El pasado 8 de marzo, día marcado por las masivas conmemoraciones del Día Internacional de la mujer, se cumplieron 5 años del asesinato de Giselle Rubilar Figueroa, la chilena que fue víctima de un disparo en la cabeza por parte de las llamadas «guarimbas», expresión de vandalismo callejero de la oposición venezolana en las protestas de 2014.
Las guarimbas fueron la estrategia que utilizó la oposición venezolana en 2014 -en ese entonces agrupada en la MUD- para desestabilizar e intentar derrocar al gobierno de Nicolás Maduro que cumplía su primer año como mandatario.
Éstas consistieron en hordas de personas que se dedicaban a saquear, armar barricadas, vandalizar, realizar cortes de suministros eléctricos, atentados a edificios públicos, y lo más grave: linchamientos y asesinatos.
Estos atentados incluyeron degollamientos y quema de personas, acciones que no sólo afectaron a policías y funcionarios del gobierno, sino que también a simpatizantes del chavismo.
En este contexto es que Giselle Rubilar Figueroa, profesora y artesana de 47 años, madre de 4 hijos, chilena de nacimiento y habitante de Mérida donde cursaba un magíster en educación, fue asesinada por las guarimbas de un disparo en la cabeza en el sector Pie de Tiro, cuando se disponía despejar una barricada para restablecer la libre circulación.
Inmediatamente, las grandes cadenas de noticias en Chile informaron que una compatriota había sido víctima de homicidio en medio de la convulsión social venezolana, hasta que los testimonios de cercanos y de sus hijos afirmaron que la mujer era comprometida chavista y que había sido la estrategia de la oposición quien le había causado la muerte.
Desde entonces la cobertura se fue diluyendo con el paso de los días, hasta pasar al total olvido para los medios masivos.
Antes de morir, Giselle ya había denunciado en su cuenta de Facebook: “En el hospital del seguro social (a dos cuadras de mi casa) los guarimberos (los que levantan las barricadas) se han dedicado a asediar a los médicos, personal del hospital, familiares de los pacientes, a cualquier persona que entre o salga de ahí, así como la entrada de medicamentos y alimentos, a tal punto que han tenido que trasladar gran parte de los pacientes hospitalizados a otro lugar.
Estas son algunas de las acciones que nos muestran el grado de locura y violencia de estos grupos fascistas, que se hacen llamar estudiantes”.
Los incidentes a causa de las guarimbas el primer semestre de 2014 dejaron un saldo de 43 muertos y 1032 heridos, estrategia que la oposición repitió, pese a su fracaso en 2017.
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