El Este de Europa marca la dirección a seguir: “El sol de Europa se levanta en el este”, concluyó en su discurso de bienvenida el segundo del Corpus Nacional, Mykola Kravchenko.
Bajo el liderazgo del movimiento paneuropeo Reconquista, el 15 de octubre del pasado año volvieron a reunirse en Kiev las fuerzas ultraderechistas y nacionalistas aliadas del movimiento Azov.
La ocasión, en este caso, era la segunda Conferencia Paneuropa así como una serie de actividades paralelas en el marco de la semana paneuropea que reafirma los esfuerzos y proyectos internacionales de los ultranacionalistas ucranianos.
Las ideas básicas de la ultraderecha “europeísta”
En la introducción previa al detallado resumen de las intervenciones de los distintos participantes, así como en su intervención en la reunión, la principal ideóloga del movimiento, Olena Semenyaka, perfiló las principales ideas fuerza que parecen conformar un marco de acercamiento para el conjunto de movimientos, partidos y personalidades fascistas, neonazis o nacional-conservadoras que confluyen en torno a Azov y su Corpus Nacional.
¡Europa primero! Paneuropa como Confederación de naciones soberanas
La idea fundamental, que explica el propio concepto Paneuropa, se vincula a la primacía del principio nacional europeo.
Sin duda, el movimiento considera que los distintos estados europeos deben liberarse de la actual Unión Europea para recuperar su soberanía, pero no para centrarse en exclusiva en ellos mismos. Tomando como referencia la analogía de los Estados Unidos de Europa, la pretensión es encontrar un equilibrio entre una federalización excesiva, que en el transcurso de las últimas décadas se ha convertido en sinónimo de centralización, y el pequeño estatismo chovinista que sólo busque su propio desarrollo nacional.
La solución, propuesta y objetivo final es una Confederación Paneuropea de naciones europeas libres y soberanas: Paneuropa.
Una propuesta que se formula como alternativa, desde una concepción también paneuropea, al modelo de colaboración que representa la actual Unión Europea.
Sin renunciar a la reivindicación del papel del estado-nación, la propuesta supone así desligarse de una propuesta que trate de situar a cada país como objetivo primero de la acción política.
El objetivo preferente es otro: reapropiarse de la idea de Europa y de la propia concepción paneuropea.
Y ello con un objetivo expreso: resituar a Europa como sujeto geopolítico en el mapa global y como un bloque cultural y civilizacional único y específico.
La Tercera Vía geopolítica
En la dimensión geopolítica, el objetivo de esta nueva Europa es salir de la esfera de influencia de unas superpotencias (Estados Unidos y Rusia en lo fundamental) que, según Semenyaka, continúan dividiendo a Europa en zonas de influencia o bajo su control. Algo en el que estas potencias convergirían en realidad.
Desde este punto de vista, Occidente y la Federación Rusa serían más contrapartes y rivales que enemigos ideológicos.
Esta Europa dividida en zonas de influencia no europeas, “satélite de maestros cambiantes”, es lo opuesto al ideal paneuropeo.
De ahí que, si Europa tiene ambiciones grandes, según Semenyaka, es hora de unirse y proclamar las ideas de “¡Europa primero!” y “Hacer Europa grande otra vez” como principios fundamentales de la acción política. La concreción programática es una Tercera vía geopolítica que se perfila como elemento destacado para la acción nacionalista paneuropea.
Tradicionalismo cultural
En la dimensión cultural, el proyecto de reapropiación y de redefinición de la nueva Europa, el objetivo fundamental es oponerse a la Europa multicultural que caracteriza al otro movimiento paneuropeo, el inspirado en Coudenhove-Kalergi y que todavía determina la configuración política de la actual Unión Europea.
En la concepción de Semenyaka, no se trata sólo de cerrar las fronteras a la inmigración no europea o de prevenir el riesgo que en su visión supone la presencia de una minoría musulmana fuerte sino de oponerse a cualquier tipo de sociedad multiétnica.
La lucha contra el chovinismo nacional en Europa incluiría, por tanto, el intento de algunos estados, como el húngaro, de imponer su presencia nacional en otros países (por ejemplo, en la Transcarpacia ucraniana).
La defensa de los valores tradicionales, según el neoconservadurismo ucraniano, también asume un fuerte componente de hostilidad a la propaganda LGTBI.
El enemigo principal: Rusia
En su posición geopolítica y cultural, el principal enemigo del ultranacionalismo ucraniano, el que acumula todas las posiciones de conflicto es, por supuesto, Rusia.
El conflicto de liberación europeo respecto de las superpotencias se plantea ante todo la Federación Rusa, una posición que une a las fuerzas nacionalistas del este europeo en su rechazo al Moscú-centrismo.
La acción unitaria de los nacionalistas para reconstruir la unidad geopolítica de Europa se enfrenta ante todo a la perspectiva de un “protectorado” ruso, mucho más que la alternativa similar que pueda formular el “globalismo occidental”.
El proyecto Intermarium debe situarse en este contexto. Con carácter general, Intermarium se plantea como la unión militar y geopolítica de los países de Europa Central y del Este y la actualización moderna de la tercera vía geopolítica continental.
