Steve Bannon llegó a Europa para unir a las fuerzas populistas euroescépticas. En vez de eso, creó el caos e incluso traicionó a sus aliados más cercanos, como hizo en los EEUU.
Hubo un momento, en que un estadounidense llamado Stephen Kevin Bannon (Steve Bannon), pisó suelo europeo.
Llegó como un salvador, un líder, una guía para cada grupo político en Europa que se oponía al súper-Estado de la UE en Bruselas.
Bannon, ex-asesor de la Casa Blanca para Donald Trump, que fue demasiado lejos con sus actividades y provocaciones, y finalmente perdió la confianza de su presidente, entró en la escena política europea para “consultar” con la derecha europea.
El ex-asesor era ampliamente conocido por sus así llamados puntos de vista políticos “alt-right” [derecha alternativa] y su contribución a la victoria de la campaña de Trump en las elecciones presidenciales de EEUU (2016).
Tras aquello, fue nombrado asesor presidencial sobre estrategia política, pero en agosto de 2017 fue despedido por Trump, lo cual fue, según fuentes informadas, el resultado de un conflicto con la influyente hija del presidente estadounidense, Ivanka, y su esposo, Jared Kushner.
En enero de 2018, Bannon anunció su renuncia como director de Breitbart News y su intención de centrarse en “nuevos proyectos políticos y analíticos”.
Los medios de comunicación europeos (principales y alternativos), tendieron a sobre-exagerar el papel de Bannon en la campaña de Trump. Los medios liberales utilizaron a Bannon como un tipo de espantapájaros “fascista”, una “figura sombría” que susurraba sus ideas diabólicas directamente al oído de Donald Trump.
Los medios de comunicación alternativos vieron en Bannon un tipo de héroe, un sacerdote intelectual, un hombre de ideas reales que había iluminado el camino de la verdad para Donald Trump.
En los círculos de derecha europeos, Bannon fue un mito desde el principio. Entre muchos líderes hubo pocas dudas de que Bannon fue el hombre que convirtió a Trump en presidente de los Estados Unidos. Bannon disfrutó de esta popularidad, sonrió en fotos con Marine Le Pen, Matteo Salvini y muchos otros líderes de la derecha populista europea.
Y todos creyeron al principio que este hombre estaba a punto de cumplir la “Teoría de todo”. Pero Bannon solo trajo una cosa simple: Él mismo. Y nada más. Eso no es suficiente para un continente, donde en algunos países la derecha populista está a un paso de tomar el poder.
Mientras que algunos líderes de derecha se tomaban selfies con Bannon y escuchaban atentamente sus discursos de “Somos las fuerzas de la luz”, otros fueron más realistas.
El subjefe del partido alemán AfD, Alexander Gauland, dijo con toda naturalidad: “No veo ninguna posibilidad de cooperación. Esto no es América”.
Y Gauland no se equivocó. Las recetas de Bannon para Europa sonaban como si hubieran sido cocinadas en una clase de pregrado estadounidense en la universidad de Texas: China mal, Taiwán genial, Islam malvado, Cristianismo genial, esto malvado, eso genial. Quizás algunos granjeros en el Cinturón Bíblico Americano se tragarían eso, pero ciertamente no el electorado europeo de clase media.
Muchos funcionarios de derecha pronto parecieron decepcionados por las visiones simplonas de Bannon sobre el mundo.
El ex-asesor comenzó a implementar sus intenciones al anunciar planes para el establecimiento de “El Movimiento” en Europa, que se suponía que uniría a todas las fuerzas populistas de derecha en el continente.
La fundación estaba anunciada para convertirse en la alternativa de derecha a la “Open Society Foundation” de George Soros.
Pero algo salió mal y por ahora el proyecto se ha estancado. O bien uno podría decir que para Bannon, el debate público fue su verdadera victoria, y tal vez ni siquiera planeó seriamente implementar tales planes. La montaña había trabajado de ese modo y dio a luz un ratón.
