Me llamó poderosamente la atención ver a José Adán (Cahano) Aguerrí, Presidente del COSEP, preocupado, ante las cámaras de televisión que le siguen, por la situación del turismo, que profundamente deprimido, aflige a los pequeños establecimientos que aún sobreviven, porque otros tuvieron que cerrar operaciones tras declararse en quiebra.
En la misma línea de preocupación, José Adán lamentó, que la conexión directa de Managua-Madrid y Madrid-Guatemala-Nicaragua, que se pretendía inaugurar el 1 de octubre haya sido pospuesta por no existir condiciones de mercado y mientras eso sucede siguen conociéndose comunicados emitidos por diferentes países del mundo sobre los riesgos de viajar a Nicaragua.
Esa información según “El Chano” es “extraoficial”. Hasta la semana pasada en algunas agencias aún se ofrecían en los paquetes de viaje espacio para el vuelo inaugural cuyo costo alcanzaba los US$ 1,234 dólares ida y vuelta en promoción por apertura de ruta.
Lucy Valenti, por su parte, presidenta de Cámara Nacional de Turismo (Canatur), y la presidenta de la Asociación de Touroperadoras (Antur), Claudia Aguerri, coinciden que las alertas que han emitido los países a nivel mundial “sobre los riesgos de viajar a Nicaragua”, nos dejan en una clara desventaja con relación a nuestros vecinos y en consecuencia la cosa perfila oscura.
Para aterrizar editorialmente debo recordar, cuando nos encontrábamos en eso que se le llamó diálogo y que reunía del lado de la mesa del oposicionismo y del lado de la mesa de los mediadores, a algunos obispos y supuestos hombres de negocios, francamente insensatos, cómo golpeaban nuestros oídos las rústicas y absurdas peroratas de Michael Hillis, flamante dirigente de UPANIC decir que no importaba el costo que tuvieran que pagar ellos como empresarios porque el fin era que Daniel se fuera y que una vez derrocado ya se vería como recomponer el hilo roto de los inversionistas que a partir de semejante brutalidad decidieron congelar el ingreso de sus capitales a Nicaragua porque, si así pensaba un productor aquí, entonces no había nada que hacer.
Otro que a la delegación gubernamental llegó a sangrar los oídos, fue el propio Presidente del COSEP, José Adán Aguerri, cuando dijo que mucha importancia se le estaba dando a la economía; a la economía por la cual supuestamente respiran los empresarios, a la economía que les ambienta la atmósfera de negocio, a la economía que requiere de estabilidad para que germine, a la economía que engrosa sus capitales y que más importante que la economía era el tema político que tenía que resolverse con el adelanto de las elecciones, con la renuncia de Ortega y para no hacerla más grande con la entrega del poder para acabar con el sandinismo con el que pasó haciendo negocios durante diez años y que solo hasta después de una década se dio cuenta que se había equivocado.
Cuando rebobino el casete y mi mente repasa aquella fotografía de los ojos rabiosos de Michael Hillis y la actitud de “Chanito”, de ignorar o ser indiferente hasta con amigos, que como yo un día le dije que se estaba perfilando como candidato, francamente me asombro al verlos enfundados en preocupaciones que no ni les lucen ni les quedan.
Los grandes capitales que aquí tienen nombres y apellidos, los Pellas, los Gurdian, los Zamora y otros, deben tomar nota de sus empleados en el COSEP, donde la gran mayoría se distingue por ser empresario de maletín y que por no tener mucho o nada que perder han llevado a sus jefes a cargar con grandes pérdidas y de paso llevarse imperdonablemente en el alma a una Nicaragua que gracias a la politiquería de quienes fueron halagados por el plan perverso de la embajada americana casi, casi llevan a la destrucción de un país al que mal agradecidamente pagan porque no es cierto que hoy estemos mejor que antes del 18 de abril.
Cínicamente se dice ahora que es inadmisible que consideremos que el país esté volviendo a la normalidad cuando la molestia es porque ya no hay tranques, ya no hay barricadas, porque la policía está en las calles, porque se están deteniendo delincuentes, porque la autoridad está persiguiendo a vándalos asesinos, porque la población sale ahora a las calles para pedir justicia y porque hay un sentimiento nacional de que aquí debe pagar sea quien sea y del tamaño que sea si este le debe a la sociedad.
Perdónenme, pero disculpen como diría alguien por ahí. El COSEP es culpable de la reversa económica en la que irremisiblemente ha caído el país y los jefes de quienes están en esas cámaras, el gran capital, que mucho a perdido, debe obligarse a llamar al orden, a poner freno, a sustituir a los irresponsables que en tres meses desbarataron lo que con el esfuerzo de todos habíamos logrado.
Que los del COSEP no nos vengan ahora con lágrimas de cocodrilo, que en la medida que se harta a su presa llora de felicidad, a decir que son otros y no ellos los culpables.
Por ellos este país que comenzaba a pintarse bonito ante el mundo perdió millonadas y millonadas de dólares, pero lo que más reciente hoy es la pérdida de muchos de sus hijos y fue así porque quienes debieron obligarse a privilegiar la estabilidad, fueron los que se revolcaron con criaturas imberbes a las que solo usaron para lograr qué, la destrucción del país, la pérdida de miles de empleos, haber acercado al INSS a su quiebra, haber llevado al fracaso a cienes de empresas, a volar en pedazos el activo turístico que teníamos y todo para congraciarse con el imperio que nos agrade?
Me extraña que José Adán Aguerri, Presidente del COSEP diga, que los nicaragüenses que estamos del otro lado de la destrucción, pretendamos hacer creer que el país regresó a la normalidad, por el contrario queremos volver a ella, a la que teníamos antes del 18 de abril, porque lo que no queremos es esa normalidad que nos impuso el terrorismo, esa que nos asalta todos los días en cualquier parte, esa que irrespeta a la autoridad, esa que conspira con intereses externos para desbaratarnos, esa que no quiere que las pequeñas y medianas empresas respiren y renazcan, esa que nos decreta la inseguridad e inestabilidad, esa que nos quiere ver infelices.
Por estas mismas razones un enorme mea culpa infarta la conciencia de gente que está huyendo del país por el calibre de sus delitos.
No son los que en la última década hicieron y construyeron quienes se van son los que en los últimos tres meses nos sumieron en una tragedia que vamos a superar para mostrar una vez más que por la voluntad del altísimo volveremos a ser la patria grande que soñó Rubén.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.