Bandera roja y negra sandinista, reencarnación del alma del General Sandino, bandera de los patriotas de Nicaragua
El Frente Sandinista pone los muertos desde 1961
*Bandera roja y negra es la reencarnación del alma patriótica del General Augusto C. Sandino y del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional
“Bandera roja y negra significa Patria Libre o Morir”, escribió Carlos Fonseca Amador, jefe de la Revolución Popular Sandinista, en su escrito: Nicaragua Hora Cero”, a finales del año 1968.
*El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) pone los muertos desde 1961 en su larga lucha política, social, económica e ideológica contra el gobierno norteamericano criminal genocida y los vendidos y traidores de Nicaragua
*Pablo Emilio Barreto Pérez
*Patriotismo revolucionario antiimperialista del Frente Sandinista de Liberación Nacional rescató la bandera azul y blanco de la ignominia, de la traición, de la infamia somocista, de los peleles y vende patria y de los dos partidos tradicionales Liberal Nacionalista y Conservador, vendidos al gobierno de Estados Unidos, criminal genocida, o yanqui agresor militar, invasor de nuestras tierras y opresor infame por su propia naturaleza capitalista-imperialista
*En su escrito Nicaragua Hora Cero, en su último párrafo, todo elaborado entre finales del año 1968 y comienzos de 1969, el Comandante Jefe de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca Amador, afirma: “Cumpliremos fielmente nuestro juramento, ante la imagen de Augusto C. Sandino y de Ernesto “Che” Guevara, ante el recuerdo de los Héroes y Mártires de Nicaragua, ante la Historia. Pongo mi mano sobre la bandera roja y negra, que significa Patria Libre o Morir, y juro defender con las armas en la mano el decoro nacional y combatir por la redención de los oprimidos y explotados de Nicaragua y del mundo. Si cumplo este juramento, la liberación de Nicaragua y de todos los pueblos oprimidos será un premio; si traiciono este juramento, la muerte oprobiosa y la ignominia serán mi castigo”.
En el primer párrafo de ese mismo escrito “Nicaragua Hora Cero”, el Comandante Fonseca Amador escribió: “El pueblo de Nicaragua sufre el sojuzgamiento de una camarilla reaccionaria impuesta por el imperialismo yanqui prácticamente después de 1932, año en que Anastasio Somoza García fue designado jefe director de la Guardia Nacional (GN), cargo que en las anteriores ocasiones había sido ocupado por oficiales yanquis. Esa camarilla ha reducido a Nicaragua a la condición de una neocolonia, la cual explotan los monopolios yanquis y la clase capitalista del país”.
La Guardia Nacional somocista genocida funcionó siempre como ejército de intervención norteamericano permanente en Nicaragua, al servicio total de empresas trasnacionales estadounidenses y del gobierno criminal genocida de Estados Unidos, desde 1932 hasta el 19 de julio de 1979, día en que la dictadura del somocismo sanguinario genocida fue desbaratada por el Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, jefeada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
En Nicaragua Hora Cero, Carlos Fonseca Amador hace una relación histórica breve de las agresiones militares norteamericanas contra Nicaragua, particularmente las de 1912, 1926-1927, las cuales culminaron con los asesinatos del General Benjamín Zeledón Rodríguez y del General Augusto C. Sandino, y de prácticamente todos los obreros y artesanos que combatieron al lado del ejemplarísimo patriota Zeledón Rodríguez y de los campesinos, obreros e intelectuales progresistas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional que con las armas en las manos combatieron la invasión criminal genocida de Estados Unidos, encabezados por el General Sandino; y que terminados ambos episodios, en 1912 y 1932, respectivamente, el gobierno sanguinario y mortal de Estados Unidos impuso en el poder político estatal nacional a los vende patria y traidores conservadores (1912) y a los liberales traidores, vendidos al yanqui opresor en 1927-1932. El gobierno norteamericano, la Guardia Nacional yanqui genocida y el también traidor Anastasio Somoza García asesinan al General Sandino y a la mayoría de los integrantes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Quedan instalados, nuevamente, impuestos por el agresor militar yanqui, los vendidos y traidores, encabezados por José María “Chema” Moncada Tapia y Anastasio Somoza García.
