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Puerto Rico: Ramón Emeterio Betances


Ramón Emeterio Betances , nace el 8 de abril de 1827,  fue médico y líder ideológico que luchó incansablemente por la libertad política de los pueblos del Caribe. 

Precursor de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico.

 Su concepto de “La Confederación de las Antillas” es una de sus mayores aportaciones a la visión de un Caribe unido. 

Es considerado el “Padre de la Patria”.
Al morir su madre su padre lo envió a vivir al sur de Francia. Se graduó de bachiller en 1846. Estudió Medicina en París y fue testigo de los eventos que llevaron al restablecimiento de la República.

 En 1853 se graduó de doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad de París. 

Regresó a Puerto Rico a ejercer la profesión y se radicó en Mayagüez.

 Pronto se envolvió en la actividad política, para luchar por el ideal de la independencia.

 Junto a Segundo Ruiz Belvis fundó la Sociedad Secreta Abolicionista. 

Compraban los esclavos para liberarlos como parte de un movimiento para la abolición del sistema de la esclavitud en Puerto Rico.

Fue desterrado en 1859 por los españoles al ser considerado como subversivo. Cumplió el destierro en París. 

A su regreso a Puerto Rico en 1867 es devuelto al destierro por el general Marchesi.

 Desde Santo Tomás organizó junto a Ruiz Belvis la insurrección en toda la isla que resultó en el Grito de Lares.

 Por su intensa lucha revolucionaria se le considera "El Padre de la Patria".

Su obra literaria incluyó escritos políticos y literarios, así como una obra científica que le valió premio del Gobierno francés. Murió en Neully, Francia, el 16 de septiembre de 1898.

Citas de Betances;

"Las Antillas para los antillanos."

"Borinquen llama a sus hijos a la libertad."

"Lo mismo da ser colonia española que colonia yanqui."

"Para la desgracia no hay lágrimas bastantes para llorar."

"Nuestros enemigos no son tan grandes, lo que sucede es que nosotros estamos de rodillas. Levantémonos."

"Mándeme, pues, un himno que hará salir fusiles, nada más (no pido hombres) de la tierra, que arrastre las piedras y sople fuego sobre los déspotas."

"No estoy hecho para conformarme con la injusticia." 

"¡Seamos la generación del sacrificio, y firmes y constantes en nuestros propósitos, para nosotros esperemos solamente la lucha nefanda, incansable, los dolores sin tregua, el destierro, el martirio, la muerte! Más para nuestros hijos; el hecho venturoso de su independencia indomable -legado nuestro-, la gloria inefable de no pertenecer al extranjero, de ser dueños de sí mismos, lo que es la felicidad suprema, inclinados ante el sólo imperio de la Justicia y bajo el cielo dulcísimo de la Patria Libre e Independiente."

"En resumen, es incontestable que el gobierno de Washington en esta cuestión, no se ha dejado guiar nunca por el interés de las Antillas sino por las ventajas que a su unión a la América del Norte ha de procurarle."

"Sin la libertad no hay felicidad posible."

"Los hombres pasan pero los principios quedan y triunfan."

"Sigo luchando como puedo por el camino de siempre, hasta que caiga rendido."

"Si hasta hoy he cumplido mi deber, sirviendo como he podido al país, no puedo dejar de cumplirlo en los últimos años de mi vida."

"Proclama de los Diez Mandamientos de los Hombres Libres

Puertorriqueños:

El gobierno de Da. Isabel II lanza sobre nosotros una terrible acusación.

Dice que somos malos españoles. El gobierno nos calumnia. Nosotros no queremos la separación; nosotros queremos la paz, la unión con España; más es justo que pongamos nosotros también condiciones en el contrato.

Son muy sencillas. Helas aquí:
1. Abolición de la esclavitud
2. Derecho a votar todas las imposiciones
3. Libertad de cultos
4. Libertad de la palabra
5. Libertad de imprenta
6. Libertad de comercio
7. Derecho de reunión
8. Derecho de poseer armas
9. Inviolabilidad del ciudadano
10. Derecho de elegir nuestras autoridades
Esos son los diez mandamientos de los hombres libres.

Si España se siente capaz de darnos y nos da esos derechos y esas libertades, podrá entonces mandarnos un capitán general, un gobernador... de paja, que quemaremos en los días de Carnestolendas, en conmemoración de todos los Judas que hasta hoy nos han vendido.

 Y seremos españoles. Si no, ¡NO! Puertorriqueños -¡PACIENCIA!- os juro que seréis libres.

R E. Betances"

"Pobre pueblo, siempre escupiéndole la cara a los que se sacrifican por él."

"¿Qué le pasa a los puertorriqueños que no se rebelan?"

"Mi patria es Puerto Rico, cuyo recuerdo me obsesiona."

"He sido, soy y moriré separatista. Oiré siempre con júbilo el grito que lanzaron mis compañeros y que los ha de guiar por el camino del triunfo: iViva la revolución! iViva Borinquen libre e independiente!"

"Cuando se quiere una tortilla, hay que romper los huevos: tortillas sin huevos rotos, o revolución sin revoltura, no se ven."

"Mi odio inflexible para los tiranos, cualesquiera que sean ellos."

"Siempre vence quien sabe morir."

"La cuestión "anexión" está juzgada y no se discute ya; pues, por instinto siente el pueblo todo lo desastroso que encierra."

"Como si pudiese ningún pueblo conquistar su libertad sin derrumbar palacios, sin quemar bohíos y sin derramar sangre."

"Si hoy por no triunfado nos acusan de afeminados, iqué sería mañana al vernos pegados torpemente a la república del norte!"

"¿Y qué? ¿Hemos de negar acaso nuestra tierra adorable, cielo luminoso, compañeras encantadoras, costumbres cariñosas, lengua criolla, cantos populares, melancólicos reflejos de aspiración a libertad, nuestra historia brillante? ¿Todo lo que constituye la Patria?"

"Patria de nuevo encadenada, que pide la vida a nadie más que nosotros y nos llama a la defensa de la inmortalidad que quieren quitarle."

"iAh! Yo los he visto y los conozco bien- a esos hombres pensadores afectados de amor senil por la rubia república."

"¿Qué hacen los puertorriqueños?

 ¿Cómo no aprovechan la oportunidad del bloqueo para levantarse en masa? Urge que al llegar a tierra las vanguardias del ejército americano sean recibidas por fuerzas puertorriqueñas, enarbolando la bandera de la independencia y que sean éstas quienes les den la bienvenida. 

Cooperen los norteamericanos, en buena hora, a nuestra libertad; pero no ayude el país a la anexión".

"Cuatro siglos de opresión y servidumbre no han abolido nuestro derecho a ser libres."

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