En la práctica, sin embargo, su orientación es una acción dirigida sobre todo contra Rusia.
Pero la Federación de Rusia no es sólo el principal enemigo geoestratégico. También es la principal referencia de oposición cultural por sus rasgos como estado multiétnico y multirreligioso, con “la mayor minoría histórica musulmana en Europa” y la migración masiva a la parte rusa del estado desde las repúblicas no europeas de Rusia y los países vecinos de Eurasia.
El proteccionismo cultural de las minorías en ese país se ve como un peligro cultural para Europa.
El conflicto con Rusia no es sólo estratégico-cultural sino que, para el nacionalismo pro-Azov, tiene una clara dimensión militar. Según los ideólogos de la ultraderecha pro-Azov, mientras Occidente y la Federación Rusa sigan viendo a Ucrania como un campo de juego para sus ambiciones, las fuerzas nacionalistas europeas deben unir sus esfuerzos con el movimiento nacionalista ucraniano para transformar la “zona de amortiguamiento” (buffer zone) entre las superpotencias en Europa. Lo que implica reforzar las capacidades de defensa de los estados europeos.
Desde esta perspectiva, las naciones de Europa necesitan cooperar en materia de defensa frente “la guerra híbrida rusa”.
El rearme asociado correspondería sobre todo a los países que tienen que hacer efectivas “sus perspectivas nacionalistas oprimidas”, en particular Ucrania pero también una Alemania, que debería liberarse de las bases militares extranjeras.
De esta forma, el conflicto con Rusia se percibe desde el nacionalismo ucraniano como una oportunidad única de que Europa se recupere, en su estrategia de restauración de su poder continental, en “una nueva forja de guerra”.
Semenyaka sostiene así que, a pesar de la anexión de Crimea y de la caída de Donbass, el movimiento nacionalista ucraniano nunca habría llegado a tal nivel de desarrollo sin que la guerra con Rusia hubiera comenzado.
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, las formaciones nacionalistas han logrado crear sus propias ramas militares, con el regimiento Azov de la Guardia Nacional de Ucrania a la cabeza.
Esta es la razón por la que también comparó la situación en la Ucrania posrevolucionaria con el dilema de los Freikorps alemanes en su oposición al movimiento comunista antes de la llegada de Hitler al poder.
En su enfrentamiento con Rusia en Donbass, el movimiento ultranacionalista ucraniano tuvo la oportunidad no solo de desafiar a las autoridades liberales y luchar por el poder en Ucrania, sino también de impulsar el desarrollo de Intermarium.
Los participantes de la segunda conferencia de Paneuropa estuvieron presentes en la tercera conferencia del Grupo de Apoyo Intermarium el 13 de octubre en Kiev. Allí, Semenyaka apeló a las fuerzas nacionalistas europeas a unirse a la geoestrategia de la Reconquista, defendiendo Intermarium como una alternativa de la Unión Europea.
En su intervención, Mykola Kravchenko, mano derecha de Andriy Biletsky en Azov, enfatizó que el conflicto entre Ucrania y Rusia no es tanto una tragedia como una ventana de oportunidad para Ucrania y para toda Europa, y esta oportunidad histórica única no debe ser desperdiciada.
La alianza paneuropea
El movimiento Paneuropa busca conformar la unidad de los ultranacionalistas europeos para el impulso de esta estrategia una Europa unida y tradicional-conservadora. Esto incluye, por una parte, a los movimientos políticos que en Alemania se oponen a las políticas migratorias de Angela Merkel, como Der III. Weg, un grupo muy vinculado a Golden Dawn y al Nordic Resistance Movement, o las juventudes del NPD.
Además de los grupos alemanes, destaca también el acercamiento a fuerzas nacionalistas nórdicas como la Alliansen-Alternativ for Norge de Bjørn Christian Rødal, un defensor de la alianza Intermarium frente a la UE que participó en la Conferencia. Rødal sostuvo que el mayor enemigo de las naciones europeas es la mentalidad liberal global que arruina los cimientos de la propia identificación con el patrimonio y las tradiciones europeas.
De ahí su apuesta por un patriotismo europeo antiliberal y opuesto a la “arquitectura globalista”. Un discurso de fuertes componentes antisemitas que también quedaron recogidas por el estadounidense Greg Johnson.
La presencia escandinava en los actos relacionados con Paneuropa 2 se completó con las distintas intervenciones del sueco Marcus Follin. Ante la amenaza al patrimonio cultural sueco y europeo que asocia a la educación pública y a los medios liberales, Follin señaló que el propósito de las actividades metapolíticas en Suecia, sobre todo, es revitalizar esta conexión cultural a través de una educación alternativa pro-europea en la línea de Julius Evola y Dominique Venner, los estudios mitológicos que apelan a la identidad nórdica y el escandinavismo, y el ejemplo personal positivo. Follin reivindicó la búsqueda de una perfección física, ajena al hedonismo occidental y sujeta al sentido de jerarquía y devoción a una causa superior, además del desarrollo metapolítico de la persona.
