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#NicaraguaProhibidoOlvidar: 5 TESIS DE LO ABSURDO


La ley de las contradicciones, establece que “una proposición no puede ser a la vez auténtica y falsa”; pues se niegan entre sí. De ahí, que algo no puede ser auténticamente verdadero, si es auténticamente falso. 

Por muy contradictorio que parezca, está es la realidad del desnudado golpe de estado en Nicaragua, a lo interno del cual, priman muy profundas contradicciones ideológicas, conceptuales y actitudinales.

Nos hablan de que su lucha está encaminada a establecer un estado de derecho, para lo cual emplean métodos y estrategias de lucha que rompen con el mismo.

 De acuerdo al concepto aceptado, el estado de derecho es un modelo de orden para el país y se rige por un sistema de leyes escritas e instituciones ordenados en torno a una constitución. 

Sin embargo lejos de respetar la constitución, se ensañan con ella, violentando las leyes y rompiendo con la institucionalidad del país, lo cual crea un clima de inestabilidad e inseguridad.

La idea de este escrito, es analizar lo que sucede en Nicaragua, para entender en qué contexto se da y que fuerzas lo impulsan. 

A luz de los acontecimientos han venido surgiendo una serie actores, que actúan de forma irracional y usan métodos no convencionales de lucha; que al haber sido empleados en otras latitudes, nos lleva a entender que el intento de golpe de Nicaragua es gestado, financiado y asesorado desde el extranjero.

1. La democracia de los anti-demócratas

Una primera Tesis es que la concepción de democracia no se aplica de igual manera en los países con gobiernos de izquierda, que en países con gobiernos de derecha, a pesar de que los primeros atienden las necesidades de las mayorías históricamente marginadas y cuyos derechos elementales, han sido avasallados por una minoría que cree que la riqueza y el bienestar es privilegio de unos pocos.

La derecha golpista, pretende darnos clases de democracia desde una posición abiertamente antidemocrática. Las elecciones que son un medio expedito y democrático del pueblo para elegir a sus gobernantes, se dieron recientemente en Nicaragua. 

En una acción abiertamente antidemocrática, los golpistas apoyados por la derecha de Miami y gobiernos latinoamericanos derechistas, pretenden obligar a nuevas elecciones y acortar el período del gobierno actual que fue electo para 5 años, so pretexto de “Nicaragua es otra” después del nefasto 18 de abril. 

Claro que Nicaragua ha cambiado desde entonces, pues nunca habíamos conocido el terrorismo en primera persona, no estábamos familiarizados con las maras y el crimen organizado, y que gracias a ellos hemos tenido la desdicha de conocer.

Un adelanto de las elecciones, equivale a institucionalizar que, cada vez que un grupo minoritario no esté contento con el gobierno que fue electo por la mayoría, se hagan nuevas elecciones y así sucesivamente. 

Un país que vive en pobreza, no se puede dar el lujo de hacer elecciones cada vez que se le ocurra a un grupo de descontentos, los que abundan en todos los países del mundo.

 Y no es un asunto de plata (porque seguro no faltarán financiadores en Miami) sino de ética y respeto a la decisión de las mayorías expresadas a través de su voto.

Olvidan que, a pesar de las contradicciones, del amaño de las elecciones, el robo al estado y de la enorme corrupción, Alemán terminó su período y el sandinismo esperó pacientemente su momento. 

La posterior asunción del poder por parte de Enrique Bolaños, un gobierno que continuó con la política neoliberal de sus predecesores, tampoco llevó al sandinismo a asaltar el poder y Bolaños terminó su período de gobierno; aunque con más pena que gloria. 

En este sentido, Nicaragua debe superar la creencia de que los procesos electorales son la única y absoluta expresión de democracia. 

Los gobiernos de Violeta Barrios, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños se olvidaron de sus votantes al asumir el poder y los abandonaron a su suerte, lo que llevó al país a mayor pobreza, exclusión y desigualdad social.

