El ex presidente hondureño accedió a hablar sobre la crisis nicaragüense
Nicaragua está viviendo uno de los momentos más difíciles de su historia reciente, sumida en una polarización que deja muy poco espacio al análisis profundo del porqué y cómo se ha llegado hasta este punto, con niveles de odio y violencia que no se veían desde los conflictos armados de los 70 y 80.
Duelen las muertes, todas, y las destrucciones; duele la paz perdida, los enfrentamientos, los fantasmas que regresan del pasado, las mentiras que generan más violencia, rencores y destrucción; duelen las fuerzas internas y externas que irresponsablemente soplan sobre el fuego.
El 28 de junio, Honduras recordó con dolor el golpe de estado del 2009 -el primero del nuevo siglo-, al tiempo que conmemoró una fecha que marcó el inicio de la Resistencia del pueblo hondureño. Una resistencia y una lucha con múltiples rostros.
Durante una breve conferencia de prensa, el ex presidente Manuel Zelaya, quien fue derrocado aquel 28 de junio del 2009, recordó aquella madrugada de “gorilas y terror” -como dice la canción “Resistencia Popular” de Polache- y cómo ese momento histórico marcò un parteaguas en la vida de hondureños y hondureñas.
Abordado después de la actividad, el ex presidente y actual coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre) aceptó hablar brevemente de Nicaragua.
-¿Qué papel jugó Nicaragua durante el golpe de Estado del 2009?
-El pueblo de Nicaragua, el Frente Sandinista y el gobierno de Daniel (Ortega) fueron solidarios con nosotros, y hoy yo lamento que estén pasando una crisis social y espero que la puedan resolver lo más pronto posible.
-¿Cuál es su análisis de lo que está pasando en Nicaragua?
-Nosotros aceptamos la protesta de los pueblos, cualquier protesta que sea. Somos solidarios con los pueblos que protestan. No aceptamos y condenamos el crimen y el asesinato, venga de donde venga.
Pero sí sabemos que el gobierno de Daniel Ortega ha nacido de todo un proceso, desde la revolución sandinista hasta la fecha. Apoyamos al gobierno de Daniel Ortega y al Frente Sandinista durante este proceso.
Lógicamente frente a los asesinatos pedimos justicia. Pero también creemos que debe de considerarse que lo que está pasando en Nicaragua es que hay problemas, y éstos se ven agravados por las fuerzas muy reaccionarias que quieren que caiga el gobierno.
-¿Cree que Estados Unidos está jugando algún papel en este conflicto?
-Estoy totalmente seguro. En Estados Unidos hay grupos de derecha muy sectarios que quieren imponerle a la sociedad latinoamericana un sistema económico de explotación capitalista muy grosero. Además, un sistema de represión militar que nosotros no aceptamos.
Estados Unidos debe rectificar su visión y política hacia Latinoamérica, porque lo que están generando aquí son muchos problemas, incluyendo violencia, pobreza y la migración. Pónganse de acuerdo con Latinoamérica. Para que haya paz y justicia debe haber acuerdos políticos y sociales.
¿El gobierno de Daniel (Ortega) les estorba? Hablen con él y busquen un acuerdo.
-¿Ha habido algún contacto entre Libre y el FSLN durante los últimos meses?
-Personalmente no he tenido contacto directo, pero sí mantenemos contactos a través de diferentes personas. Mantenemos contactos en el sentido de que hay que apoyar el sistema democrático y plantarse frente a la agresión de los Estados Unidos.
Hay que dejar que el pueblo, tanto nicaragüense como centroamericano, tome sus propias decisiones. No tiene que intervenir ningún extranjero, ni ninguna fuerza que no sean las fuerzas políticas y sociales que hay en el país.
Veamos lo que pasó en Honduras, donde trajeron testaferros, mercenarios y apoyo extranjero para que se diera un golpe de Estado. Eso no lo queremos para Nicaragua, ni para nadie.
Nosotros quisiéramos estabilidad democrática en Nicaragua.
-¿Qué le parece el trabajo que están desarrollando algunas organizaciones internacionales de derechos humanos en Nicaragua?
-Estas organizaciones tienen un doble estándar: a veces funcionan bien y otras veces funcionan con dirección de los Estados Unidos. En el caso de Nicaragua y Honduras funcionan con dirección de los Estados Unidos.
Tienen una gran responsabilidad y deberían considerar los crímenes en la misma forma, no importando quién o donde (se cometen), pero hacen diferenciaciones y esto no lo aceptamos.