“Venezuela pudiera estar marchando por los caminos de Cuba, según congresistas” es el título que dio NBC-News al artículo de Suzanne Gamboa (fechado en Washington D.C. el 19 de julio de 2017), citando palabras del senador por Nueva Jersey del partido Demócrata en el Congreso federal estadounidense, Bob Menéndez, vehemente impulsor del genocida bloqueo que hace más de medio siglo impone Estados Unidos contra Cuba.
“Castro ha condenado a su propio pueblo a pobreza, hambre y sufrimiento inmenso, mientras que ha acumulado riqueza y poder”, declaró sin ruborizarse este político corrupto que tiene pendiente desde 2015 un juicio criminal por corrupción que le ha perturbado seriamente su carrera política en Estados Unidos.
El juicio contra Menéndez está programado para el período en que tendrá lugar el proceso electoral que elegir a su sustituto en un curul senatorial que el partido demócrata no quiere perder. Ello ha llevado a Menéndez a ocultar, en lo posible, su situación jurídica.
Muchos de los miembros del Congreso estadounidense que están centrando hoy su atención en la situación en Venezuela son de ascendencia cubana.
No es que sean nacidos en la isla sino que se han formado al calor del odio a la independencia nacional y al socialismo que contra Cuba han proyectado durante muchos años la extrema derecha de Estados Unidos y las oligarquías de todo el continente.
Muchos son de la Florida, Texas y Nueva York, donde puede encontrarse la mayor población de inmigrantes venezolanos.
Otro político estadounidense que lleva voz cantante en el desarrollo de la actual campaña de la derecha estadounidense contra Venezuela por recuperar posiciones ganadas en décadas recientes por la izquierda antiimperialista del continente es Marco Rubio, senador republicano por el estado de la Florida.
Rubio desempeñó un relevante papel en la maniobra de la oposición pro imperialista venezolana -terminada en fracaso hace dos semanas- de convocar a los venezolanos a participar en un ilegal “plebiscito”, que –salvo en los medios extremadamente pro imperialistas- fue totalmente opacado por el ensayo convocado por el gobierno venezolano que confirmó el amplio apoyo popular al proceso de constitución de la Asamblea Constituyente de julio 30.
Marco Rubio ganó notoriedad por su participación en el show protagonizado recientemente por el presidente Trump en Miami para anunciar la implementación de disposiciones gubernamentales estadounidenses nuevas contra Cuba.
Se las dio de cubano durante varios años para aprovechar financieramente la multimillonaria campaña de odio contra Cuba del “establishment” estadounidense.
Con ello avanzó en las filas de su partido y obtuvo un fuerte apoyo económico hasta llegar a los primeros planos de la política nacional como “cubanoamericano de extrema derecha”.
Fue así que llegó a situarse entre los posibles candidatos republicanos a la presidencia y perdió en dura liza contra el actual presidente Donald Trump.
Rubio tuvo un serio tropiezo cuando, en determinado momento de la representación de una falsa identidad natal, se descubrió que no solo no había nacido en Cuba, sino que ni siquiera había estado alguna vez en su presunto país de origen.
Marco Rubio nació en la ciudad de Miami, en el estado de Florida, en mayo de 1971, cuando ya la revolución cubana llevaba en el poder más de una década.
Sus progenitores eran inmigrantes cubanos que salieron de Cuba en 1956, en plena dictadura de Fulgencio Batista, y se nacionalizaron estadounidenses en 1975.
De familia católica, Rubio ha hecho un abrupto recorrido de fe.
Tras su primera comunión católica en 1984 y su matrimonio también católico, se hizo mormón, luego nuevamente católico y después se convirtió a la iglesia bautista hasta que volvió al catolicismo.
Rubio se ubica en el ala conservadora del Partido Republicano. Obtuvo en 2010 un puesto en el Senado de Estados Unidos como candidato favorito del Movimiento Tea Party, formación política que se sitúa a la derecha del espectro político, pero no está vinculado formalmente al partido republicano.
Su candidatura para el Senado se ha visto empañada por investigaciones aun inconclusas sobre malversación de fondos del partido republicano.
Compitió por la candidatura presidencial republicana durante las primarias de 2016, hasta que decidió retirarse definitivamente de la contienda a causa de su derrota frente al político y magnate Donald Trump en Florida, el propio estado por el que es senador.
Es absolutamente lógico que en las luchas por su definitiva independencia se manifiesten muchas similitudes entre los procesos políticos actuales de Venezuela y Cuba, al igual que entre las aspiraciones independentistas de todos los países de América Latina que tienen en común el objetivo de liberarse de la condición de semicolonias de Estados Unidos.
Diario ¡Por esto! (Mérida)