En Nicaragua Hora Cero, el Comandante Jefe Fonseca Amador escribe una síntesis histórica sobre cómo el aparato opresor somocista, al servicio total y descarado del gobierno criminal de Estados, fue convertido en instrumento bélico para agredir a Costa Rica (1955), Cuba (1961), República Dominicana (1965); y para colmo de servilismo totalmente arrastrado René Schick Gutiérrez, presidente títere del somocismo genocida, dice, en viaje a Estados Unidos, que Nicaragua puede servir de base a fuerzas destinadas a agredir militarmente en Cuba; y otro colmo de basura dictatorial arrastrada ante el gobierno agresor genocida yanqui es que Anastasio Somoza Debayle da a conocer su decisión, en 1967, de enviar miembros de la Guardia Nacional a Vietnam, pueblo éste que estaba siendo agredido militarmente en escala colosal por el gobierno norteamericano.
Camino guerrillero sandinista muy duro
En su misma Nicaragua Hora Cero, el Comandante Jefe Fonseca Amador, después de referirse minuciosamente al papel de vende patria y de traidores de los dos partidos tradicionales, Liberal Nacionalista y Conservador, señala:
“El Frente Sandinista de Liberación Nacional comprende lo duro que es el camino guerrillero. Pero no está dispuesto a retroceder. Sabemos que nos enfrentamos a una sanguinaria fuerza armada reaccionaria como la Guardia Nacional, la feroz GN, que conserva intactas las prácticas de crueldad que le inculcaron sus creadores, los infantes de marina de Estados Unidos. Bombardeos de aldeas, degollamiento de niños, violación de mujeres, incendio de chozas con campesinos en su interior, la mutilación como tortura, esas fueron las asignaturas que los profesores norteamericanos de civilización impartieron a la GN en el período de la resistencia guerrillera (1927-1932) que encabezó Augusto C. Sandino”.
Agrega Fonseca Amador en el penúltimo párrafo de su Nicaragua Hora Cero: “Ahora los tiempos son otros. Los días actuales no son como aquellos en que Sandino y sus hermanos guerrilleros se batían solitarios contra el imperio yanqui. Hoy los revolucionarios de todos los países sojuzgados se lanzan o se preparan para librar la batalla contra el imperio del dólar. Cúspide de esa batalla es el indómito Vietnam, que con su ejemplo de heroísmo rechaza la agresión de las bestias rubias”.
Traigo a colación estas referencias históricas breves de Carlos Fonseca Amador, ubicadas en sus Obras “Bajo la bandera del sandinismo” (Recopilación de textos del Instituto de Estudios del Sandinismo), publicado en junio de 1985, porque tienen mucha relación con el papel revolucionario sandinista patriótico del FSLN, en Defensa de la Soberanía Nacional, en Defensa del Decoro Nacional, en Defensa de la Patria agredida nuevamente como en la década del 80-90, y hasta el 2007, como lo expresaron por escrito Benjamín Zeledón Rodríguez y el General Sandino, encabezando al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, cada uno en su momento histórico; y ahora nuevamente el Frente Sandinista de Liberación Nacional, es acosado otra vez por el gobierno criminal genocida yanqui y sus aparatos militares crueles y sanguinarios, de espionaje como la CIA y sus resortes económicos malvados, mancornado el gobierno norteamericano infame nuevamente con los vende patria y traidores locales en Nicaragua.
