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Colombia: Arquidiócesis de Medellín estaría encubriendo 17 sacerdotes pederastas


Este miércoles, la emisora W Radio transmite “Dejad que los niños vengan a mí”, una extensa investigación del periodista Juan Pablo Barrientos en la que se revela la posible existencia de al menos 17 casos de pederastia en los que estarían involucrados sacerdotes de la Arquidiócesis de Medellín.
En la primera entrega, la investigación presenta el caso de dos sacerdotes: Mario Castrillón y Juan Diego Rodas Rojo.

El primero fue condenado por la Corte Suprema de Justicia, pero absuelto por la justicia canónica, mientras el caso del segundo está en manos del Vaticano, pero el Arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón, decidió no ponerlo en conocimiento de las autoridades civiles.

Para Barrientos, se trata de “el escándalo más grande de la Iglesia en Colombia en los últimos 50 años”.

'Casa cural' por cárcel

Aunque el sacerdote Mario Castrillón es el único de los sacerdotes acusados que ha sido condenado por acceso carnal abusivo con menor de 14 años –primero por un juzgado de Medellín, luego por el Tribunal Superior de esa ciudad y finalmente por la Corte Suprema de Justicia- sigue ejerciendo en la misma ciudad donde cometió los actos que le hicieron pagar pena, primero en una casa cural y luego en prisión.

Actualmente es sacerdote en la clínica El Rosario, ubicada en el exclusivo sector de El Poblado, en la capital antioqueña.

Además, colabora en la parroquia San Juan Apóstol.

Los hechos por los que fue condenado se remontan a inicios de la década del 2000.

Tras una carrera ascendente, llegó en 2002 a la parroquia Las Bienaventuranzas, ubicada en la comuna 13, la cual atravesaba en ese entonces sus años más complejos de conflicto urbano. Justamente a Castrillón le tocó estar durante la polémica operación Orión, llevada a cabo en ese sector del occidente de Medellín.

En Las Bienaventuranzas, Castrillón abusó de dos menores de edad que, al momento de los hechos, tenían 9 y 11 años.

 Aunque ambos son mayores de edad, la investigación se abstiene de dar sus nombres.

En 2006, uno de ellos, Antonio (nombre cambiado) denunció a Castrillón ante la Fiscalía General de la Nación. Había sido monaguillo hasta 2005, cuando se cansó de los abusos en su contra.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, Castrillón “aprovechó su condición de consejero y guía espiritual” frente a los menores de edad “para lograr de estos los favores sexuales que llenaran su apetito sexual”. 

Sin embargo, aunque para el ente investigador civil no había muestras de que no fuera un peligro para la comunidad, el derecho canónico no encontró elementos probatorios de este caso, según explicó el entonces arzobispo Alberto Giraldo Jaramillo, actualmente retirado y emérito de esa Arquidiócesis.

“Él pagó su condena”, dijo Giraldo en una entrevista de 2008.


“El padre Castrillón puede continuar su trabajo”, agregó el Arzobispo.

Después de pagar “casa cural por cárcel”, y luego ser llevado a Bellavista, el sacerdote fue enviado a la parroquia El Sagrario, en Medellín, donde la comunidad nunca supo de sus antecedentes.

Al final, no pagó completa la condena de 8 años que le había sido impuesta.

El padre Juan Diego Ruiz, párroco de Santa María Magdalena, abogado y encargado de asesorar legalmente a los sacerdotes acusados de delitos de pederastia y abuso a menores, dijo el año pasado en una entrevista con el canal Cosmovisión que, en muchos casos, los sacerdotes son posteriormente absueltos “porque aparecen una serie de hechos que desvirtúan las cosas”.

Aunque dijo que “no es una disculpa a la acción, por ningún motivo”, asegura que ha conocido casos en los que los padres “inducen a los niños a esa actividad”.

Ante la Santa Sede

El segundo caso presentado es el de un sacerdote joven cuyo nombre es investigado en la actualidad por el Vaticano: Juan Diego Rodas Rojo, en la actualidad está suspendido por la Arquidiócesis, pero sobre el cual el actual arzobispo, Ricardo Tobón, aseguró que no se ha puesto ninguna denuncia ante las autoridades civiles.

Rodas creció en el barrio La Sierra, de la comuna 8, en Medellín.

En 2010, a sus 28 años, se ordenó. Después, llegó a la parroquia San Marcos, del municipio de Envigado, vecino de Medellín.

Allí, como vicario parroquial, era cercano al colegio parroquial de la misma parroquia, en la que terminó involucrado con un mejor de edad, según lo revelaron comprometedores chats.

“Yo le pedí al obispo un tiempo de descanso.

Llevaba mucho rato trabajando con comunidad de jóvenes, pero ya estaba cansado”, dijo Rodas a los periodistas que lo contactaron.

Sin embargo, luego dejó de responder a sus preguntas.

 El Arzobispo lo desmiente respecto al supuesto permiso y asegura que está suspendido.

¿Por qué no lo denuncia ante la Fiscalía? Porque “es un caso cuyo juicio no está terminado”, Tobón al periodista Juan Pablo Barrientos.

El Arzobispo de una de las diócesis más importantes del país asegura que la Iglesia no denuncia, sino que deja en manos de cada sacerdote tomar la decisión de presentarse o no ante las autoridades civiles.

“Me duele muchísimo, estas son cosas que hacen sufrir mucho”, asegura, y agrega que, para él, “son personas buenas” que “han tenido por una circunstancia u otra momentos de crisis o debilidad afectiva, entonces me duele mucho”.

Dice el periodista Juan Pablo Barrientos que las autoridades civiles como la Fiscalía son ignoradas por la Arquidiócesis en todos los casos.