Pero Bannon no se detuvo allí y decidió continuar recaudando fondos para crear una escuela para los partidarios de las ideologías de derecha en Europa. Esta idea apareció en el marco de su cruzada contra el Papa Francisco quien, según Bannon, “está poniendo constantemente todas las trabas del mundo contra el movimiento nacionalista populista”.
Incluso había logrado firmar un contrato de arrendamiento para un monasterio medieval en el pueblo italiano de Trisulti, aproximadamente una hora fuera de Roma, con planes de construir una academia para “gladiadores modernos” que “reúna a los mejores pensadores”.
Tenía grandes planes para la academia, esperando que la versión completa del instituto, con aproximadamente 100 estudiantes y una facultad adicional, se abriera para 2020. Su fe en el éxito de esta institución educativa se basó en su noción de firmeza: “Los gladiadores no eran solo técnica, físico o coraje, lo más importante era esta increíble firmeza”.
Al principio, la idea de fundar una especie de contra-Vaticano fue apoyada al principio por el Cardenal conservador Raymond Burke, ex-arzobispo de San Luis que fue degradado por Francisco y había estado apoyando los llamados a la renuncia del Papa.
Burke incluso declaró que esperaba trabajar con Bannon “para promover una serie de proyectos que deberían hacer una contribución decisiva a la defensa de lo que solía llamarse cristiandad”. Pero esta ardiente pasión por trabajar con Bannon desapareció muy rápidamente.
Se citó a Bannon diciendo que había propuesto hacer una película basada en el libro “En el armario del Vaticano: poder, homosexualidad, hipocresía” del periodista francés Frédéric Martel. El libro trata sobre la investigación del autor acerca de los homosexuales en el armario que toman posiciones en el Vaticano como altos dignatarios eclesiásticos.
Martel dijo a BuzzFeed News en una entrevista que había almorzado con Bannon para discutir el libro. Durante la charla, Martel le había hecho a Bannon algunas preguntas pertinentes sobre si sus partidarios en el Vaticano eran homosexuales.
Bannon respondió que probablemente era cierto y agregó que el Vaticano debería permitir que sus sacerdotes heterosexuales se casen y permitir otros cambios también para que la iglesia pueda centrarse en “los temas importantes: China, el Islam, la inmigración, etc.”. El ex-asistente de Donald Trump se convirtió así en el asistente de Dios mismo.
Las extrañas declaraciones de Bannon hicieron que Burke retirara su apoyo a Bannon de inmediato e incluso subrayó que “él nunca había trabajado con el Sr. Bannon en su organización” y que solo se había reunido con él “en una ocasión para discutir la enseñanza social católica con respecto a ciertas cuestiones políticas”.
El último acontecimiento que implosionó los planes de Bannon con la escuela de “gladiadores” fue cuando intervino el Ministerio de Cultura de Italia, propietario del monasterio en Trisulti. El Ministerio decidió rechazar el contrato de arrendamiento, citando violaciones de obligaciones contractuales.
Por lo tanto, ninguno de los “proyectos políticos y analíticos” de Bannon en Europa ha tenido éxito. También perdió a uno de sus partidarios más influyentes en la lucha contra el Papa Francisco y su retórica anti-populista.
Las razones de su fracaso son diversas y en varias capas. Aparte del claro fiasco moral provocado por su comportamiento y la incongruencia de los ambiciosos planes, el principal trabajo preparatorio de su desgracia parece haber sido mucho más obvio.
Las maquinaciones políticas son a menudo feroces y sucias, y uno no puede esperar tener o amigos transparentes o enemigos transparentes. Sin embargo, siempre es importante recordar todas las consecuencias de morder la mano que te da de comer.
Quizás un estadounidense llamado Stephen Kevin Bannon pisará pronto suelo africano...
Escrito por Ksenia Medvedeva y Carl Friedrich
Traducido al español para Geopolítica.ru
Fuente: Free West Media
https://www.geopolitica.ru/es/article/esto-no-es-america-bannon-se-estrella-en-europa