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Porque no caen ni Maduro ni Ortega?


Tanto el presidente venezolano Nicolas Maduro como el nicaragüense Daniel Ortega, llevan años resistiendo las más feroces embestidas desestabilizadoras en todos los frentes imaginables para desalojarlos del poder.

Ambos llevan años enfrentando violentas y despiadadas campañas internacionales de desprestigio y satanización. Ambos son vilificados las 24 horas del día por la prensa internacional como la versión tropical del nazi alemán Adolfo Hitler.

Estados Unidos ha invertido centenares de millones de dólares para desalojarlos del poder en los cuales no se ha escatimado esfuerzo alguno en ningún campo de lucha política para forzar un “cambio de régimen” en Caracas y Managua.

Ambos países han sido castigados con sanciones como la ley Magnistky y la Nica Act. Funcionarios de ambos gobierno han perdido sus privilegios migratorios y sus visas canceladas.

Aunque desde hace 4 décadas esta ampliamente documentado que Colombia es el principal productor y exportador de cocaína en todo el planeta, la prensa latinoamericana se las arregla para presentar a Colombia como “la Suiza de Suramerica”, la democracia por excelencia, mientras repite hasta la saciedad sobre el supuesto involucramiento del gobierno venezolano en el narcotráfico.,

Es virtualmente imposible encontrar una sola capital latinoamericana en donde los pobres no busquen comida en los basureros, pero el periodista Jorge Ramos, escogió a Caracas para filmar una escena, que bien pudo encontrar en Los Angeles, Buenos Aires o Bogota, en la cual se apreciara a un ciudadano hurgando en la basura, buscando comida.

La campaña de vilificación en contra de Venezuela y Nicaragua, al igual como sucedió en la guerra de Irak y Lybia, está basada en gran parte en mentiras. Y la mentira tiene patas cortas.

En Irak, las “armas de destrucción masiva” jamás aparecieron. En Lybia, el bombardeo de Kadaffy contra la población civil en Bengazi fue desmentido por el jefe del Estado Mayor Conjunto Mike Mullen en el Senado, pero ningún medio internacional lo reportó.

La brutal inflación y carestía de productos básicos, es real, pero igualmente es a todas luces una crisis artificialmente creada, prefabricada, manipulada y exagerada.

La distorsión de la realidad económica venezolana ha sido tan grande que la oposición se ha visto obligada a utilizar falsas fotografías para “probar” la escasez de alimentos en Venezuela.

El 26 de Agosto de 2011, la fotógrafa Allison Joyce, tomó una fotografía en el supermercado Stop and Shop de Nueva York donde aparece una mujer entre estantes vacíos. El pie de foto explicaba que 50 millones de personas en la costa Este se preparaban para el huracán Irene.

Aunque la fotografía era real, no correspondía a Venezuela. La gran prensa latinoamericana se apresuró a publicarla y la oposición venezolana la viralizó en las redes sociales.

Eventualmente se supo la verdad, pero nadie se retractó, nadie pidió disculpas y las cadenas de televisión internacionales ignoraron la información, aunque antes habían difundido la mentira.

En Nicaragua, la Oposición AntiSandinista, contabilizó muertos a manos del gobierno, que jamás habían muerto y muertos por accidentes automovilísticos o riñas etílicas como victimas de la represión.

En Costa Rica, organismos de derechos humanos incluyeron en la lista de refugiados a miles de Nicaragüenses que tenían años de vivir en Costa Rica pero no habían regularizado su situación migratoria.

Maduro y Ortega continúan en el poder porque simplemente es falso que el 90% de la población este en su contra . Las encuentas de firmas privadas independientes indican que ambos gobernantes gozan de una aceptacion de entre el 60 y 70% respectivamente.

Ningun gobierno del tercer mundo sería capaz de resistir el robo de 30 mil millones de dólares de sus fondos en un plazo de 6 meses y todavia continuar en el poder como sucede con Venezuela.

Tampoco ningun gobierno podria sostenerse habiendo entrentado un golpe vandálico que resultó en la pérdida de 200 mil puestos de trabajo y una reducción de un 30% en su planilla de seguridad social como en el caso de Nicaragua.

Si fuera cierto que solo un 10% de la población apoya a ambos politicos revolucionarios, ya estos hubieran caído del poder ante la brutal, cínica y descarada presión económica, mediatica, diplomática, social y política de Washington.

La torpeza política de las elites locales de Nicaragua y Venezuela, ha dejado a Estados Unidos sin mas opción que la agresión militar, alternativa ampliamente impopular en Estados Unidos pero mas aun en Latinoamérica.

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