Por el contrario el gobierno del Presidente Daniel Ortega, altamente criticado inmediatamente después de las elecciones, ha desarrollado una serie de programas, proyectos sociales y económicos que han llevado a Nicaragua por una senda de desarrollo, estabilidad y paz.

 La inclusión de los pobres como sujetos del desarrollo y su participación directa en la toma de decisiones, es garantía de éxito y sostenibilidad de las iniciativas; lo que las convierte en emblemáticas e impregnadas de una elevada gobernanza democrática.

A nivel internacional, los supuestos organismos democráticos actúan contra la democracia al pretenden imponer su agenda y su forma de pensamiento. 

Existe una pavorosa contradicción en el seno de la OEA, donde se supone que todos los miembros tienen igualdad de derechos y sin embargo reciben un trato diferenciado. 

No se trata por igual a Nicaragua, Venezuela o Bolivia, que a Argentina, México, Chile o Brasil.

Desde la OEA se promueve la intervención diplomática y se condena a Nicaragua y Venezuela por contrarrestar golpes de estado en sus territorios, pero en su momento se hicieron de la vista gorda durante los golpes de estado en Honduras, Argentina y Brasil. 

 Se habla de estados soberanos y se atenta contra su soberanía, se aceptan los gobiernos de facto siempre que sean de derecha, se avalan golpes de estado toda vez que sean contra gobiernos de izquierda. 

La izquierda nunca ha pretendido eliminar a la derecha, sino convivir con ella, pero todo indica que la derecha pretende acabar y enterrar a la izquierda a cualquier precio y de cualquier forma.

En la OEA compuesta por 32 representantes de estado, es Estados Unidos quien dicta la agenda y quien impone las decisiones. 

En este foro donde todos los países tienen derecho a voz y voto, se imponen los criterios de un gobierno porque es más poderoso económica y militarmente.

 Los gobiernos de derecha apelando a estar en mayoría, avasallan a los gobiernos de izquierda que están en minoría. 

Esto significa, que la soberanía, el derecho a decidir su propio destino de un país; depende de las decisiones de terceros.

 En un organismo que en su carta magna dice respetar la soberanía de sus miembros, se toman decisiones que atentan contra la soberanía de los países soberanos. Como muy bien recalcó el Canciller de Nicaragua Denis Moncada, la OEA ha vuelto a su viejo rol de “Ministerio de Colonias de EEUU” y mecanismo de sumisión de las naciones a los intereses del imperio.

La democracia no puede ser buena para unos y mala para otros, la toma del poder por la fuerza no puede ser una práctica que permita quitar un gobierno sino no gusta a algún sector o grupo. 

Esto lejos de ser democracia, es una carta directa al Dios de la anarquía y de la inestabilidad social. 

La democracia que quieren imponernos –como se dijo antes- por vía de la fuerza, pretende establecer formas de pensamiento, comportamiento y ejercicio del poder que marginan y excluyen otras ideas, otros ideales, otras corrientes y otras formas de hacer las cosas; aunque estas cuenten con la aprobación de las mayorías. 

2. Un proyecto sin proyecto

Una segunda Tesis, es que los grupos golpistas y sus representantes encabezan un supuesto proyecto de cambio, que en sí mismo carece de un proyecto propio y por lo tanto sus objetivos responden más bien a un guion establecido desde el exterior, a recetas fielmente aplicadas, con alguna que otra adecuación o improvisación derivada de las circunstancias.


En muchos análisis se ha dicho y es comúnmente aceptado, que lo que se ha suscitado en Nicaragua desde el 19 de abril, es un intento del llamado “golpe suave o revolución de colores” y que es en sí mismo, una réplica burda del intento de golpe de estado perpetrado contra la República Bolivariana de Venezuela. También ha sido aplicado con algunas variaciones en Ucrania, Túnez, Siria y Libia.