Escuche aquí la primera parte de esta investigación.


Ricardo Tobón, actual Arzobispo de la Arquidiócesis de Medellín.
Foto: Javier Agudelo / Archivo EL TIEMPO

¿Un pederasta fugado a Estados Unidos?

El tercer caso en la investigación de la W Radio es el de Roberto Antonio Cadavid, de 57 años, un sacerdote que tras sucesivas denuncias de abuso sexual a menores de edad y tras ser expulsado por la Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín –reducido al estado laical-, terminó ejerciendo en la Diócesis de Brooklyn, Nueva York, al parecer con recomendación del Arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón.

Cadavid tenía prestigio, al punto de que su misa dominical era transmitida por la emisora Minuto de Dios. Fue párroco en 1998 en Nuestra Señora de Chiquinquirá y rector del colegio parroquial, hasta que llegaron las denuncias, en 2005.

Después, fue párroco de Santa Ana, en Manrique, Medellín, y rector del colegio Pablo Sexto, dejando a su cargo a todos los menores de ese colegio.

Uno de los menores denunció ante la curia, entre 2007 y 2008, dos años después de los hechos, que Cadavid abusó contra él y contra otro menor.

El resultado fue la “suspensión a cautela” del sacerdote.

La investigación periodística indica que la respuesta de la curia fue, en lugar de denunciar, conciliar con la familia del primer menor una suma superior a 100 millones de pesos que habrían sido pagados por el sacerdote.

En la Fiscalía solamente hay una denuncia de 2009, que fue archivada. En el caso del segundo menor, la Arquidiócesis buscó a la familia, pero esta, muy católica según la fuente de la investigación, no quería problemas sino olvidar el incidente.

El Arzobispo de Medellín niega tener conocimiento de las conciliaciones.

“Si lo hicieron, lo hicieron ellos en particular de la forma en que les resultó posible hacerlo”, dice. Monseñor Tobón también aseguró que no tenía conocimiento del desplazamiento posterior de Cadavid, después de 2012, a Estados Unidos, cuando ya había sido expulsado de la Iglesia.

Sin embargo, los periodistas se contactaron la Diócesis, la cual afirmó tener dos cartas de monseñor Tobón dando permiso a Cadavid de ejercer allí su ministerio: una de 2012 y otra de 2015, en la que se ratifica y extiende el permiso.

El sacerdote ejerció en dos parroquias, además, supuestamente con recomendación del Arzobispo de Medellín.

Solamente el 22 de junio de 2017, la Diócesis de Brooklyn fue puesta al tanto por monseñor Tobón de los antecedentes de Cadavid, con lo que fue expulsado también de allí y todas las parroquias de la zona fueron puestas en conocimiento.

“Este es uno de los casos más graves porque aquí se descubre cómo el Arzobispo de Medellín encubrió a un sacerdote que ya había sido denunciado por pederastia, y se había comprobado esa pederastia aquí en Colombia.

Aun así, lo recomienda y lo envía a los Estados Unidos sin informarle a las autoridades eclesiásticas de ese país”, afirma Juan Pablo Barrientos.

En la cárcel, pero como capellán

Otro caso es el del sacerdote Rodrigo Flórez, de 56 años, quien presta servicio pastoral en una cárcel en la actualidad. Aunque se han recibido varias denuncias sobre este sacerdote, “ninguna con evidencia sólida”, dice la investigación periodística, y por eso se omiten algunos nombres.

Flórez fue reintegrado al sacerdocio después de una investigación adelantada por el Vaticano. Mientras la investigación avanzaba, Flórez se quedó en una casa de retiro en el municipio de Copacabana, para sacerdotes que enfrentan este tipo de procesos.

La justicia penal no investigó y Flórez fue reintegrado al ministerio. La casa de retiro en Copacabana “es una especie de casa cural por cárcel” para los sacerdotes en líos por pederastia, afirma Barrientos.

Un caso conocido

Hace dos años se conoció el caso del sacerdote Elías Lopera, acusado por Julio Cardona, quien decía ser su pareja.

Según este último, la relación comenzó cuando él todavía era menor.

Tenía 16 años y era estudiante de bachillerato.

Lopera era párroco de la iglesia Santa María de los Ángeles, en El Poblado.

La relación entre ambos habría terminado en 2012, según dijo Cardona a La W hace dos años.

Lopera habló con Barrientos, sin querer ser grabado, y dijo que esperaría las decisiones de la Fiscalía en su caso que, en todo caso, no son por sostener relaciones con un menor de edad. 

Cardona acusó al sacerdote Lopera de amenazas y de haberle causado quemaduras en su cuerpo, mientras que Lopera contrademandó por extorsión a Cardona. Lopera también dijo que está descansando y sin labores pastorales.

Dice que sí le ayudó por seis meses a Pablo Escobar con algunas obras hasta que descubrió quién era, pero desmiente cualquier otro tipo de relación.

Barrientos explica que en 2016, cuando vio la película ganadora del Oscar ‘Spotlight’ le sorprendió ver cómo al final aparece una lista de ciudades donde también hay casos de pederastia, en la que Medellín aparecía en los primeros lugares.

Después, escuchó una entrevista en la que se denunciaba al padre Elías Lopera, también de Medellín.

“Esta entrevista fue bien reveladora de una realidad más amplia en una de las Arquidiócesis más grandes del mundo, incluso en número de sacerdotes, en una ciudad tan conservadora y creyente como Medellín y toda su área metropolitana”, escribe el periodista.

Otros casos involucran a sacerdotes con visibilidad mediática y otros que incluso tendrían hijos. Conozcalos todos directamente en la investigación de W Radio, en este link.

ELTIEMPO.COM

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