Terrorismo estatal yanqui imperialista con “golpe de Estado suave”
El llamado ahora “Golpe de Estados Suave” en realidad es la aplicación cruda, cruel, sanguinaria del terrorismo de Estado que desde hace dos siglos propinan contra otros estados y pueblos el gobierno criminal de Estados Unidos y su ejército de agresores y asesinos, la oligarquía norteamericana y sus organismos de inteligencia agrupados en la CIA, todos los cuales ya han ejecutado más de 200 intervenciones militares por el mundo, las cuales han ocasionado más de 23 millones de seres humanos asesinados por ellos, en complicidad con vende patrias y traidores locales, como ha ocurrido recientemente en Venezuela y Nicaragua, a cuyos gobiernos progresistas intentan derrocar por la vía del “Golpe de Estado Suave”, que en realidad es la aplicación de violencia terrorista, torturas, muertes, quemas de seres humanos vivos, incendios de bienes públicos y privados, saqueos de centros comerciales y de viviendas particulares, tranques en carreteras y calles, destrucción generalizada; guerra sicológica desinformativa y totalmente mentirosa a través de sus medios informativos privados, nacionales e internacionales como CNN; complicidad total de la Iglesia Católica en el caso de Nicaragua, pero que además el guión teatral bien ensayado incluye echarle la culpa de todos estos hechos a los gobiernos progresistas agredidos, y al mismo tiempo llamar “dictadores” a sus gobernantes, tal como llamaron “dictador” a Sadam Husein en Irak antes de masacrar, destruir y saquear a ese pueblo asiático desde marzo del 2003.
Igual receta le aplicaron los tiranos estales norteamericanos imperialistas a Libia, a cuyo gobernante, Moamuar Kadafi, también llamaron “dictador” antes de matarlo e igualmente masacrar a casi todo ese pueblo del Sahara y del Mediterráneo, en África del Norte.
GN somocista genocida arrasaba ciudades con “operaciones limpiez”
Además de la destrucción generalizada y los 199 seres humanos asesinados por el “Golpe de Estado Suave”, aplicado contra el gobierno de Nicaragua y especialmente contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional, también fue notorio el odio visceral de grupos del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), de algunos grupos de estudiantes y de bandas de bandidos contratadas para poner en práctica terrorismo al mejor estilo de la Guardia Nacional somocista genocida, porque sus oficiales y soldados, entrenados por el gobierno de Estados Unidos, arrasaban ciudades enteras con sus “operaciones limpieza”, destruían esas mismas ciudades con bombardeos aéreos y terrestres, mataban grandes cantidades de seres humanos por donde iban “en operación limpieza”, violaban mujeres, descuartizaban seres humanos y los incineraban con gasolina, y cito aquí solamente dos casos en la Insurrección Sandinista de 1979, en Managua: sí, los casos de Isidro Centeno y “Cirilo” Matus Méndez, quienes fueron capturados por patrullas de la Guardia Nacional en el Barrio La Fuente y en el Reparto Schick Gutiérrez, respectivamente.
A ambos los culatearon primero, los rafaguearon, descuartizaron con machetes y finalmente, ya descuartizados, les prendieron fuego con gasolina, frente a pobladores en las calles, pues era en pleno día de junio de 1979.
Traigo a colación estos hechos porque el Frente Sandinista de Liberación Nacional, sus simpatizantes y pobladores humildes, vienen poniendo los muertos desde 1961, cuando ya fundado el FSLN comenzó, si se puede llamar “formalmente”, a combatir a la dictadura somocista genocida, desde la clandestinidad más rigurosa, organizado el FSLN como partido político-militar, con un programa absolutamente claro para derrocar al somocismo genocida mediante las armas en las manos, y con la visión también escrita y expuesta claramente de hacer gobierno patriótico, nacionalista, de Defensa de la Soberanía Nacional, de Defensa del Decoro Nacional.
Somocismo mató a más de 50 mil niaragüenses
El somocismo genocida, se ha sostenido históricamente mató a más de 50 mil nicaragüenses antes del Triunfo de la Revolución Sandinista, y casi todos esos Héroes y Mártires eran sandinistas, obreros, campesinos, intelectuales progresistas, fundadores del Frente Sandinista y militantes valiosísimos en la lucha contra el régimen dictatorial somocista genocida, incluidos aquellos militares rebeldes de la Guardia Nacional, que no aceptaron al régimen de asesinos y ladrones impuesto por el gobierno de Estados Unidos desde 1932 hasta julio de 1979.
En la década del 80, el gobierno de Estados Unidos, con Ronald Reagan terrorista a la cabeza, los exguardias somocistas y sus cómplices mataron a otros 40 mil nicaragüenses, entre sandinistas y sus simpatizantes, obreros y campesinos, internacionalistas que vinieron en apoyo a la Revolución Sandinista, los Niños de Ayapal y los jóvenes de San José de las Mulas, tanto por el lado de Honduras (Norte) como de Costa Rica (Sur), pues sus gobiernos de aquel momento eran parte integrante de la agresión militar y económica norteamericana contra Nicaragua.
