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Nigeria exige que la Administración de Trump le devuelva 500 millones de dólares



El grupo de sociedad civil Proyecto para la Responsabilidad y los Derechos Socioeconómicos (SERAP, por sus siglas en inglés) ha enviado a Donald Trump una carta abierta en la que le piden al mandatario que EE.UU. devuelva a Nigeria cerca de 500 millones de dólares de fondos corruptos que el expresidente nigeriano Sani Abacha ocultó en el país norteamericano. 

Según el grupo, estos activos no guardan relación con los 480 millones de dólares en activos de la corrupción que en agosto de 2014 fueron embargados por el Departamento de Justicia estadounidense.

Uno de los dictadores más corruptos

El general Sani Abacha se convirtió en el décimo presidente de Nigeria cuando tomó el poder en 1993 tras un golpe de Estado.

 Su dictadura (que se prolongó hasta 1998, año de su muerte) se caracterizó por un crecimiento económico sin precedentes, pero también por numerosas violaciones de los derechos humanos, casos de corrupción y fracasos en política exterior. Según diversas fuentes, durante su mandato Abachi y su familia habrían robado entre 4.000 y 5.000 millones de dólares del tesoro del país.

La recuperación del dinero es un proceso lento y difícil

En su carta, SERAP ha mencionado que su reclamación es totalmente acorde con la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, firmada tanto por Nigeria como por EE.UU. Apoyándose en esta convención, el grupo nigeriano pide a la Administración de Trump iniciar la discusión del nuevo caso Abacha con el Gobierno nigeriano y empezar el proceso legal de restitución de los fondos al país de origen.

Sin embargo, incluso en el caso de que Estados Unidos esté de acuerdo en iniciar el pleito, existirán muchos obstáculos para que el Gobierno nigeriano recupere el dinero, puesto que el proceso es largo y costoso. Abacha guardó también activos en bancos de otros países (como Deutsche Bank, el HSBC y el franco-libanés SBA) a través de instituciones financieras de EE.UU., y su recuperación exigirá esfuerzos adicionales. Otra de las dificultades es la determinación del Departamento de Justicia estadounidense para evitar que activos repatriados vuelvan a ser utilizados para fines corruptos. 

Existen precedentes con otros países en que el dinero fue repatriado mediante fundaciones benéficas supervisadas por EE.UU., pero es poco probable que la Administración nigeriana acepte esas condiciones, ya que considera que, como país soberano, Nigeria tiene derecho a recibir el dinero directamente.

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