El manual de procedimientos, se ha venido aplicando paso a paso, lo que refleja que el golpe es gestado, asesorado, financiado, apoyado mediáticamente y cuenta con el respaldo de los mismos grupos de incidencia en el exterior que hoy se ciernen contra Venezuela. 

 Una y otra vez se repiten las acciones, escenas e iniciativas de grupos de ultraderecha nacional, jerarcas de la iglesia católica, líderes políticos y organismos no gubernamentales. 

Las mismas acciones, los mismos objetivos, los mismos actores; solo que con otros rostros y en un nuevo escenario.

A la ausencia de un proyecto propio, se adiciona la falta de representatividad de los que encabezan las estructuras de golpismo. Esto puedo constatarse en la mesa de dialogo, donde primaron las contradicciones, la improvisación y la incongruencia de planteamientos. 

Lo que sí quedó claro fue la complicidad entre los mediadores y los golpistas, sin la menor vergüenza, ética y recato; sobre todo en los momentos en que su desesperación fue más fuerte que su razón y sus deseos insanos de tomar el poder, salieron a la luz en la mesa de diálogo y frente a la opinión pública.

Es claro entonces, que el intento de golpe de estado y las decisiones que han ido tomando los golpistas, responden más a presiones y a planteamientos de ideologías externas que a un planteamiento estratégico propio, endógeno y que contenga propuestas que superen las del sandinismo; mismas que en estos últimos 11 años han llevado al país por una senda de estabilidad y desarrollo.

3. Los Derechos Humanos de los violadores de derechos

Nos hablan de respeto a los derechos y las personas que están al frente de las organizaciones de derechos humanos, apoyan abiertamente al golpismo y desde hace muchos años defienden solo los derechos de los derechistas, en una clara violación de su misión y principios. No se ha escuchado nunca a un funcionario o funcionaria del CENIDH defender el derecho de algún sandinista, ni mucho menos criticar la gestión de un gobierno de derecha. 

Por el contrario en estos últimos tres meses, la CENIDH se ha dedicado a defender a capa y espada a los que desde posiciones de violencia, pretenden usurpar el poder en Nicaragua.

Esto constata la Tesis de que “Los defensores de los Derechos Humanos se convierten en sus principales violadores”, puesto que no se han dedicado a defender los derechos de los agredidos, sino de los agresores y a defender a los violadores de derechos humanos y no a aquellos a los que les han sido violentados. 

En este escenario el victimario pasa a ser víctima, el agredido pasa a ser agresor y el que tiene la razón pasa a ser el equivocado.

Durante el fallido golpe de estado, ni la OEA, ni la CIDH, ni el Grupo de Expertos, ni el CENIDH, se pronunciaron en contra de los tranques, de la toma de universidades, de la quema de bienes del estado, y por el contrario se dedicaron a justificarlos como un derecho pleno y democrático.

 Ahora y día con día, se pronuncian para sacar de las cárceles a los que han creado caos en el país, que han asesinado a mansalva y con una saña solo vista en grupos terroristas de medio oriente o del crimen organizado en Colombia, México, Guatemala, Honduras o El Salvador.

Jamás se pronunciaron para defender el derecho de los nicaragüenses a la libre movilización, al trabajo, a la seguridad, a la vida, al respeto de sus valores, ni mucho menos al respeto a la decisión tomada en las urnas. 

Tanto ellos como sus defendidos, violentan los derechos humanos para supuestamente salvaguardarlos, criminalizan a los que detienen a los criminales y pretenden que los derechos de una minoría, se superpongan al derecho de las mayorías. Se reúnen con los representantes del golpismo, en clara violación al estado de derecho y a su mandato de imparcialidad.

También es conocido que los representantes de los Derechos Humanos, acompañan a los líderes del golpismo en sus viajes al exterior para desprestigiar al gobierno, para buscar financiamiento, para presentar informes amañados ante medios de comunicación o en foros internacionales. 

Esto solo sucede en Nicaragua y es seguro que en otras partes del mundo, por mucho menos, ya hubiesen sido destituidos de sus cargos o acusados ante los tribunales.

