Es evidente que todo el sistema educativo se sostiene sobre las espaldas de esos muchas veces abnegados profesores que, con cada vez menos medios, intentan denodadamente transmitir no sólo conocimientos sino un mínimo interés por el saber en unas generaciones que, aunque tienen a su disposición (a través de un par de clics de ratón) todo el conocimiento humano, luego en una más que significativa proporción sin embargo son prácticamente analfabetos científicos funcionales. Y el problema se agrava cuando el docente, lejos de intentar transmitir verdadero conocimiento y método científicos, se supedita (por cobardía o por puro convencimiento) a los mitos inventados hace milenios por profetas con evidentes problemas psiquiátricos.
Así, algo falla en el sistema educativo cuando todo un profesor de ciencias coloca por encima de todo el conocimiento científico actual las simples alucinaciones de unos pobres pastores de cabras de la Edad del Bronce y no pasa nada, tal y como muestra en el siguiente video el siempre combativo Richard Dawkins.
O cuando otros profesores, más abundantes en número que esos pobres “docentes” literalistas bíblicos (pero igualmente nocivos para la enseñanza de la Ciencia) argumentan cobardemente que ellos no pueden hacer nada, no pueden enseñar ciencia verdadera porque eso choca con las (parece ser que sacrosantas) creencias de sus alumnos, esas que casualmente suelen ser las mismas que las de sus piadosos padres y por supuesto compartidas con los siempre todopoderosos mediadores de lo divino, tal y como se observa en este breve video del mismo documental.
Y se podría pensar que estos son simples casos puntuales, pero a la vista de un estudio publicado hace unos años en la más que prestigiosa revista Science que comenté en mi blog personal (y de la que he extraído los argumentos), la triste realidad es que, al menos en los siempre particulares EEUU, hay una fuerte resistencia de los propios profesores de biología norteamericanos a explicar directamente y sin tapujos biología evolutiva para así evitar enfrentamientos con los padres con creencias religiosas.
Así, el mencionado estudio indicaba que el creacionismo ha infectado los departamentos de ciencia de los colegios norteamericanos minándolos desde dentro. Porque en los colegios de los distritos norteamericanos más conservadores hasta un 40% de los profesores de biología no aceptan la evolución humana. Incluso en los colegios de los distritos menos conservadores hay todavía un increíble 11% de profesores de biología que creen en el creacionismo. Por ello, únicamente el 28% de los profesores norteamericanos cumplen las recomendaciones del “National Research Council” sobre enseñanza de la ciencia, mientras que por el contrario hay un escandaloso 13% de los profesores que defienden el creacionismo o el diseño inteligente de forma dogmática como realidad biológica anticientífica. Y estos individuos siguen impartiendo clases de biología.
Es algo similar a si entre los profesores de geografía o geología hubiera defensores de la tierra plana.
Además este estudio mostraba que el restante 60% de los profesores de biología norteamericanos tienden a evitar la controversia ya que no son creacionistas pero no enseñan explícitamente evolución generalmente por falta de confianza en su propia capacidad de defender los datos científicos. Es decir en la práctica son malos profesores que incumplen con sus obligaciones docentes.
Algunos de estos profesores ineptos se defienden argumentando que ellos exponen los dos extremos y dejan que sean los propios adolescentes los que decidan. Como comentaban los autores del estudio, ¿un alumno de 15 años tiene la suficiente preparación, formación e información para cuestionar o rechazar la infinidad de trabajos de investigación realizados en el último siglo por miles de científicos de todo el mundo sobre mecanismos evolutivos?
Es lo mismo que si al mismo adolescente cuando se encuentra enfermo se le permite elegir entre diversos tratamientos opcionales: medicinas y cirugía frente a otras posibilidades como la sangría mediante sanguijuelas, los hechizos de bruja, etc. ¿no será entonces el médico responsable de los posibles daños que se desarrollaran al elegir la superstición a la medicina probada?
Pues por ello tampoco en el caso educativo se puede ser neutral entre la realidad y los cuentos sin fundamento.
Como comentan los autores del estudio publicado en Science, este 60% de cautos profesores que no desean problemas pueden ser los que realmente contribuyan más a dificultar el progreso científico porque impiden en las mentes adolescentes todavía en periodo de formación el desarrollo de la curiosidad científica, que es la base de todo nuestro conocimiento y desarrollo tecnológico.
Además sirven para minar la autoridad de los expertos reconocidos ya que para ellos valen lo mismo los descubrimientos que ha desarrollado un premio Nobel como las disparatadas alucinaciones de un individuo que habla directamente con su dios particular, legitimando por tanto los argumentos creacionistas aunque sea de forma no intencionada.
En resumen, o se somete a los profesores a una formación científica más rigurosa o entre los fundamentalistas religiosos y los neutrales se acabarán formando generaciones de analfabetos científicos que serán carnaza fácil para timadores y demás clerigalla parasitaria.