El tratado de Compiègne fue el tratado de paz firmado entre las potencias aliadas y las potencias de la entente el día 11 de noviembre de 1918. En el tratado se especificaba que ambos bandos volverían a un status quo, las fronteras de Europa quedarían re-establecidas al punto inicial de la guerra y se aplicarían los puntos de Wilson para una paz justa.
Firmado el tratado por los alemanes, las tropas norteamericanas siguieron desembarcando masivamente en Francia, y la armada británica inició un bloqueo por mar del territorio alemán, que estaba sufriendo un colapso social.
Pasados varios meses después de esos hechos (ya en 1919), Reino Unido y Francia iniciaron una política extremadamente agresiva de chantaje a Alemania que se inició con reclamaciones de carbón y recursos militares, hasta que finalizó con el dictado de Versalles, el cual garantizaba la ruina económica alemana para varias décadas.
Ante la negativa del gobierno alemán de firmar semejante atropello, Churchill declaró lo siguiente en el parlamento británico:
«Continuemos practicando el bloqueo por hambre con todo su rigor.
Alemania está a punto de perecer de hambre.
Dentro de muy pocos días estará en pleno colapso … entonces será el momento de tratar con ella»
El mariscal Haig, comandante supremo de las fuerzas británicas aconseja poner fin a los abusos y no herir sin necesidad la dignidad del pueblo alemán.
Churchill le recuerda que sus deberes de militar terminaron con el «alto el fuego».
Es difícil determinar que efecto tuvo la hambruna provocada por el Reino Unido (la cual Churchill defendió con su característica determinación) durante las semanas que tardó Alemania en aceptar las cláusulas del dictado de Versalles.
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