Carlos Duarte, “Jerónimo” (al volante) y Richar Lugo Kautz. |
El 15 de junio de 1979, después de un ligero descanso de recuperación de fuerzas y cura de nuestros heroicos combatientes que habían participado en la gesta memorable de la toma de la resistencia de la colina Miraflores, conocida por colina 155, más la exitosa retirada estratégica del grueso de nuestras fuerzas, esperábamos las instrucciones y la decisión de la Dirección Nacional para continuar las acciones.
Esa madrugada, como todas, era oscura en la montaña; días antes, nuestro comandante Javier Pichardo acompañado de otros miembros del Estado Mayor del Frente Sur “Benjamín Zeledón”, realizaron con los compañeros Leonardo y Manuel unas exploraciones rápidas del terreno y ubicaron quince piezas de artillería, seis morteros de 82 mm, seis cañones de 75 mm y tres morteros de 120 mm, con los cuales se iba a dar ablandamiento a la aduana y al cuartel de Peñas Blancas; obedecía a las estrategias trazadas por la Dirección Nacional Conjunta.
El plan esbozado condujo a una acción combativa de tipo relámpago planificada por nuestro Estado Mayor. El ataque fue sorpresivo, decisivo y exitoso, columnas de profundidad guiadas por aguerridos y experimentados combatientes, caso del compañero Laureano Mairena, Vladimir Andino (Lenin), compañero Ricardo Vargas y de otros jefes; estaban a esa hora en las posiciones previstas, esperaban pacientemente al contingente de refuerzos que recibía la Guardia Nacional (G.N.), para enfrentarlos y así garantizar la acción preliminar.
Estrategas: La Columna “Eduardo Contreras Escobar” estaba integrada por un total de 81 compañeros, 3 jefes de pelotones que a la vez eran miembros del Estado Mayor de la columna, un jefe y su segundo jefe de columna; los tres jefes de pelotón eran: Orient Bolívar (Baltazar), Julián Herrera Amador (Pardillo) y Guillermo Roncalli Chamorro César (Eduardo).
El primer jefe de la columna era el comandante Javier Pichardo y el segundo jefe Carlos Duarte (quien escribe estas breves anotaciones). Por razones estratégicas se restauraron los mandos de la columna, queda el que narra como jefe de la columna y el comandante Pichardo en el puesto central de mando.
Estado Mayor General del Frente Sur Benjamín Zeledón
1) Cro. Cmte. Edén Pastora Gómez; jefe del Frente Sur.
2) Cmte. José Valdivia Hidalgo. Jefe del Estado Mayor.
3) Cmte. Javier Pichardo Ramírez. Jefe de Inteligencia.
4) Cro. Andrés Ferrey Pernudi. Jefe de Operaciones.
5) Cro. Mario Avilés Sáenz “Federico”. Jefe de Personal y Cuadros.
6) Cro. Sebastián González Jefe de Retaguardia.
La columna de vanguardia “Oscar Pérez Casar” estaba a escasos metros de Peñas Blancas, su jefe era el compañero Orlando Aguilera (Benito).
Estaba nuestra columna a un kilómetro de las posiciones enemigas, conservaba la formación pre- combativa, nuestra misión era específica: serviría de apoyo y refuerzo en caso de que la columna vanguardia encontrara mucha resistencia de parte de la Guardia Nacional.
El enemigo: Las tropas de la guardia somocista estaban integradas por 426 hombres en total, la mitad estaba en el cuartel de Peñas Blancas y el resto se encontraba en Sapoá, al mando de Pablo Emilio Salazar (alias el comandante Bravo), quien era el único táctico y de respuesta operativa de la G.N., en todo el Sur del país.
En Peñas Blancas el jefe de la genocida Guardia Nacional era el mayor Mario Morales (alias El Diablo Morales), ascendido a ese rango por el asesinato de nuestro comandante Gaspar García Laviana y de los compañeros Tonino (Luis Arroyo Ugarte) y Jaime (Santiago Torres Gutiérrez), caídos en el sitio “El Disparate”, en diciembre del 78.
No omito manifestar que los compañeros de nuestra columna por varios combates anteriores conocían la manera táctica y esquemática de actuar de El Diablo Morales y su tropa, hombre muy duro, terco, criminal y ejecutivo de confianza de Pablo Emilio Salazar.
Posiciones de combate: Eran las 4.45 horas cuando a nuestra espalda empezaron a vomitar su fuego certero y demoledor, nuestras piezas de artillería abrieron fuego por más de quince minutos, ejecutaron más de un centenar de disparos, tiempo que aprovechamos para estar ya frente al enemigo.
