que hemos llamado “resistencia”, cuando realmente es un acomodo para oxigenar al modelo capitalista.
Los proyectos impulsados por eso, que en algún momento llame “la selva de ONGs” [7], no se diferencia en nada a los proyectos o programas impulsados por el Estado. Son programas y proyectos paternalistas, esencialistas. Los programas y proyectos desde la seguridad alimentaria, a lo que denomino “proyecto zanahoria” [8].
Los programas relacionados al buen vivir y otros desde un enfoque de cosmovisiones, son programas folklóricos, esencialistas y culturalistas; que sin temor, puedo afirmar que de allí salen algunas señoritas que luego se presentan como candidatas a Rabin Ajaw para el Festival Folclórico de Cobán, que luego las criticamos porque así como besaron la mano de Ubico, besaron la mano de Giammattei, así como le pusieron el traje de Nebaj a Zury, también se lo pusieron a Sandra Torres e incluso las ONGs y los movimientos sociales, se los dan a quienes llegan como representantes de cooperación que dan los recursos para cualquier proyectito colonizador.
Hace unos días comenzó a circular un documento bajo el título “Que bueno que ganó Giammattei”, y que creo que es un refrescante llamado de atención; a las fuerzas progresistas y de izquierda de Guatemala.
Con estas palabras, llama a construir un nuevo movimiento social: “Ahora es tiempo de repensar en un nuevo movimiento social, sin la cooperación internacional, para ver si tenemos la misma capacidad de aportar a los cambios que tanto necesita nuestro país, pero no ya desde nuestras flamantes oficinas desde donde solo respondemos a un proyecto elaborado para seguir manteniendo una forma de vida, que nos ayuda a resolver los problemas económicos y que nos permite tener todo el tiempo del mundo para liderar las distintas luchas emanadas desde esa cómoda posición, y seguir siendo revolucionario [...] necesitamos reinventar el movimiento social y sus formas de organización, creo que 30 años de venir intentando cambios en el sistema y ver solo mínimos avances nos tienen que hacer recapacitar y, de una vez por todas, entrarle a los cambios desde adentro, con la famosa autocrítica que realmente pueda ser efectiva y llevada a la práctica, que nos duela porque tiene que dar paso al nacimiento de un nuevo movimiento”.
Ideas como estas han surgido desde muchos años, pero para que cuajen, se necesita de una nueva ética dentro de los grupos progresistas y de izquierda.
Porque dejar los acomodos que nos dio la cooperación desde la firma de la paz, se necesita no solo conciencia social de clase, sino también conciencia de que ya topamos y que hay que dejarle los espacios a otros que lo mejoren o que continúen y a cerrar las tiendas clientelares que hemos abierto.
Para eso se necesita igual coraje para aceptar que nos hemos equivocado o hemos equivocado el camino. Porque así, como hemos formado gente para el fortalecimiento del capitalismo, también se han formado personas que se han creído líderes y dirigentes, incluso algunos participando en partidos políticos y que no llegan ni a tener más de 200 votos, esto es una vergüenza.
Como decía en su momento Domitila Chungara [9], “es importante tomar experiencias de nuestra misma historia” así como también de “la experiencia de otros pueblos”. Y para eso, “debe haber testimonio” que sirva para “reflexionar sobre nuestra acción y criticarla [...] yo pienso que en sí, la lucha por la liberación del pueblo la debe manejar un partido que sea realmente de los oprimidos y explotados que son los trabajadores [...]
O sea, que nosotros tenemos que tener nuestro propio partido y nosotros tenemos que encaminarlo, ¿no? es necesario integrar a los intelectuales con nosotros. Pero siempre tienen ellos que estar acomodados a nuestra realidad [...] yo pienso que en este momento es mucho más importante pelear por la liberación de nuestro pueblo junto con el varón”.
Solo los pueblos que se articulan y se unen, han logrado hacer los cambios que se requieren. Cuba, por ejemplo, es una historia de revoluciones y sublevaciones, desde la llegada de los españoles. Nosotros hemos abandonado esas luchas revolucionarias y muy pocas veces las analizamos como tal. Se nos olvidan las sublevaciones indígenas ante el Estado colonial. Por eso es importante revisar no solo nuestras políticas de alianzas, nuestros objetivos, sino también nuestras formas de formación, educación y organización.