En las décadas del 90 y 2000 hasta el 2007, el sandinismo siguió poniendo los muertos, porque los gobiernos neoliberales de esos años, al perder las elecciones el FSLN en febrero de 1990, el gobierno criminal de Estados Unidos y sus cómplices le pusieron pistolas (o amenazas de agresión militar norteamericana directa) en la sien al Frente Sandinista, a la Dirección Nacional del FSLN y a Daniel Ortega Saavedra en particular, para que aceptara la derrota electoral impuesta por la agresión militar y económica imperialista-contrarrevolucionaria de la década del 80; sí, y centenares de sandinistas fueron asesinados después de esto en casi todo el territorio nacional.
Gobiernos neoliberales destruyeron el país y se vendieron
Los gobiernos neoliberales (Violeta Barrios viuda de Chamorro, Arnoldo Alemán Lacayo y Enrique Bolaños Geyer) dejaron en 2007 al país en bancarrota total, con apagones eléctricos de hasta 20 horas diarias, las carreteras de todo el país totalmente destruidas, caminos productivos y vecinales intransitables, mandaron a destruir 550 empresas del Estado, destruyeron el Ferrocarril, o tren, y lo vendieron como chatarra, cerraron varios miles de Centros de Desarrollo Infantil, mandaron al desempleo a más de medio millón de trabajadores, despidieron a todos los técnicos de la Alfabetización y Educación de Adultos, privatizaron la Educación, Salud, Comunicaciones, Electricidad Domiciliar, desarticularon al Ejército Popular Sandinista, al Ministerio del Interior y a la Policía Sandinista (patrióticos revolucionarios todos), robaron sumas colosales de dinero al Estado de Nicaragua; la producción agropecuaria se derrumbó casi completamente, se produjo éxodo masivo de seres humanos hacia Costa, por desempleo masivo, a Estados Unidos, España, El Salvador, en busca de empleos formales e informales, porque Nicaragua fue dejada en quiebra por estos malandrines servidores del gobierno criminal de Estados Unidos…
En realidad fueron gobiernos que funcionaron como juntas ejecutivas del gobierno imperialista norteamericano y de la oligarquía local, traidora desde la época del nacionalismo de José Santo Zelaya López hasta el somocismo genocida y las dos décadas mencionadas (1990-2000-2007). Sí, estos gobiernos funcionaron como juntas directivas empresariales de los yanquis y oligarcas de Nicaragua, e hicieron todo lo contrario de lo que prometieron en beneficios de los sectores populares del país.
Y actualmente, de abril a agosto del 2018, el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha sufrido asimismo el asesinato de otros 199 de sus miembros militantes por parte de sujetos y sujetas que presuntamente forman parte de una estructura cívico-militar de “golpe de Estado Suave (¿”suave”?, en realidad es terrorismo crudo y cruel) para derrocar al gobierno sandinista, electo mediante votos tan sólo el año pasado.
Bandera roja y negra identidad y símbolo de resistencia antiintervencionista
Los integrantes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (obreros, campesinos, intelectuales progresistas) y el General Augusto C. Sandino en su cuartel general y en operaciones combativas contra los invasores y agresores militares del gobierno criminal de Estados Unidos y sus aliados traidores internos, usaban como identidad o símbolo una pañoleta roja y negra atada al cuello, en el sombrero, en uno de los brazos, amarrada en los calibres de los fusiles, rifles y revólveres, o sencillamente, este pañuelo rojo y negro era amarrado en la frente y parte posterior de la cabeza de los guerrilleros sandinistas que defendieron la patria con las armas en las manos contra el mismo agresor e invasor criminal genocida norteamericano entre 1927 y 1933.
Además de la decisión revolucionaria antiimperialista inquebrantable de expulsar a los enemigos agresores, ocupantes estadounidenses de nuestro territorio nicaragüense, por pedimento y en alianza total con traidores liberales locales con el gobierno de Estados Unidos, el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, jefeado por el General Sandino, convirtió la pañoleta o bandera roja y negra en un símbolo, en identidad interna y externa, elaborada por costureras campesinas en aquellas elevadas montañas segovianas; sí, en nuestras montañas todavía frescas, llenas de neblina en la mañanita.
