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Nicaragua: CHABACANERIA POLÍTICA


Mi fundamento ideológico siempre fue liberal, fui parte de aquello que se denominó como “la contra” y en consecuencia fui fundador del Partido Resistencia Nicaragüense, cuya doctrina era mayoritariamente liberal hasta que una porción del mismo decidió correr en alianza con el PLC en las elecciones de 1996. 

Un año después, dadas las profundas e insalvables contradicciones en el PRN, me afilié formalmente al Partido Liberal Constitucionalista que debo reconocer fue una fuerza organizada y una maquinaria para ganar elecciones que llevó al poder a su propio sepulturero, el ingrato de Enrique Bolaños Gueyer.


Después de muchos años de militar en el PLC, para las elecciones del 2011, decidí tomar distancia e irme en el más profundo silencio sin decir nada porque no quise caer en el triste papel de aquellos que cuando se apartan se van hablando pestes de la casa que habitó y aunque no faltaron medios interesados en poner sal a la herida yo me quedé callado.

Mi decisión nunca representó silenciarme políticamente y en consecuencia desde éste mismo periodismo, que ahora ejerzo también desde la televisión, hasta que Dios así lo quiera, siempre ofrecí la visión pública que de los acontecimientos nacionales tengo e igual al hacerlo desde una visión de nación, siempre evité particularizar temas que tuvieran que ver con el PLC, no porque no hubieran, siempre han estado ahí y por montones, sino para evitar eso de que como ya no estoy entonces ahora me lanzo contra aquellos con los que antes trabajé y créanme que eso es repugnante y lo digo porque en lo personal soy crítico de quienes actúan así.

Quienes me conocen, me escuchan y me leen podrán decirme cualquier cosa, pero jamás que me haya lanzado contra el PLC públicamente porque íntimamente no pocos saben de las razones que tuve para irme y ser fundador, años más tarde del Movimiento Liberal Constitucionalista Independiente desde donde hago política por el interés de convertirnos en un partido que de la bienvenida a otros que se cansaron de otras siglas liberales donde abundan las traiciones, los egoísmos y las conspiraciones entre los mismos correligionarios.

Con los del PLC tengo muy buenas relaciones con muchos, tengo frías con otras y muy malas con alguien que creyéndose lideresa me hace trompas gratuitas cada vez que me ve como si eso me fuera a quitar el sueño, pero eso es algo que francamente me tiene sin cuidado y muchos liberales constitucionalistas que me oyen lo comparten porque no ocultan sus coincidencias que conmigo tienen sobre este tema.

Hoy por hoy estoy en una franca y sincera unidad de propósitos en la Alianza Unida Nicaragua Triunfa que encabeza el FSLN y creo que desde el 2016 que la suscribí tomé una de las mejores decisiones políticas de mi vida porque desde esa alianza veo el enorme progreso que el país tiene integralmente y que el liberalismo se quedó lejos en su intento de hacerlo posible porque al final todo fue más cosmético que real.

Precisamente por ese progreso, por ese desarrollo y por esa economía que hasta antes del 18 de abril ponía a Nicaragua como referente en el mundo es que debo lamentar el chabacano y triste papelón politiquero en el que ha caído el PLC que me parece perdió el respeto por él mismo.

Da pena cómo el Partido Liberal Constitucionalista se arrastra ante el MRS para que los tomen en cuenta. Da lástima cómo algunos dirigentes departamentales y municipales del PLC se prestaron no solo a financiar tranques, sino a dirigir y hasta asesinar siendo uno de sus más connotados terroristas Medardo Mairena quien ya fue condenado formalmente.

Si el PLC lo que quería demostrar es que tiene lo que las gallinas ponen, porque alguno de sus miembros está más que embarrado con la destrucción que le causaron al país, la verdad es que se equivocaron porque lo único que hicieron es servir a los propósitos del MRS que curiosamente hasta ahora no tiene a uno solo de su membrecía preso, sino que por el contrario hay muchos de ellos huyendo en Costa Rica y otros aquí moviéndose por Managua sin que nadie les haga nada.

Lo anterior podría a lo mejor ser parte de los errores a pagar por la desesperación de ser tomados en cuenta por cualquiera pues dentro de la mal llamada sociedad democrática estos son los patitos feos de la política.

Otra cosa sin embargo es que además de sobrado, de dirigir y financiar los tranques de la muerte y de la tortura, el PLC que no vio cuajado su triste papel en el golpe contra el estado que encabezó el MRS haya pasado a proponer la misma acción, pero ahora a través de la presentación de un ante proyecto de ley que no es ni representa ninguna salida para un país, que como el nuestro, enfrenta el inconstitucional propósito de asaltar el poder única y exclusivamente, por el poder mismo.

No entiendo como aquellos que diciéndose constitucionalistas se lanzan contra la carta magna. Tampoco cómo esos que diciéndose demócratas propongan mecanismos fuera de todo marco jurídico para pedir sediciosamente adelanto de elecciones, renuncia de magistrados, diputados, contralores, cambios estructurales en la policía y el ejército, cuando apenas la representación popular que el pueblo de Nicaragua les otorgó se concentra en 12 pinches diputados que además de no hacer ni cosquillas abren la boca solo para decir sonseras de las que seguramente se burlan los MRS pero que son para el liberalismo una verdadera vergüenza.

No sé con quien el PLC quiere quedar bien. Francamente no veo que con el país traten de hacerlo y no lo veo porque Nicaragua ante las circunstancias que vive demanda de políticos serios que sumen y que avancen, pero aquí nos encontramos ante una politiquería que no pasa de cacaraquear siempre lo mismo y lo mismo, sin incorporarse a las soluciones, pero sí insistiendo en ser parte del problema.

El PLC francamente, al menos lo llegue a creer en un determinado momento, podía ser mucho más que otros desde su propia identidad. 

Hoy por hoy el PLC, aunque muy lejano del frente sandinista, es la segunda fuerza política del país y cuenta con una organización básica y elemental que no es cierto que la tengan otros y en vez de mostrarse con dignidad como la figura que políticamente puede representar se vende como cualquier meretriz y se exhibe como cualquier damisela para ver quien le echa piadosamente la mirada a fin de que lo tomen en cuenta, como si se considerara sin valor, sin mérito, como aceptando que todas las pedradas que le han tirado son legítimas cuando como partido ya tuvo un presidente de la república.

El PLC debería salir de la esfera de la chabacanería política. Debe tomar las riendas de su propio destino y dar a su membrecía un sentido de dignidad propia que satisfaga sus propósitos y no los de otros. Debe dejar en las manos de los suyos y no de los ajenos que su doctrina fluya en beneficio del interés nacional en vez de coludirse con quienes destruyen el país o en vez de buscar alianzas estériles y diabólicas con quienes tienen al liberalismo muy distante de las preferencias electorales.

Por: Moisés Absalón Pastora.

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