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La iglesia de ayer, igual que la de hoy


Poco, o nada, -escribe nuestro colaborador Aday Quesada -ha cambiado la Iglesia Católica española a lo largo de las últimas centurias. En el pasado formó parte del poder y en la actualidad continúa instalada también en los ámbitos del poder político y económico. Atendiendo al papel desempeñado por la jerarquía eclesiástica como aliada de los poderosos, ¿puede resultar extraño que los indigentes la escogieran siempre como objeto de su iracundia ?

Poco, o nada, ha cambiado la Iglesia Católica española a lo largo de las últimas centurias. En el pasado formó parte del poder y en la actualidad continúa instalada también en los ámbitos del poder político y económico.

En la década de los años 30 se alineó junto al fascismo en lo que iba a ser la guerra civil más cruenta acaecida hasta entonces en el continente europeo.

Defendió a los terratenientes contra los débiles intentos de la República de hacer la reforma agraria. Según la jerarquía de entonces, entregar las tierras a los campesinos pobres iba contra el derecho natural, contra el inviolable derecho a la propiedad. Bendijo y bautizó con el nombre de "Cruzada" a una guerra emprendida por los ricos para impedir que los pobres pudieran ejercer sus derechos. ¿Puede resultar extraño que los indigentes la escogieran siempre como objeto de su iracundia y procedieran a incediar los templos y destruir los símbolos religiosos?

Su estrecho compromiso histórico con las clases hegemónicas llegó hasta tal punto que en las rebeliones sociales que tuvieron lugar durante siglos, la Iglesia española se convirtió siempre en el blanco prioritario de la ira de los sublevados. Y era lógico que sucediera así, ya que sus representantes encarnaban la representación más visible y directa de la opresión de los poderosos. La aristocracia y la gran burquesía constituían el enemigo real de los mas pobres, pero quienes mantenían contacto directo con ellos eran los párrocos y religiosos que desde los púlpitos defendían que la pobreza había que sobrellevarla con sumisión y resignación.

LA IGLESIA Y LA DICTADURA

En el curso de los 40 años que siguieron al conflicto civil del 36, la Iglesia constituyó una pieza esencial de la dictadura resultante, convirtiéndose en su aparato ideológico indiscutido e indiscutible, desempeñando el papel de uniformadora de las creencias y las conductas de los españoles, a través del férreo control de la enseñanza. 

En realidad, durante la pasada dictadura de Franco la Iglesia no hizo otra cosa más que continuar dándole proyección al papel desempeñado a lo largo de toda la historia de España.

En el curso de las últimas cuatro décadas, la jerarquía eclesiástica española, vista como un conjunto, apenas ha cambiado de posicionamientos políticos y alineamientos sociales, aunque estos se vean obligados a manifestarse de forma más discreta. Como sucediera en la época del dictador, los obispos y cardenales han segudio formando parte de la institucionalidad del Estado, como si se tratara de un derecho divino otorgado, que les consagrara para el disfrute de todo tipo de privilegios.

LA IGLESIA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XXI

Una muestra de cuál continúa siendo el auténtico rostro de la jerarquía eclesiástica española lo proporciona un incidente acaecido recientemente en la diócesis de Cádiz. Lugar en el que grupos de"cristianos de base" han reclamado de su obispo que proceda a aliviar la situación de los sectores sociales amenazados con los desahucios de viviendas, con la puesta a disposición por parte de la Iglesia de los numerosos pisos vacíos de su propiedad, para que tal acto de caridad palíe las necesidades habitacionales de estos.

En esta línea, diversas organizaciones cristianas de la diócesis de Cádiz - HOAC., Justicia y Paz, Comunidades Cristinas Populares, Comunidades laicas marianistas y Comité Óscar Romero de Cádiz, Reflexión-Acción de la Diócesis de Cádiz-Ceuta -, han dado al conocimiento público un comunicado en el que manifiestan lo que sigue:

"La Iglesia de Cádiz no puede ser insensible a este sufrimiento y puede hacer más de lo que hace. Creemos que la Iglesia de Cádiz debería tener gestos concretos en la línea que viene marcando Francisco quien le dijo al clero italiano: “que abandone las propiedades materiales no dedicadas al culto y que mantengan solo aquellas que puedan servir para la experiencia de fe y caridad del pueblo de Dios”.

" Sabemos que el obispado tiene pisos vacíos en San Rafael-Fragela y en Ortiz de Echagüe. Seguramente existen otros que desconozcamos. Pisos que llevan años cerrados, sin vender, ni alquilar. Debería ceder, al menos, algunos de ellos para familias necesitadas".

Y agregan:

"También deberían cederlo los religiosos y religiosas a quienes el Papa Francisco les dijo en Roma: “Queridos religiosos y religiosas: los conventos vacíos no deben servir a la Iglesia para transformarlos en alojamientos y ganar dinero. Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo, que son los refugiados. Jesús nació pobre, murió pobre y a sus discípulos les dijo que vivieran con austeridad y sencillez".

Las peticiones de este tipo por parte de estos grupos de "cristianos de base" no son nuevas. Ya desde el año 2013, preocupados por la situación social que atravesaba Cádiz, solicitaron de su Obispo que pusiera en marcha algunas medidas que sirvieran para atenuar la situación límite que estaban viviendo muchos gaditanos. Transcurrían entonces los tiempos dramáticos de lo peor de la crisis económica, en los que como consecuencia de la pérdida de sus puestos de trabajo, y la consiguiente imposibilidad de pagar sus hipotecas, miles de españoles se veían expulsados de sus hogares por las órdenes ejecutivas de los bancos.

Los grupos cristianos aludidos, que tratando de ser coherentes con sus creencias religiosas militan en el activismo social porque estiman que son consustanciales con su alineamiento en el lado de los pobres, lo han intentado todo para que sus jerarquías eclesiásticas correspondan con el ejemplo. Sin embargo, el prelado gaditano ni siquiera se dignó a responder en aquella ocasión a la petición de sus revoltosos feligreses.

Posiblemente la respuesta que dará ahora el obispo sea similar a la entonces. En cualquier caso, las organizaciones rubricantes de la petición concluyen su misiva al obispo con una frase que contiene una contundente coherencia, inasumible por parte de la jerarquía eclesiástica española:

"La Iglesia hoy - dicen- tiene muchas riquezas y bienes y debe ponerlos al servicio de los que no tienen nada".

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL

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