La inmensa mayoría de los casi seis mil miembros que llegó a tener el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (hombres y mujeres), eran obreros y campesinos, casi todos descalzos, con ropa harapienta, porque no eran soldados profesionales o de fortuna como los criminales invasores yanquis, porque aquel Ejército sandinista de patriotas excepcionales tampoco contaban con recursos financieros suficientes para darles también ropa suficiente a sus integrantes.
Carlos Fonseca Amador, José Benito Escobar Pérez, Santos López, Faustino Ruiz, Santos López, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Germán Pomares Ordóñez, Tomás Borge Martínez, entre otros fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en absoluta y rigurosa clandestinidad, estudiaron secretamente la Historia Patriótica del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, la Historia de los jefes valerosos y patriotas de este Ejército, que con las armas en las manos defendieron la Soberanía, Decoro y Dignidad Nacional de Nicaragua, mientras las bandas de bandidos conservadores y liberales, pandillas de vendidos y traidores conservadores y liberales entregaban el país a agresores imperialistas norteamericanos, y complacientes obedecían órdenes de sus jefes agresores militares.
Mediante ese estudio histórico pusieron en claro asimismo que la pañoleta o bandera roja y negra fue parte de la identidad del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, del Estado Mayor de este Ejército, de todos sus jefes y soldados y especialmente del General Augusto C. Sandino.
En las montañas elevadas y frías de Nicaragua no fue posible cumplir con los formalismos de dejar por escrito que esa bandera roja y negra era el alma de identidad del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.
Tampoco hubo asambleas o congresos formales para fundar al Frente Sandinista de Liberación Nacional en los escondites clandestinos en que se reunían aquellos también extraordinarios patriotas que fundaron al FSLN entre 1961 y 1963.
Esos fundadores del FSLN y otros militantes clandestinos como Ricardo Morales Avilés, recogieron todo lo valiosísimo de la lucha del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional y del General Sandino, y elaboraron un Programa Histórico con principios esenciales, antiintervencionistas, antiimperialistas, de Defensa de la Soberanía Nacional, mancillada por las camarillas de traidores de aquellos momentos, de 1932 a julio de 1979; establecieron principios fundamentales para el comportamiento del militante sandinista y recogieron sin vacilar la bandera roja y negra como identidad del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Bandera roja y negra: identidad visible del FSLN
Es por este hecho histórico que los mismos fundadores del FSLN y quienes les siguieron de forma inmediata y tiempo después, desde Pancasán en agosto de 1968 hasta hoy, hasta nuestros días, la bandera roja y negra ha sido identidad visible de los militantes sandinistas clandestinos, primero, y ya en la legalidad revolucionaria después del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, aquel 19 de julio de 1979.
Esa bandera roja y negra anduvo atada al cuello, en la frente y cabeza, en el brazo y en los calibres de los fusiles de guerrilleros sandinistas cuando éstos en escuadras de tres, cuatro, cinco y a veces unos diez o 20, asaltaban un banco en Managua o León, para “recuperación económica”, con el fin de comprar armas y municiones, comida, medicinas, vestuario, para el transporte hacia los campamentos de entrenamientos guerrilleros, o de los sitios en que se acampaba por semanas y meses en el seno nutrido y cómplice de la montaña, o sencillamente para tener lo más indispensable en una casa de seguridad en zonas urbanas, donde también se guardaban y se usaban las banderas rojas y negras en operativos militares relámpagos de golpeadas al enemigo somocista genocida en sus cuarteles, en sus guaridas de asesinos y torturadores, y también se desplegaban las banderas rojas y negras en las retiradas rápidas y ordenadas de los guerrilleros rumbo a sus ubicaciones clandestinas, en medio del camuflaje astuto para ser invisible ante el enemigo mortal del somocismo genocida.
