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Estrategia fascista para derrocar al presidente Santos en Colombia

El fascismo esta en auge y en el caso de Colombia, su arremetida ya cuenta con un plan para derrocar al Presidente Juan Manuel Santos, jefe constitucional del Estado.


Van por el proceso de paz para enterrarlo definitivamente con la violencia, la matanza, la manipulacion, la demagogía seudo democrática y la presion abierta que infunda miedo y panico en la sociedad.

La unidad de los democratas y defensores de la paz es un imperativo del momento historico.

Horacio Duque.

El fascismo como la modalidad más extrema del terrorismo de las elites políticas oligárquicas está en auge por todo el mundo. Para explicar ese rebrote infernal es preciso asociarlo con la crisis económica y financiera del capitalismo, desatada desde el 2008 y con grandes repercusiones históricas y geográficas.

De igual forma sucedió con la gran depresión de 1928 que destruyó la economía capitalista de aquella época dando origen a gigantescas crisis políticas y a la violencia de las clases dominantes contra el pueblo y la clase obrera.

Esa quiebra bursátil fue el caldo de cultivo para el ascenso del Nazismo (Nacionalsocialismo) en Alemania, encabezado por Hitler quien desato la segunda guerra mundial con los desastres humanos conocidos.

Hoy observamos tendencias similares muy peligrosas por todo el planeta. Ha triunfado Trump en los Estados Unidos y su gobierno anuncia momentos terribles para todos dada su condición racista, xenófoba, machista y supremacista. El gabinete nombrado por el nuevo Presidente gringo es una verdadera jauría de locos violentos dispuestos a todo. Por toda Europa las hordas neonazis están alborotadas. En Francia, Alemania, Suiza y Gran Bretaña, esos movimientos crecen mediante la demagogia y manipulación del miedo a las corrientes migratorias generadas por las guerras del Medio Oriente, organizadas por las potencias imperialistas.

En Colombia el fascismo también saca pecho y se encarna en el denominado uribismo y su articulación en el conocido Centro Democrático, que es una fachada política en la que se camuflan fichas extremistas de esencia autoritaria y totalitaria, con muy arraigados imaginarios anticomunistas violentos. 

En realidad el Centro Democrático no es otra cosa que la infraestructura de las bandas paramilitares y los ejércitos privados del latifundio feudal imperante en las regiones.

El uribismo es una asociación de individuos y corrientes sociales que se inclinan por la fuerza bruta y la imposición de sus privilegios y creencias ideológicas retrogradas.

El ataque a los acuerdos de paz con las Farc para poner fin al prolongado conflicto social y armado es hoy su prioridad, acusando al Presidente Santos de ser un traidor por su compromiso con los consensos alcanzados sobre la materia con la insurgencia agraria.

Para alcanzar sus objetivos han organizado una estrategia de golpe que, suma acciones políticas y armadas, para derrocar las actuales autoridades constitucionales y legales representadas por el Presidente Juan Manuel Santos.

Un campo de sus planes está referido a la proyección de un referendo revocatorio que, edulcorado con ataques a los altos sueldos de los funcionarios públicos y con distorsiones vulgares de los acuerdos de paz, se plantea la meta de revocar el mandato del Jefe de la Casa de Nariño y la derogatoria de las leyes y actos legislativos que implementan los acuerdos de paz.

Recojo los elementos de dicho plan en la presentación que hace Libardo Botero Campuzano en el Portal Debate, muy cercano a las sensibilidades y andanzas del caudillo ultraderechista, quien deberá ser juzgado (como ocurrió con Pinochet y Fujimori) prontamente por el Tribunal de Paz por su trayectoria asesina y mafiosa, tal como lo ha demostrado el periodista Gonzalo Guillen.

Dice Botero Campuzano:

“….el meollo de la propuesta, lo que ha generado enorme simpatía, es la revocatoria del presidente. Desde hace más de dos años, como se ha corroborado en multitudinarias marchas, como lo ratificó luego el plebiscito, millones de colombianos claman por la salida de Santos.

“Su mandato, el de Santos, es ilegítimo por su origen, y más ilegítimo por sus ejecutorias, como el desconocimiento del plebiscito y la imposición atrabiliaria del acuerdo con las Farc.

 Por eso y por la corrupción incalificable que ha desatado su administración, así como por el manejo desastroso de la economía, la salud, la educación y demás responsabilidades del primer mandatario, las gentes anhelan su revocatoria inmediata”, según este aventurero delirante.

“Aunque esa figura no está contemplada ni regulada por la ley estatutaria sobre mecanismos de participación ciudadana, no está prohibida por la Constitución.