Estos cuatro años son fundamentales, para que logremos emancipar a los campesinos e indígenas, hombres y mujeres, niños y niños. Redimir a los indígenas y que asuman el control de su propia liberación. Es decir, promover realmente un modelo de descolonización en todas sus dimensiones. Avanzar hacia la destrucción del latifundio y devolver el control de los territorios a los pueblos. Fomentar la agricultura originaria y no las zanahorias y los güicoyes, crear escuelas y procesos de formación donde se discuta: liberación, revolución, emancipación, luchas de clases, pueblos originarios, territorialidad, tierra, poder, socialismo, comunismo, capitalismo, etc y dejar el modelo de talleres y diplomados.
Dejar el acomodamiento de la ciudad, de los hoteles y hacer que la gente piense desde su realidad. Abandonar las conferencias de expertos y hacer que la gente sea la experta de su propia liberación. Por qué? como hemos insistido en muchas reflexiones, es el pueblo quien gesta su propia liberación y no las organizaciones, ni las ong, ni los partidos. Solo Ustedes, llamados movimientos sociales, seguirán siendo un grupo de líderes y lideresas, anquilosadas sobre su propia cola.
No debemos esperar que seamos perfectos o profesionales de la política. El pueblo se ha tropezado ahora, porque sigue los patrones que se dicta desde la capital.
Debemos dejar que el pueblo que quiere descolonizarse y liberarse asuma su “derecho a gobernarse mal” [10]. El pueblo debe parir su propia liberación y eso no saldrá de los hoteles o de los café.
Hemos perdido mucho tiempo, porque queremos hacer alianzas desde los movimientos. Por qué no volvemos la mirada al pueblo, que grita y gime de dolor, pero también gime de esperanza. Ese slogans “a mayor represión mayor organización”, debe dejarse a un lado. Hoy, debemos decir, a mayor organización, menor represión y más fuerza para la liberación.
La historia hoy nos está exigiendo que no debemos esperar nada bueno en este presidente. No se le puede dar el beneficio de la duda. Dice que hará lo que el pueblo pide, pero el mayor ejemplo de que no respetará al pueblo, es que no quiere que vuelve la CICIG.
Entonces, no esperemos cuatro años para establecer mecanismo de alianzas. Hoy más que nunca, urge una política de alianza, pero bajo compromisos serios y concretos, como la lucha de “desbaratar el capitalismo y construir un nuevo Estado y una nueva sociedad”, es decir un nuevo modelo de revolución.
Finalmente, termino parafraseando a Manuel Tot: “No descansaremos hasta ver a nuestro pueblo libre”.
Notas:
[1] Me refiero al papel que ha jugado hasta hoy Dionisio Gutiérrez, que se dedica a manipular las elecciones, para seguir controlando su finca. Además aliado de Aznar y otros dictadores de América Latina, quienes lo propusieron como el futuro presidente de Guatemala. Enemigo de la revolución venezolana y de Cuba. A quien hoy puso a los votantes a elegir entre Giammattei y Torres.
[2] Corriente que aún siguen muchos y está relacionado a la construcción ideológica de Alvaro Arzú.
[3] Ambos se opusieron a la continuación de la CICIG.
[4] Me refiero primitivo, porque en Guatemala, sigue imperando un modelo de acumulación capitalista, relacionado al latifundismo. Por, eso es el miedo que presentan los empresarios cuando Estados Unidos impone aranceles, porque nuestros país, vive más de la importación que de la exportación. Solo de Estados Unidos, nos llega el 40% de la importación que se consume a nivel nacional.
[5] Refiriéndose cuando Sandra Torres era la esposa del expresidente Alvaro Colom.
[6] Analicemos profundamente el Plan Pavo Real. En una de sus intervenciones en los medios de comunicaciones el ahora ganador de las elecciones decía: “hay que utilizar la ley para desalojar a esos vándalos que toman las calles y carreteras y no dejan que el país desarrolle, yo no me voy a tentar el alma, para sacar al ejército para poner el orden”, refiriéndose a las tomas de CODECA y de los estudiantes de la USAC.
[8] Solo enseñan a sembrar zanahorias y a cuidad pollos blancos y no hay una clara referencia a disputar la tierra y el territorio en clave de lucha de clases.
[9] Moema, Viezzer, Si me Permiten Hablar, Testimonio de Domitila Chungara, http://www.cmpa.es/datos/6816/VIEZZE-Memorias_de_Domitila60.pdf
[10] Fanon, Frantz, Sociología de una revolución, Ediciones ERA, s.a. México 1968.
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259408