Las constantes marchas exigiendo justicia para las víctimas del terrorismo, parecen no calar en los corazones de los supuestos representantes de los derechos humanos y más bien ensordecen ante el clamor de un pueblo cansado de la violencia. 

No obstante, el pueblo nicaragüense ha ido ganando fuerza suficiente para defenderse del avasallamiento y para desenmascarar a aquellos que violentan sus derechos humanos en nombre de una democracia mal entendida.

4. Los moralistas sin moral

Aún más contradictorio es el hecho de que los que se están llamados a pregonar amor y paz; pregonen el odio y la guerra. Usan la casa de Dios y los espacios de reflexión para incitar al odio y apoyar a los que desde posiciones de violencia, pretenden hacerse con el poder en Nicaragua.


De ahí la Tesis de que “Los llamados moralistas actúan de forma amoral y deliberada” aprovechando su posición y su influencia en la ideología de la personas, sobre todo de las más humildes y con profundas creencias religiosas.

Existen diversos “grupos moralistas”, pero todos están alineados a actores externos con intereses económicos y geopolíticos, que les usan para desestabilizar gobiernos que no les son afines. Sus ansias de poder, afán desenfrenado de lucro y deseos de amasar cada vez mayor riqueza, conlleva a estos grupos con poder económico, político e ideológico a querer sostener su statu quo, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. 

En este contexto, los moralistas usan medios, mecanismos e instrumentos perversos para justificar acciones criminales, violentas y crueles para el logro de oscuros fines políticos.

Uno de estos grupos moralistas, son los medios de comunicación local, que en abierta complicidad con los medios de comunicación de la derecha internacional, tejen estrategias para que los ciudadanos acepten que las acciones del golpismo son una expresión de descontento social y que buscan restablecer “la democracia”, que como decíamos líneas arriba, es una democracia a su medida y hechura, que defiende los intereses de grupos de poder dentro y fuera del país.

A partir de una campaña de desprestigio orquestada contra el Gobierno de Nicaragua, no solo inventan falsas noticias y montajes que inculpan a fuerzas del orden público y simpatizantes del sandinismo; sino que se han vuelto en un espacio desde el cual los líderes del golpismo o sus fuerzas de apoyo ideológico, económico y político propagandizan sus acciones, despotrican contra al gobierno y hacen llamados a sumarse a su movimiento terrorista.

Otro grupo moralista y talvez el más fuertemente cuestionado, es la jerarquía católica. Dado su liderazgo, fueron llamados a mediar en el diálogo nacional, pero pudieron más sus intereses y sus viejos deseos de poner y quitar líderes. 

Lejos de preservar la neutralidad política e ideológica, algunos de sus miembros han tomado partido y apoyan descaradamente a los grupos que desestabilizan al país. Su papel en el mesa de diálogo, exhibió sus oscuros intereses y su falta de apego a la razón de ser de la iglesia verdadera; “la promoción del amor entre los unos y los otros”.

A pesar de que dicen representar a la feligresía católica, en esta coyuntura han representado y defendido a ultranza los intereses de las clases dominantes e imperiales. 

Usan la psicología humana, el respeto a las creencias religiosas y la palabra de Dios para incitar la desobediencia y el anarquismo. Esto, además de traicionar sus votos, atenta contra la moral y los principios de la religión católica y sus mandamientos.

Es claro entonces que estos dos “poderes”, cuya misión es contribuir a fortalecer los principios morales y fomentar una cultura de paz y convivencia; hacen uso de sus medios, púlpitos y contacto con una gran audiencia para desacreditar al gobierno y al sandinismo, y ganar adeptos al golpismo tanto a nivel nacional como internacional. 

Escudados en la libertad de expresión y el respeto a las creencias religiosas, abanderan al golpismo y usan su influencia en el pensamiento y la ideología humana para crear corrientes de opinión, favorables para los defensores de la riqueza y desfavorables para los que luchan contra la pobreza. 