En sus intervenciones estuvieron presentes conocidos ultraderechistas suecos, voluntarios e instructores del regimiento Azov Mikael Skillt y Jonas Nilsson.
El fuerte componente racialista de la propuesta contraria a las sociedades multiculturales y multiétnicas, definitoria del movimiento Azov, y su asociación al identatitarismo blanco europeo, explica el acercamiento a teóricos de la Alt-Right estadounidense como Greg Johnson.
Presente en Paneuropa 2, Johnson destacada por su fundamentación filosófica de las políticas de identidad blanca y del nacionalismo asociado. Se trata de un etnonacionalismo de raza blanca que se opone al melting pot norteamericano, que se completa con una visión social que queda abierta a propuestas transversales como el ecologismo o la Renta Básica.
CasaPound y el fascismo en la acción interior: Reivindicación del pasado para condicionar políticamente el presente desde la acción política minoritaria
El Movimiento Reconquista, impulsor de la línea Paneuropa, permanece en cualquier caso en las posiciones de la Tercera Vía clásica, tal y como fue interpretada por teóricos inspiradores del fascismo, el nazismo o el tradicionalismo europeo como Julio Evola, Ernst Jünger, Pierre Drieu La Rochelle, Oswald Mosley y Dominique Venner.
En esa dirección, la alianza estratégica más significativa es la existente entre el movimiento Azov/Corpus Nacional y CasaPound Italia a quien Semenyaka ve como el primer movimiento nacionalista moderno que fue capaz de articular una agenda nacionalista paneuropea desarrollada.
En Paneuropa 2, la principal contribución de CasaPound Italia (CPI), a través de Alberto Palladino, fue la reflexión sobre el papel de una fuerza autodeclarada fascista en la dinámica política italiana. Al analizar la victoria de la Lega de Salvini, Palladino señaló que las principales consignas que ganaron simpatías populares para la Liga procedieron de CPI, en particular el lema “¡Italia primero!“.
El representante del CPI también reivindicó la campaña para retirar a Italia de la UE y la demanda de cerrar las fronteras. Y defendió la tesis de que el éxito electoral puede asociarse a reivindicaciones claramente alejadas de la “moderación” política.
Tanto en Italia como en Ucrania, las consignas nacionalistas radicales han condicionado por tanto el discurso político-cultural de los gobiernos oficiales. Son fuerzas que contribuyen así a definir los cambios estratégicos y abrir las puertas a lo que definen como la “artillería pesada” original. Dicho de otro modo: el fascismo.
De hecho, y en contraste con todos los otros movimientos nacionalistas europeos de éxito, que rechazan tales formas de autodefinición, los miembros de CasaPound Italia reivindican “con orgullo” la herencia política y cultural del fascismo. La popularización del fascismo y de la figura de Mussolini es, de hecho, el principal objetivo de ese amenazante grupo fascista italiano.
La cuestión de las minorías nacionales y Cataluña
Como ya se ha señalado, el nacionalismo paneuropeo propuesto pretende ser incompatible con el chovinismo expansionista. Según Semenyaka, es evidente que la “nación titular” tiene derecho a imponer su soberanía en el territorio. De ahí su oposición al uso de las minorías nacionales como factores de conflicto entre estados. Este tipo de conflictos no deben dividir a las naciones europeas y poner en riesgo su unidad en su enfrentamiento con la agenda y las instituciones multiculturalistas. Para el nacionalismo paneuropeo, sólo desde el reconocimiento de la independencia y la soberanía es posible avanzar en la unidad con las naciones europeas hermanas. De ahí la apuesta por la superación, por ejemplo, del tradicional conflicto ucraniano-polaco.
En lo relativo a la cuestión de las minorías nacionales, el regionalismo y el derecho de los grupos étnicos más pequeños a la autodeterminación, se planteó en Paneuropa 2 la cuestión catalana. Semenyaka señala que el movimiento de la Reconquista Europea, con sede en Ucrania, tiene conexiones con grupos nacionalistas españoles que llaman la atención sobre el hecho de que la identidad catalana está defendida por izquierdistas que están abiertos a “enriquecer” esta identidad con refugiados de origen no europeo.
En esta cuestión, la tesis de Semenyaka es que es imposible hablar de identitarismo y regionalismo antes de que Europa restablezca su subjetividad geopolítica.
Y critica, a modo de ejemplo, las intrusiones de las “fuerzas globalistas” occidentales y de Rusia que intenta establecer un paralelo entre las propuestas de independencia de Cataluña con la del Donbass.
El dilema de la cuestión catalana es válido con respecto a toda Europa: es imposible hablar de “Eurosiberia” o de cualquier proyecto supra-europeo, euroatlántico o euroasiático, antes de la restauración de la soberanía política, la subjetividad geopolítica de Europa.
NOTA
El resumen detallado de las intervenciones de Paneuropa 2, preparado por la ideóloga principal del nuevo y peligroso movimiento ultraderechista hoy en formación en Europa, puede leerse en las páginas del Club Tradicionalista Ucraniano.
https://slavyangrad.es/2019/03/19/16456/