Estados Unidos está dividido. Esta es una premisa que nadie puede negar.
Millones apoyan al presidente estadounidense, Donald Trump, pero millones más, por lo menos los que no votaron por él, lo detestan.
La sociedad está dividida, encontrada, confrontada, por las ideas y por las acciones.
La sociedad está dividida, encontrada, confrontada, por las ideas y por las acciones.
Basta ver estas semanas las manifestaciones en las calles encienden los ánimos.
Miles gritan contra Trump, pero otro tanto similar, a favor de Trump.
Los encontronazos se han saldado con descalabras, patadas y empujones, enfrentamientos en diferentes ciudades que han terminado en arrestos y destrozos. Estados Unidos, está dividido. Está quizá, distraído. Distraído del problema esencial.
La mayoría se enfoca en la discusión si Trump es el bueno o el malo.
Unos dicen que ha venido a salvar la Unión Americana y destacan sus puntos buenos: eliminar la corrupción de la política, reactivar la economía, acercarse a Rusia, no a las intervenciones militares como Irak o Afganistán, estar en contra del sistema hipócrita de Barack Obama (expresidente de EE.UU.), estar en contra del ‘Establishment’, decirle no a la corrupción, generar empleos, reducir los impuestos.
Además, los que lo apoyan, quieren un país seguro, fuerte, firme, que por eso lo votaron, para que les regresara su orgullo de imperio dominante. Los que están en contra, pues remarcan lo que usted ya sabe: racista, xenófobo, misógino, clasista, ‘ojiclaro’, prepotente, mentiroso, manipulador, egocéntrico, megalómano, y muchas cosas más como lo indefendible, el rechazo a los latinos, musulmanes y migrantes.
Estados Unidos, está dividido.
Pero ¿sabe usted? no por Trump. No es mi intención defenderlo, pero hay que decir que Trump encuentra así al país.
Encuentra a un Estados Unidos que por ejemplo, para darnos una idea de la gran división (según un estudio profundo norteamericano de Pew Research Center), en el año 2000, el racismo entre su pueblo era mucho menor a cómo lo dejó el presidente Barack Obama.
Para el 2015, la hermandad y la tolerancia en cuanto al racismo, cayó al fondo, acentuándose el racismo a niveles deplorables.
O aún más, la división en el pueblo en cuanto al rumbo o destino de sus gobernantes ilustra una caída en picada desde los años dorados del imperio hasta ahora.
Empezando desde el presidente Dwight D. Eisenhower, hasta Barack Obama podemos contemplar como los estadounidenses comenzaron a dividirse cada vez más.
En 1960, más del 50 por ciento de los contrarios al presidente, lo apoyaban.
Es decir millones de demócratas apoyaban al presidente republicano.
Ronald Reagan o Bill Clinton en los 80 y cerca del año 2000, aún conocían qué era el apoyo de sus contrarios de partido.
Reagan llegó a tener casi el 40 por ciento de apoyo de los demócratas, y Clinton el 30 por ciento de los republicanos.
Pero todo cambió con Obama, quien llegó a tan sólo un 14 por ciento de apoyo por parte de sus rivales.
Lo que muestra que la división en la sociedad se acentuó como nunca.
Más aun, en el 2016, el pueblo estadounidense manifiesta una terrible decepción de su propio país.
Mientras el 75 por ciento del pueblo de China cree que su nación juega un papel de liderazgo en el mundo, el pueblo de Estados Unidos casi no lo cree, solo 21 por ciento piensa que EE.UU. es importante a nivel mundial.
El 46 por ciento de los estadounidenses piensa que cada vez es menos importante para el mundo.
Estados Unidos, está dividido.
Y no es culpa de Donald Trump. Así lo encontró.
Que esto lo utilice con oportunismo, es otra cosa, y lo que vaya a hacer, mucho más otra cosa, pero que sea su culpa, las cifras lo indican: no lo es.
¿Por qué se dividió la sociedad estadounidense?
¿Alguien quiso dividirla? ¿Fenómeno socialmente natural del propio ser humano o error o producto de los gobernantes despiadados que solo buscan poder y dinero?
¿Cómo afecta esto al mundo? ¿Cómo afecta a los que viven dentro?
¿Estados Unidos está cerca de su fin?
En ‘Detrás de la Razón’, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye.
Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar.
Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.
El análisis, las preguntas y respuestas a las nueve treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres y Madrid, siete de la tarde, México a las 12 y Colombia, una de la tarde.
Por: Roberto de la Madrid.
http://www.hispantv.com/showepisode/episode/detras-de-la-razon---el-pueblo-de-estados-unidos-culpable-o-inocente/43835