La bandera roja y negra del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, del General Augusto C. Sandino y del Frente Sandinista de Liberación Nacional es la bandera de los patriotas, es la bandera de quienes han defendido siempre la Soberanía Nacional, el Decoro y Dignidad Nacional, la Independencia real de nuestro país, todo lo cual es contrario a lo que hicieron los traidores locales en la etapa de los invasores y agresores filibusteros yanquis, durante la agresión militar norteamericana contra Nicaragua y José Santo Zelaya López en 1912, rechazada valerosamente por artesanos, obreros e intelectuales progresistas, jefeados por el patriota ejemplarísimo Benjamín Zeledón Rodríguez; y finalmente la traición de liberales de “Chema” Moncada Tapia en 1927 y la consiguiente agresión militar norteamericana, la cual dejó instalados a un ejército de intervención permanente (Guardia Nacional) y a la banda de bandidos, de ladrones y asesinos vendidos y traidores, encabezados por Anastasio Somoza García.
Guerrilleros sandinistas lucían bandera roja y negra
Es el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), encabezando a patriotas previamente entrenados y no entrenados, con armas en las manos, o usando machetes, cuchillos, bombas de contacto, bombas molotov, patriotas que en aquellos momentos decisivos de la década del 70 del siglo 20, eran obreros, desempleados, amas de casa, campesinos, estudiantes universitarios y de secundaria, intelectuales progresistas; sí, esos fueron, organizados en células clandestinas, en escuadras armadas, en batallones sandinistas con puño de hierro, en combates frontales, en emboscadas, en ataques relámpagos, hasta llegar a la Insurrección Sandinista de junio de 1979, y cada uno de estos Jefes Guerrilleros y Combatientes Populares se movían luciendo la bandera rojinegra en las barricadas, en el cuello de cada uno (y una), esa bandera roja y negra atada a la cabeza o en un boina, amarrada en uno de los brazos, atada con un nudo en los fusiles, rifles y escopetas, amarrada en los carretones de mano en que se conducían los heridos a Hospitales Clandestinos durante la Insurrección Sandinista, colgada esa bandera roja y negra en árboles, en postes del tendido eléctrico, o que incluso era colocada esa bandera roja y negra en los equipos de armamento pesado o de artillería que se le iban arrebatando a oficiales y soldados de la sanguinaria, cruel, despiadada y genocida Guardia Nacional somocista.
Traición GN genocida en Belén, Rivas
Ha sido de tal envergadura el valor revolucionario sandinista de la bandera rojinegra, que un grupo numeroso de oficiales y soldados de la Guardia Nacional somocista, sanguinaria, cruel, genocida, mancornados con “orejas” de la Oficina de Seguridad e integrantes de “escuadrones de la muerte”, que cuando ya estábamos al borde del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, de forma infame, perversa, traidora, asesina genocida, sí, un grupo numeroso de estos sicarios del gobierno imperialista de Estados Unidos, colocaron pañoletas rojas y negras en sus cuellos para engañar malvadamente a los pobladores del casco urbano de la pequeña ciudad de Belén, en Rivas; con esas banderas rojas y negras se hicieron pasar como guerrilleros y combatientes sandinistas.
Convocaron a los pobladores humildes a la plaza “para anunciarles cómo avanzaba triunfante la lucha armada para derrocar al somocismo”. Hombres y mujeres se confiaron porque los vieron con pañoletas rojas y negras. Al mismo tiempo, de forma sigilosa, usando camufles aprendidos de los masacradores y agresores norteamericanos, rodearon todo el caserío, para que nadie escapara. Cuando los pobladores humildes estaban presentes, nerviosos, ansiosos, en la plaza, estos oficiales y soldados de la GN les abrieron fuego y los mataron casi a todos.
Terminada esta obra infame genocida, esos oficiales y soldados de la Guardia Nacional procedieron a lanzar dentro de pozos la mayoría de los cuerpos masacrados a balazos allí en Belén, Rivas.
Recuerdo nítidamente que durante la Insurrección en Managua esa bandera roja y negra era todavía pequeña. Se elaboraba en talleres de costura clandestinos, en casas de seguridad, por ejemplo en el Barrio Santa Rosa, en Bello Horizonte, en las colonias Nicarao y Catorce de Septiembre.