 Por el contrario, se halla implícitamente contenida en su artículo 40 -como lo sostiene certeramente la promotora del referendo-, cuando establece que “todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político”, y que una de las formas de hacer efectivo ese derecho es poder “revocar el mandato de los elegidos en los casos y en la forma que establecen la Constitución y la ley”. 

No hay ningún funcionario elegido que se excluya de esa posibilidad; lo único que sucede en el caso del Presidente es que no ha sido contemplado (pero tampoco prohibido) ni reglamentado por ley. De tal manera juristas de la talla de Jaime Castro han señalado que “si ese referendo es aprobado, se podrá adelantar revocatoria del Presidente”; además, el referendo “no requiere autorización previa ni aprobación posterior del Consejo de Estado”.

“Entonces, si no queda en el Congreso nada qué hacer, la única opción válida que tiene el CD -distinta a quedarse paralizado o dedicado a protestar y dejar constancias- es apelar de nuevo al pueblo, a través de la única vía legítima que permite aún nuestro ordenamiento, si no es bloqueada arbitrariamente por alguna de las instancias superiores del Estado: utilizar la figura del referendo, en este caso derogatorio. 

Si se logra por este medio dar al traste con una o varias de las medidas principales que ponen en práctica los acuerdos, como el acto legislativo del “Fast Track”, la ley de amnistía, la que creará la Justicia Especial para la Paz (JEP), y la que acepta los acuerdos como “especiales” e incorporables automáticamente a la Constitución, se habrán logrado derrotar los pilares de su aplicación, obligando a una reconfiguración de los acuerdos.

“El hecho es que en el referendo de la señora Sánchez, que es un referendo constitucional aprobatorio, la Registraduría aceptó que se contemplaran varias preguntas de contenidos muy disímiles (Ver Resolución 13324 del 20dici2016). 

El único requisito legal en el caso del derogatorio es que cuando se inscriba el comité ante las autoridades respectivas, hayan corrido menos de seis meses desde que las normas que se quieren anular hayan entrado en vigor. 

Que es el caso de todas, en estos momentos, incluido el “Fast Track” que para la misma Corte Constitucional solo entró a cobrar vigencia a fines del año pasado. De resto, se requerirían firmas con al menos el 10% del censo electoral, unos tres y medio millones, para que se convoque obligatoriamente. 

Y por su carácter, no tiene que pasar por el Congreso.

“Dicho todo esto, afirma Botero, las alternativas prácticas no son sencillas, ante la presencia de dos referendos, uno aprobatorio y otro derogatorio. 

Pero podría pensarse en un escenario en que se adelante la recolección de firmas simultáneamente por los dos referendos, en acuerdo con los promotores del primero, buscando también conjuntamente que, al final, y si se recogen las firmas necesarias, se voten el mismo día. 

Ya en la campaña para la votación, al punto que habría que hacerle énfasis del primer referendo sería exclusivamente al segundo, donde se pregunta si se aprueba la revocatoria de Santos (a mi juicio los otros dos no son pertinentes).

“El esfuerzo para esta tarea es descomunal, argumenta. No habrá apoyo oficial, sino saboteo y ataques. Pero se cuenta con una inmensa audiencia en la ciudadanía, que proporcionará, sin duda, los cuantiosos recursos materiales que demande todo el proceso, para la publicidad, las reuniones, las movilizaciones, en fin. 

Y, por supuesto, es indispensable contar con una amplia coalición, que agrupe a todas las vertientes que apoyaron el NO para el plebiscito de octubre pasado, de la manera más coordinada posible.

“Estos, en mi opinión, son los retos básicos que tiene el CD en 2017. Si, con la ayuda de todos los sectores que están descontentos y se sienten traicionados y maltratados, los afronta con éxito, podrá sentar las bases para la salvación de Colombia y la conquista y construcción de un gobierno distinto” (Ver http://bit.ly/2jsKGuA ).

Sumele a esta retorica falsamente democrática la demanda de otro de estos escribientes, Eduardo Mackenzie, de adelantar acciones armadas y violentas para acabar con Santos y el tema no es como para morirse de la risa o echarse a dormir (Ver http://bit.ly/2jFZtBz ).

Que tomen nota en la Casa de Nariño de toda esta conspiración anunciada a los cuatro vientos para destruir lo poco de democracia, paz y libertades que existe hoy.

Se nos vino encima esta bestia infernal neonazi y fascista con todo su arsenal de muerte y odio.

https://anncol.eu/opinion/item/5768-horacio-duque

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