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¿Fracasò la “Blitzkrieg Naranja” en Nicaragua?


En enero de 1942 el Ejército Rojo y el pueblo organizado de Moscú, hicieron lo impensable: 

Detuvieron a las hasta entonces invencibles tropas nazis y su innovadora táctica de combate, nacida de la amarga compilación de la experiencia de sus batallas perdidas y la mente de los más brillantes jefes militares de Alemania: La Guerra Relámpago, más tarde conocida como “Blitzkrieg”

Inteligencia de campo, bombardeos profundos iniciales y el ataque focalizado en un solo punto de rompimiento por los más modernos carros de combate de la época. 

Victoria rápida, con pérdidas mínimas.

El MRS y un conglomerado de ONG’s (transformados o creados para posibilitar rápida y económicamente la derrota del sandinismo, mediante una novedosa y probada “táctica no invasiva, letal y económica”, resumida en los manuales del “novísimo” y ahora tan popular “Golpe Suave”, sustituto de la Guerra de Baja Intensidad o las costosas invasiones directas a los Estados no amigables para con los EE UU), luego de años de espera activa y paciente, de preparación de cuadros y convenientes alianzas, al fin pudieron capitalizar un grueso error de las fuerzas policiales, que no pudieron administrar protestas pacíficas estudiantiles, donde resultaron decenas de muertos por parte de la población y miembros de la misma fuerza del orden público. 

La historia es mundialmente conocida.

Siguiendo paso a paso las orientaciones del manual, se activó la ofensiva mediática, se criminalizo al Estado, gobierno y al FSLN y toda su militancia, bombardeando de noticias falsas y medias verdades, manipulando la realidad y creando una “verdad paralela” que luego dio paso a la caballería blindada de su ofensiva por el Poder: 

Marchas, plantones, tranques, quemas de edificios públicos, locales y casas particulares de militantes connotados del Partido sandinista, destrucción de monumentos públicos y símbolos partidarios, “privatización” de los muertos en la revuelta y otras prácticas lindantes con el terrorismo que dieron como resultado un impacto directo a la economía y la imagen de Nicaragua. 

Buscando explotar sus avances iniciales y destruir al “enemigo” o lograr su capitulación incondicional, encontraron el apoyo tanto de antiguos aliados del gobierno en el plano económico, como el de tránsfugas, oportunistas, descontentos por motivaciones ideológicas, sectores gremiales no beneficiados por las políticas y programas del gobierno, adversarios tradicionales del sandinismo en el plano internacional y claro está, el ala más conservadora y politizada de la Iglesia católica.

Sin embargo, luego de cinco terribles semanas de crisis y enfrentamiento, del fracaso de la mediación en la mesa de dialogo entre los líderes de la revuelta y el gobierno, este sigue sin capitular y cada día se va reponiendo del shock inicial, mientras los gestores del golpe van perdiendo fuelle.

 ¿A qué se debe este empantanamiento que cada día que pasa parece más favorecer al gobierno? 

Podemos aventurar varias hipótesis: La heterogeneidad de intereses y disimilitud de metas de los líderes del golpe, la falta de un proyecto serio que ofertar a la nación, mas allá de consignas, venganzas, lenguaje soez e irrespetuoso y creerse la falacia del monopolio de la verdad y la honestidad; confiar en la rapidez y asepsia del golpe, menospreciar la capacidad de respuesta organizada del Frente sandinista y gran parte de la población que adversan las protestas y la destrucción de la economía y el empleo, la habilidad del gobierno en gestionar la crisis, recluyendo a las fuerzas del orden en sus cuarteles, orientando a sus bases, utilizando las fallas frente a cámaras de los dirigentes del golpe y los propios mediadores para hacer calar en la opinión publica el poco compromiso de estos con la Paz de la nación.

Importante también señalar como arma de defensa contra la conquista de la opinión pública, por parte de operadores en medios y redes sociales, del contrataque de la militancia sandinista y usuarios particulares que comprenden que la guerra de mentiras y manipulación también destruye al país.

Ya no es posible ver una mesa de diálogo como un vagón donde el gobierno tiene que firmar su rendición incondicional, ese momento nunca lo hubo ni lo habrá. 

La OEA (nos guste o no), ha señalado el único camino para solucionar la crisis de manera permanente: Que vuelva la potestad de componer las cosas” al soberano, al pueblo”, en una ruta eminentemente de respeto a la Constitución y las leyes. 

Los culpables deberán enfrentar el debido proceso, los que tengan que irse del Poder se irán y a los que el pueblo elija en condiciones justas, pues esos nos gobernaran. 

Al final los rusos vencieron sobre el Fascismo y demostraron al mundo que ninguna táctica o estrategia, por novedosa o letal que sea, puede vencer a un pueblo decidido. 

Su “Blitzkrieg” fracaso, como también hoy está fracasando la guerra relámpago de los enemigos de Nicaragua.

Edelberto Matus

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