Bandera roja y negra ondea por decenas de miles en manos de sandinistas
Al Triunfar la Revolución Sandinista el 19 de julio de 1979, recuerdo que desde muy de mañana, cuando ya se supo que huían los integrantes de la Guardia Nacional genocida y los 12 mil orejas de los “escuadrones de la muerte” de la Oficina de Seguridad, sí, entonces aparecieron ondeando banderas rojas y negras grandes, gigantes, en edificios de Jinotepe, Granada y Masaya, mucho antes de que los replegados de Managua a Masaya concluyeran sus preparativos para marchar triunfantes hacia Managua-Capital, cuando ya eran las doce y media del día del 19 de julio de 1979.
Ese día 19 pude ver banderas rojas y negras atadas a las barandas de camiones, jeeps, camionetas, tractores, y de cómo las banderas rojas y negras pequeñas, con la sigla FSLN en el centro, eran lucidas por centenares de Jefes Guerrilleros y Combatientes Populares, quienes las habían colocado atadas en los calibres de los fusiles, en sus sombreros, en sus boinas, en sus gorras, amarradas en sus cabezas y en los brazos. Y meciendo esas banderas rojas y negras entramos a Managua a las cuatro y media de la tarde de ese 19 de julio de 1979, procedentes de Masaya.
El 20 de julio de 1979, un poco después del medio día, esas banderas rojas y negras ondeaban por miles en la Plaza de la Revolución, en Managua, en el costado Sur del Lago Xolotlán o de Managua, en el lado Norte de la Ciudad de Managua, y era impactante ver esas banderas rojas y negras atadas a los cuellos de los jefes revolucionarios más connotados como Tomás Borge Martínez, Daniel Ortega Saavedra, Bayardo Arce Castaño, Henry Ruiz Hernández, Carlos Núñez Téllez, Víctor Tirado López, Jaime Weelock Román, Luis Carrión Cruz y Humberto Ortega Saavedra, todos ellos miembros de la Dirección Nacional Histórica del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Ondeaban esas banderas rojas y negras después de ese 20 de julio de 1979 en prácticamente todas las actividades políticas, sociales, culturales, productivas, deportivas del Frente Sandinista y sus organizaciones sociales como los Comités de Defensa Sandinistas, Central Sandinista de Trabajadores, AMLAE, Asociación de Trabajadores del Campo, Combatientes y Colaboradores Históricos, Juventud Sandinista 19 de Julio; también durante la Cruzada Nacional de Alfabetización, en cada actividad política para recordar a los 50 mil Héroes y Mártires caídos en la lucha contra la tiranía somocista, y también para rendir homenaje luctuoso a los otros 50 mil Héroes y Mártires que cayeron, en la década del 80, precisamente en defensa de la Patria agredida otra vez por el gobierno criminal de Estados Unidos, mancornado este infame sistema imperialista con los mismos antiguos guardias somocistas traidores y civiles contrarrevolucionarios locales…
Y los muertos los siguió poniendo el Frente Sandinista junto al pueblo humilde, de cuyo seno salían los miembros del Ejército Popular Sandinista y Ministerio del Interior, los integrantes de los Batallones de Lucha Irregular, de los Batallones de Reserva y las Milicias Populares Sandinistas.
Bandera roja y negra registrada oficialmente
Al establecerse el Frente Sandinista de Liberación Nacional como partido político moderno, de nuevo tipo, patriótico, revolucionario, Defensor de la Soberanía Nacional, se registró en el Consejo Supremo Electoral con su bandera roja y negra, en cuyo centro se coloca la sigla FSLN.
La bandera roja y negra del Frente Sandinista durante toda esa trayectoria histórica de Defensa de la Patria en la década del 80 del siglo 20, estuvo siempre desplegada al lado de la bandera azul y blanco de la Patria, del Estado de Nicaragua.
Durante las campañas electorales, tanto internas como nacionales, allí andaba la bandera roja y negra en manos de centenares de miles de sandinistas, porque vale recordar aquí que el Frente Sandinista de Liberación Nacional comenzó solito, aislado, con sus fundadores gloriosos en 1961, y en cambio a finales de la década del 80 los sandinistas ya eran centenares de miles, y actualmente los sandinistas (entre militantes, miembros y simpatizantes) en Nicaragua son casi tres millones, y todos ellos portan orgullosos su bandera roja y negra. “La Bandera roja y negra rescató de la traición y la ignominia a la bandera azul y blanco”, dijo en varias ocasiones el Comandante Tomás Borge Martínez, uno de los fundadores del FSLN.
