Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua queremos informar al pueblo nicaragüense que, a partir del domingo 22 de abril por la tarde en la que el Señor Presidente de la República hizo la invitación al diálogo nacional, solicitándonos como mediadores, iniciamos a consultar a nuestros sacerdotes, laicos comprometidos y a una amplia gama de sectores de la sociedad civil.
Después de profunda oración y reflexión, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, el pasado martes 24 de abril por la tarde, emitió un Comunicado en el que aceptó ser Mediadora y Testigo del mismo, planteándole al Gobierno la necesidad de crear un ambiente y condiciones básicas e idóneas para establecer dicho diálogo, entre las cuales se encontraban la liberación de los jóvenes; el retirar de los manifestantes las fuerzas de choque, la policía y los antimotines; la libertad de expresión y de prensa; la publicación de un nuevo decreto presidencial en el que se revocara el anterior decreto con el que se habían hecho las reformas al INSS y que lastimaron al pueblo nicaragüense; la búsqueda de los desaparecidos, en cuyo punto el Gobierno nos pidió una lista de los mismos, los organismos de Derechos Humanos nos han presentado listas preliminares; una agenda abierta para los sectores involucrados directamente en el diálogo y una propuesta inicial de dichos sectores con algunos actores.
Los Obispos de Nicaragua hemos creído conveniente que al mes de haber iniciado el Diálogo Nacional haremos un alto para valorar la voluntad, la implementación y el cumplimiento serio y real al que hayan llegado las partes.
Si los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua evaluamos que no se están dando estos pasos, informaríamos al pueblo de Dios a quienes acompañamos y les diríamos que así no se puede seguir y que no se pudo.
También creemos que el objetivo de este Diálogo Nacional debe de ser “revisar el sistema político de Nicaragua desde su raíz, para lograr una auténtica democracia”.
Creemos también que el tema de las dolorosas muertes sufridas durante las manifestaciones universitarias, deben de ser esclarecidas a fondo.
Hacemos un llamado a los estudiantes universitarios para que terminen de organizarse lo más pronto posible y definan su agenda y a sus representantes.
Igualmente a estar atentos a grupos ajenos al movimiento estudiantil que están actuando agresivamente, sembrando confusión.
La sede del Diálogo Nacional, el que pensamos debe instaurarse lo más pronto posible, será en el Seminario Interdiocesano “Nuestra Señora de Fátima”.
Solicitamos a todos los sectores que estarán involucrados en este Diálogo Nacional, se pronuncien públicamente dando el respectivo respaldo a las personas propuestas para participar directamente en el mismo, elegir su agenda a ser planteada en la mesa plenaria y abrir nuestros corazones a la buena voluntad para que “las cuestiones abiertas sean resueltas pacíficamente y con sentido de responsabilidad”, como exhortó el Papa Francisco en el Ángelus del domingo 22 de abril de 2018.
Hacemos un llamado a nuestro pueblo católico a intensificar la oración por este momento histórico y pedir la luz del Divino Espíritu para nosotros sus pastores.
Dado en la sede de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, a los tres días del mes de mayo del año del Señor, dos mil dieciocho.
Después de profunda oración y reflexión, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, el pasado martes 24 de abril por la tarde, emitió un Comunicado en el que aceptó ser Mediadora y Testigo del mismo, planteándole al Gobierno la necesidad de crear un ambiente y condiciones básicas e idóneas para establecer dicho diálogo, entre las cuales se encontraban la liberación de los jóvenes; el retirar de los manifestantes las fuerzas de choque, la policía y los antimotines; la libertad de expresión y de prensa; la publicación de un nuevo decreto presidencial en el que se revocara el anterior decreto con el que se habían hecho las reformas al INSS y que lastimaron al pueblo nicaragüense; la búsqueda de los desaparecidos, en cuyo punto el Gobierno nos pidió una lista de los mismos, los organismos de Derechos Humanos nos han presentado listas preliminares; una agenda abierta para los sectores involucrados directamente en el diálogo y una propuesta inicial de dichos sectores con algunos actores.
Los Obispos de Nicaragua hemos creído conveniente que al mes de haber iniciado el Diálogo Nacional haremos un alto para valorar la voluntad, la implementación y el cumplimiento serio y real al que hayan llegado las partes.
Si los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua evaluamos que no se están dando estos pasos, informaríamos al pueblo de Dios a quienes acompañamos y les diríamos que así no se puede seguir y que no se pudo.
También creemos que el objetivo de este Diálogo Nacional debe de ser “revisar el sistema político de Nicaragua desde su raíz, para lograr una auténtica democracia”.
Creemos también que el tema de las dolorosas muertes sufridas durante las manifestaciones universitarias, deben de ser esclarecidas a fondo.
Hacemos un llamado a los estudiantes universitarios para que terminen de organizarse lo más pronto posible y definan su agenda y a sus representantes.
Igualmente a estar atentos a grupos ajenos al movimiento estudiantil que están actuando agresivamente, sembrando confusión.
La sede del Diálogo Nacional, el que pensamos debe instaurarse lo más pronto posible, será en el Seminario Interdiocesano “Nuestra Señora de Fátima”.
Solicitamos a todos los sectores que estarán involucrados en este Diálogo Nacional, se pronuncien públicamente dando el respectivo respaldo a las personas propuestas para participar directamente en el mismo, elegir su agenda a ser planteada en la mesa plenaria y abrir nuestros corazones a la buena voluntad para que “las cuestiones abiertas sean resueltas pacíficamente y con sentido de responsabilidad”, como exhortó el Papa Francisco en el Ángelus del domingo 22 de abril de 2018.
Hacemos un llamado a nuestro pueblo católico a intensificar la oración por este momento histórico y pedir la luz del Divino Espíritu para nosotros sus pastores.
Dado en la sede de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, a los tres días del mes de mayo del año del Señor, dos mil dieciocho.