5. Un dialogo sin dialogantes

La primera fase del diálogo nacional, fue por demás un show mediático y sirvió a los golpistas para crear una falsa realidad en el país y “acorralar” a un gobierno democrático y con una vocación de paz como ningún otro. En las primeras sesiones se pudo ver a “supuestos líderes” con actitud de violencia, un lenguaje soez, golpeando la mesa y creyendo aterrar al gobierno sandinista y al sandinismo en general; el que no se dejó manipular ni amedrentar.

Esto nos lleva a constatar una última Tesis de que en el dialogo la derecha no tuvo dialogantes, sino actores-villanos que pretendían erigirse como héroes y salvadores; contando con la complicidad de los grupos de poder, del clero y los medios de comunicación derechista. Lejos de pretender un dialogo sincero, que buscara soluciones a la crisis creada en el país a partir del 19 de abril, los golpistas y sus asesores se dedicaron exigir y tratar de imponer una agenda acorde a sus intereses y los del imperio norteamericano.

Solo la paciencia del gobierno, la inteligencia de sus líderes y representantes pudo desarmar la trama y desmontar la estrategia de imponer posiciones al gobierno y obligarle a crear condiciones para un cambio drástico y antidemocrático. De un lado de la mesa estaba un gobierno dispuesto a escuchar y dialogar, del otro, una manada de fieras y depredadores intentando cazar una supuesta presa herida y una manada de carroñeros dispuestos a recoger sus restos.

Esta reflexión nos lleva a una conclusión similar a la que ya varios analistas y actores de la vida nacional han llegado y es que una segunda fase de diálogo solo puede ser real, creíble y tener resultados, si y solo si: 

i. Se incluyen a actores verdaderos, líderes con representatividad y a todos los sectores de la vida nacional;

ii. El dialogo debe ser amplio y no debe convertirse en una asamblea constituyente, sino en un espacio de propuestas para enrumbar nuevamente a Nicaragua por el camino de la paz y la estabilidad;

iii. La mesa del diálogo debe estar limpia, sin agendas impuestas, sin condicionamientos y sobre todo en un clima social de paz y estabilidad.

iv. Debe haber nuevos mediadores o en su defecto fortalecer la mediación con personas de reconocida moralidad, expertas, independientes e imparciales.

II. Reflexiones finales

- La compleja situación de Nicaragua ha venido retomando el cauce normal, pero hay que estar atentos a los acontecimientos, leer las señales y entre líneas, para desenmascarar nuevas intentonas de desestabilizar al gobierno revolucionario y defender nuestras conquistas.

- Entender el origen del conflicto y del frustrado golpe de estado, es clave para poder diseñar estrategias y emplear las tácticas más adecuadas para la lucha que se avecina; pues el golpe de estado aún está latente; solo que se ha trasladado al campo internacional y seguramente establecerá nuevos modus operandi a nivel interno para bridarle elementos al intervencionismo.

- Saber el terreno que pisamos, es importante también para trazar una estrategia que permita fortalecer la lucha en las calles, en el barrio, en la empresa, en cada espacio de nuestras vidas. Solo la resistencia del pueblo y una dirigencia plenamente clara y empoderada a todos los niveles, nos hará indestructibles.

- La nueva realidad latinoamericana, el cambio en la correlación de fuerzas y los nuevos métodos de lucha que usan el imperialismo y sus aliados, nos obliga a nuevas reflexiones, a consolidar la unidad del sandinismo, a crear nuevos y renovados mecanismos para fortalecer nuestra ideología y desarrollar una conciencia social y soberana, ante la escalada violencia y agresión del gobierno norteamericano, la ultraderecha de Miami y la derecha local.

¡Ni un paso atrás!

#JusticiaParaLasVíctimas
#NicaraguaQuierePaz.

https://barometrolatinoamericano.blogspot.com/2018/08/5-tesis-de-lo-absurdo.html

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