Cuatro años después del golpe de Estado, Naciones Unidas parece que finalmente está dispuesta a admitir que existe el banderismo.
Y no solo que existe, sino que es una amenaza para los civiles y que aterroriza a la población.
Las organizaciones radicales de extrema derecha como C14 (Sich), Svoboda, Praviy Sektor, Milicia Nacional (todas ellas bajo el tutelaje del ministro del Interior, Arsen Avakov) preocupan a las democráticas Naciones Unidas.
“Las actividades de los movimientos como C14, partidos como Svoboda y Praviy Sektor, Milicia Nacional o el partido Corpus Nacional amenazan la libertad de expresión y de pensamiento en Ucrania”, afirmó en una entrevista Fiona Fraser, jefa de la Misión de Monitorización de los Derechos Humanos de la ONU en Ucrania.
Fraser admitió que en Ucrania se tiende a presionar a las organizaciones cívicas y activistas sociales. E insistió en que las fuerzas de seguridad y la policía no realizan sus tareas de protección de manifestaciones y concentraciones pacíficas.
Petro Poroshenko probablemente saltó de impaciencia y alegría al leer las revelaciones de Fraser en el prooccidental Zerkalo Nedely [espejo de la semana].
Porque Avakov y compañía, incluidos los radicales nacionalistas, son una paja en el ojo del comandante en jefe de las fuerzas armadas.
Y debe de ser un placer ver a los observadores de la ONU vincularles a los neonazis.
“En 2019 está prevista la celebración de elecciones legislativas y presidenciales.
En este sentido, nos fijamos en una serie de temas más amplios relativos al espacio democrático.
Estamos interesados en temas de libertad de expresión y de pensamiento, el derecho de asociación pacífica. Estamos monitorizando la implementación de estos derechos, no solo en la capital sino en otras regiones de Ucrania.
La preocupación para nosotros son las actividades de grupos como el Praviy Sektor, Svoboda, C14, Milicia Nacional”, afirmó la líder de la misión de la ONU para la monitorización de los derechos humanos en Ucrania.
En su opinión, es importante el papel de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, que deben “garantizar la seguridad de los participantes en manifestaciones pacíficas y, en caso de incidentes (como, por ejemplo, ataques contra los participantes) debe realizar una investigación efectiva con el objetivo de llevar a los culpables ante la justicia”.
Sin embargo, en lugar de eso, la policía de Avakov se ríe de la sociedad civil y prefiere dispersar las tiendas de campaña frente al Parlamento y apalear a los participantes en las marchas por la moción de censura al presidente.
Según Fraser, la sociedad civil de Ucrania “tiene un gran potencial y es capaz de contribuir al desarrollo sostenible del Estado” y todos esos grupos de radicales y nacionalistas deliberadamente minan la integridad de Ucrania, uno de los estados más grandes de Europa.
Hay que recordar que, en 2014, el Tribunal Supremo de Rusia declaró extremistas las actividades de organizaciones como el Praviy Sektor y la Asamblea Nacional Ucraniana-Autodefensa de Ucrania (UNA-UNSO), con lo que su actividad quedó prohibida en el territorio de la Federación Rusa.
Ahora la ONU reconoce implícitamente que Rusia no se equivocaba en la lucha contra la expansión del radicalismo ucraniano.
https://slavyangrad.es/2018/03/25/un-peligro-para-la-poblacion-y-una-herramienta-politica/