Carabanchel es el distrito más poblado de Madrid.
Humilde, castizo y acogedor con la inmigración, es uno de los barrios obreros más entrañables de la capital de España.
Visitamos la plaza donde se encuentra la sede de la Junta Municipal para conocer a Lidia y a Santi, que se encuentran acampados allí desde hace 11 días, tras ser desahuciados junto a sus cuatro hijos.
La suya es una historia tristemente frecuente en España: han sido desahuciados por un fondo buitre de la vivienda que habitaban, y ahora se encuentran sin un lugar en el que vivir.
Además, tanto Lidia como Santi se encuentran en situación de desempleo y los únicos ingresos que percibe la familia de 6 miembros es la renta mínima que cobra el padre.
De momento, para suavizar la atrocidad de la situación, han repartido los 4 hijos que tienen entre las casas de los abuelos paternos y maternos, y ellos permanecen acampados frente a la Junta Municipal, a la espera de una solución digna que de momento no se vislumbra en un horizonte próximo.
El Ayuntamiento de Madrid no dispone de viviendas públicas en este barrio, y además, la lista de espera de familias en situación similar es larguísima: nada menos que 8.000 personas, según les ha informado la presidenta del distrito, Esther Gómez.
Una noticia desagradable
Llegamos a la Plaza de Carabanchel y encontramos una pequeña carpa adornada con carteles reivindicativos que denuncian la situación de Lidia y Santi, exigiendo una solución a su problema.
Alrededor de la carpa hay tres pequeñas tiendas de campaña y una mesa para la recogida de firmas, en la también hay un bote para recoger aportaciones económicas.
Mientras estamos allí, varios vecinos se acercan a interesarse por la familia y dejan su firma en la hoja de petición, y algunas monedas en el bote.
Sin embargo, la familia no está. A la sombra de la carpa nos reciben tres activistas, de la Asociación Asamblea de Carabanchel y de la plataforma 'Stop Mordazas'.
Nos explican que la pareja se encuentra en el hospital, porque Lidia, que estaba embarazada de tres meses, sufrió un aborto anoche.
"Está claro que ha sido por toda la tensión y el mal vivir que llevan arrastrando estos días", nos dice uno de los activistas.
"Anoche se encontró mal y fueron al hospital, como a las 8 de la tarde. Estuvo varias horas en observación y hacia las 2 de la mañana le confirmaron que el corazón de su hijo había dejado de latir".
Cuando les explicamos que somos periodistas, nos cuentan una historia algo menos grave, pero también amarga: "Anoche estuvieron dos equipos de televisión aquí, y empezaron a pelearse por la exclusiva.
Discutieron entre ellos y finalmente Lidia empezó a atender a uno de los reporteros.
Entonces el otro equipo se fue.
Los miembros del equipo se enfadaron, porque si no era en exclusiva, ya no les interesaba nada de esto, y se fueron".
No saben cuando van a volver del hospital, porque Lidia se encuentra ahora en un reposo muy necesario.
Y tampoco saben si van a querer atender a otro medio de comunicación.
"Con toda su situación estaban que ya no podían más. Y ahora, después de esto...".
Apoyo del barrio
Si una mira dentro del bote que hay en la mesa de las firmas, encuentra bastantes monedas y varios billetes, de hasta 20 euros.
No da para alquilar una vivienda, pero sí sugiere que Carabanchel es un barrio solidario.
La movilización social, tal como reconocen los activistas con los que hablamos, ha sido muy notable.
Una de las visitas más destacadas que ha recibido la familia ha sido la de El Langui, un famoso rapero y actor español criado en la colonia de Pan Bendito, una de las zonas menos favorecidas del distrito de Carabanchel.
Conocido tanto por su talento musical como por su historia de superación personal y su activismo social incesante, Juan Manuel Montilla, 'El Langui', quiso mostrar personalmente su apoyo a la familia de Lidia y Santi.
Nuestro apoyo total a #SolucionLidiaySanti en este difícil momento ... Carabanchel #YoTambien contigo!!! Seguimos luchando @AhoraMadrid
Pocas horas después, el propio rapero difundía en las redes sociales la triste noticia del aborto de Lidia, destacando la "violencia institucional" que percibe en la situación:
Q buenas vistas tienes desde el balcón @esgomor una familia con cuatro menores y uno en camino...bueno, ya los conoces, #YoTambien estoy pic.twitter.com/0ser9tNxqA
@esgomor Fatídica noche, Lidia ha perdido al bebé q esperaba. Violencia institucional sin soluciones para familias desprotegidas #YoYambien estoy pic.twitter.com/VOU3PFLj3W
Por su parte, la asociación Greenpeace ha instalado junto a la carpa una pequeña placa solar de dos paneles que genera electricidad suficiente para cargar los móviles de vez en cuando y para iluminar la pequeña instalación por la noche.
David Romero / RT
La familia, a pesar de la dificultad de su situación y del durísimo golpe recibido en la pasada madrugada, está decidida a seguir acampada frente a la sede de la Junta Municipal porque, hasta ahora, todas las opciones que ofrecen las autoridades madrileñas (a través de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo o del Area de Servicios Sociales del Ayuntamiento) son inviables.
"Les han ofrecido una casa en Ávila [a más de 100 kilómetros al oeste de Madrid] pero sólo durante tres meses –nos explica Jorge Fernandez, de la plataforma Stop Mordazas–, por lo cual no es una opción viable.
Otra opción que les daban era una habitación compartida dentro de un piso con más personas, una sola habitación para 6 personas...también imposible, claro.
Y por último les ofrecían un estudio de 35 metros cuadrados...
Todas estas soluciones son inviables para una familia de 6 componentes.
Lo único que pedimos es que las autoridades hagan su trabajo, que es encontrar una solución efectiva y de emergencia para esta familia a la que han dejado literalmente en la calle.
"No tengo ni idea de lo que va a pasar"
Finalmente, tras horas de espera, conseguimos hablar con Santi, el padre de familia, que nos atiende al teléfono mientras va de camino al hospital, para ver si ya le han dado el alta a su mujer.
Por razones obvias, no es el mejor momento para una charla, pero resulta ser un hombre paciente y amable.
Nos confirma que están en la incertidumbre absoluta, pero sin intención de rendirse: "No tengo ni idea de lo que va a pasar o de lo que no va a pasar...de momento llevamos ahí 11 días y las autoridades no ponen nada de su parte.
Seguiremos ahí en la lucha por la vivienda pública hasta tener una solución". Mientras tanto, trata de mantener a sus hijos, víctimas inocentes de la situación, lo más al margen posible de todo esto.
"Saben algo de lo que está pasando, pero preferimos que estén jugando y a lo suyo, porque están en edad de eso, no de problemas de mayores".
Y esos problemas de mayores aún se resisten: "Estoy buscando trabajo, pero claro, para eso también necesito tener una vivienda".
De momento, Santi agradece el apoyo del barrio: "Hay gente que se acerca y firma por nosotros, nos traen agua y algunas cosas, cada uno lo que puede.
Y contamos con el apoyo de la Asamblea de Carabanchel y de la Plataforma de Afectados por la Vivienda Pública y Social".
Ese apoyo solidario del que habla Santi, y cuyo espíritu hemos podido percibir en los alrededores de su lugar de acampada y en la agitación de las redes sociales, es quizá la única cara amable de esta historia que de momento está siendo cruel e impredecible, y constituye una muestra del pernicioso efecto residual de las políticas de especulación inmobiliaria y recorte del gasto social favorecidas desde las más altas instancias políticas del país en los últimos años.
David Romero