A la hora del combate, nuestras fuerzas se encontraban distribuidas de la siguiente forma: hacia el Este se encontraba Baltazar y su pelotón. Pardillo y sus compañeros al Oeste, al centro, Eduardo con sus compañeros y el que escribe (“Jerónimo”) acompañado de la técnica que conformaban los compañeros Wiston Castillo Ramírez; quien cayó posteriormente y heroicamente en combate el 12 de julio de 1979 en la zona de Sapoá, acompañados también de los compañeros Julio César Ramírez Bermúdez (Bonanza); la compañera Claudia Soza Téllez (Lucía); compañero Roberto González Baltodano (Augusto), el compañero Cristian Torres (Daniel) más el compañero Fabián de Jesús Esquivel Valle (Fabio) en ayudantía para la plana mayor, quienes estuvieron a cargo de las comunicaciones y de ayuda a las pequeñas unidades, acompañan de esta forma desde el inicio hasta el final la ofensiva prevista.
Así comenzó nuestro avance inmediato e ininterrumpido de nuestros combatientes de la columna “Eduardo Contreras Escobar” de la cual tuve el mérito de dirigirla y articular sus acciones.
Ofensiva: A través de una acción intrépida envolvente se enfrascaron pronto en combate por el flanco izquierdo, la contienda se decidió pronto a nuestro favor, sin embargo, en el centro nos encontramos con dos ametralladoras calibre 30, alrededor de 60 guardias portando galiles, un mortero de 60 mm, un cañón de 75mm de fabricación norteamericana ubicado en la retaguardia enemiga. La resistencia era dirigida por el Diablo Morales con un grupo de no menos de 60 EEBI somocistas.
En ese choque el compañero Guillermo Roncalli Chamorro César es alcanzado por el mortero de 60 mm del enemigo, cae heroicamente en combate, uno de nuestros mejores jefes de pelotón, a eso se debió que ordenara a Pardillo estrechar su campo de acción, logra de esa manera desalojar al enemigo, que luego se apoderó de una caseta delante de la barrera móvil ubicada en la entrada de la aduana de Peñas Blancas, crea de nuevo un punto de resistencia del enemigo.
Defensa: Al Che Sergio (Roberto Cariones), que se presentó en compañía de cuatro compañeros, le di la orden de silenciar el cañón, objetivo que cumplió de inmediato, volví con él una hora después.
Mientras tanto Pedro Ariza y el tico Wilbert (Wilmer Gutiérrez Gutiérrez, internacionalista costarricense), quien cayó con el compañero Winston Castillo Ramírez en Sapoá, tropas de Baltazar, Pardillo, Zenón (Carlos Martínez), Chito Brujo (José Trinidad Picado López), Cimarrón (Asunción Gudiño) y otros compañeros, todos ellos al mando de Benito (Orlando Aguilera), en una operación conjunta rompieron el último escalón de defensa enemiga y lograron herir y capturar al esbirro de El Diablo Morales; el esfuerzo colectivo garantizó el triunfo de esta batalla teniendo la gloria y honor a favor del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Mientras se desarrollaba lo de Peñas Blancas, el compañero Laureano Mairena Aragón eliminaba el refuerzo proveniente de La Virgen, acción que se produjo a medio kilómetro antes de Sapoá y Lenin (Vladimir Andino) a cargo de la columna que él dirigía eliminaba el refuerzo de Sapoá a Peñas Blancas y voló los dos puentes Pita Uno y Pita Dos.
Línea de defensa: El Che Sergio y Fabio recibieron la orden de volar la balsa del río Sapoá como medida preventiva que pudiera entrar la guardia por ese flanco. La guardia se dispersó detrás de su derrotado jefe comandante Bravo, otra parte huyó hacia la hacienda El Acetuno y Luna Roja, el grueso de la guardia hacia la colina 50, crean una línea de defensa con su primero y segundo escalón.
El cuartel: Durante el desarrollo del enfrentamiento informé al comandante Javier Pichardo cuál era la situación, ordenándome que nos posesionáramos del cuartel y aduana de Peñas Blancas, que para consolidar nuestra fuerza tendiéramos una defensa circular y de acuerdo a sus instrucciones avanzáramos hacia Sapoá.
El compañero Antonio hundió en el segundo cañonazo la torpedera del cuartel con todos los guardias que habían sido rescatados al otro lado del río Sapoá. Bravo y sus oficiales derrotados optaron por esperar en las cercanías de Cuajiniquil el helicóptero que los condujo fuera del teatro de la guerra.
Confróntese revista Patria Libre, número 16 del mes de Julio de 1981.
https://nicaraocalli.wordpress.com/2014/07/17/asi-fue-la-toma-de-penas-blancas/