Durante la campaña electoral de 1990, la bandera roja y negra se veía por decenas de miles en las actividades electorales del Frente Sandinista en todo el país. Cuando el FSLN perdió las elecciones en febrero de 1990, en la Plaza Carlos Fonseca Amador habían decenas de miles de banderas rojas y negras meciéndose de un lado a otro, como para recordar que allí estaban vivas, reencarnadas, las almas patrióticas antiimperialistas del General Sandino, de los que fueron integrantes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, sí, el alma luminosa de Carlos Fonseca Amador y de todos los Héroes y Mártires del FSLN, caídos antes y después del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
Sandinistas hoy suman millones
La bandera roja y negra, en manos ahora de casi tres millones de sandinistas, ha continuado orgullosamente recorriendo ciudades, barrios, colonias, pueblos, caminos y montañas, porque es, rojinegra, identidad revolucionaria sandinista, identidad orgullosa de obreros, campesinos, proletarios en general e intelectuales progresistas, que en su alma, en su pensamiento reina el patriotismo, el espíritu de Defensa de la Soberanía Nacional que nos enseñaron con hechos, con armas, piedras y espadas en las manos, el General José Dolores Estrada, Andrés Castro Estrada, Benjamín Zeledón Rodríguez y los artesanos que le acompañaron, el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, el General Augusto C. Sandino, Carlos Fonseca Amador, Ricardo Morales Avilés, Óscar Turcios Chavarría, Jorge Navarro, Óscar Danilo Rosales Argüello, Francisco Buitrago, Pedro Aráuz Palacios, José Benito Escobar Pérez, Germán Pomares Ordóñez, Julio Buitrago Urroz, Leonel Rugama Rugama, Arlen Siú, Claudia Chamorro, Jonathan González, José Angel Benavidez Araica, “Cara Manchada” Orozco Mendoza, Justo Rufino Garay, César Augusto “Moisés” Silva, Douglas Mejía Obando, William Díaz Romero, Mildred Abaunza, Gabriel Cardenal Caldera, Francisco Meza Rojas, Adolfo Aguirre Stadthagen, Jorge Corea Briones, Arnoldo “Viejo” Real Espinoza, Alba Luz Portocarrero Flores, Soraya Hassan Morales, Cristhian Pérez Leiva, Ricardo Orúe Navarro, y todos los casi 100 mil mártires que han caído durante la lucha patriótica histórica del sandinismo revolucionario en Nicaragua.
En la década del 90 del siglo 20, el Frente Sandinista siguió poniendo los muertos, centenares de ellos asesinados en emboscadas o en reyertas provocadas por antiguos contrarrevolucionarios (exguardias y civiles), porque los jefes de los gobiernos neoliberales, vendidos nuevamente al gobierno imperialista de Estados Unidos y sus empresas trasnacionales, alentaron nuevamente campañas odiosas contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional, contra miles de sus militantes y en particular contra el Secretario General del FSNL, Daniel Ortega Saavedra. Uno de esos sujetos repletos de odio feroz en contra del sandinismo fue Arnoldo Alemán Lacayo, uno de los saqueadores de los recursos del Estado entre 1990 y 2007.
La bandera roja y negra allí ha seguido orgullosa de su origen, todos los 19 de Julio, en cada conmemoración de los Héroes y Mártires del FSLN, en manos de proletarios o trabajadores en general, en manos callosas de obreros y campesinos, en manos hábiles y orgullosas de mujeres guerrilleras ejemplares, en manos de intelectuales progresistas, en manos de empresarios patrióticos, en manos de quienes no se venden, no se rinden y que son patriotas por convicción y porque han estudiado la Historia de Nicaragua y saben clara y plenamente que los enemigos de la Patria, Nicaragua, siguen siendo los mismos: gobierno imperialista de Estados Unidos y los vende patria y traidores locales.
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