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Ucrania: Temporada de protestas


El otoño ha sido tradicionalmente una temporada de protestas en Ucrania. 

Este año tampoco es una excepción.

 La situación en el país ha empeorado debido a los serios problemas económicos y al aumento de los precios de los servicios básicos. 

En noviembre, prácticamente a diario se han producido manifestaciones. Lenta.ru trata de explicar quién y por qué se manifiesta y en qué puede derivar la situación.

Médicos, científicos, profesores

Este mismo mes se han producido en Kiev varias grandes manifestaciones de profesores y personal de instituciones académicas.

 El 1 de noviembre, por ejemplo, protestaron en la capital de Ucrania los profesores: miles de personas se manifestaron por el centro de la ciudad paralizando el tráfico y llegaron hasta el edificio del Parlamento. 

En general, la acción fue pacífica, a excepción de algunos gritos desagradables para las autoridades ucranianas. 

Los profesores presentaron una serie de exigencias, especialmente el aumento de salarios y la abolición del aumento de tarifas de las facturas domésticas.

“La financiación de la educación debe ser una de las prioridades, pero también hay que acordarse de los salarios de los profesores”. 

Vamos a incluir en el presupuesto de 2017 un aumento de los salarios para los profesores ucranianos”, prometió el primer ministro Volodymyr Groisman en una reunión del Consejo de Ministros la víspera del Día del Conocimiento. Groisman insistió en que “una buena educación es la clave para el futuro éxito de los niños”. Sin embargo, el presupuesto para 2017 se aprobó en primera lectura y no se especifica nada sobre el tema. 

Los profesores comprenden que las promesas son solo palabras.

El Sindicato de Educación afirma que incluso aunque ese aumento apareciera en el presupuesto, con las actuales elevadas tarifas del gas, agua y electricidad, los profesores simplemente no lo notarían. “Nuestra exigencia es que desaparezcan la draconianas tarifas. Nos dicen que son tarifas de mercado, que son razonables, pero nosotros decimos que no (…).

 Y no vamos a permitir un aumento de las tarifas del gas sin ninguna explicación a la población ucraniana. Ahora los oligarcas tienen más beneficios, ya que los subsidios van directamente al monopolio”, explicó Alexander Yatsun, líder del Sindicato de Educación y Ciencia de Ucrania en Kiev.

Azuni describió también la actitud de los profesores ante los tan anunciados subsidios de las autoridades ucranianas: “el hecho de que los profesores tengan que solicitar un subsidio es una vergüenza para el Estados (…).

Nos hemos convertido en mendigos, ¿cómo pueden profesores que son mendigos mejorar el futuro del país?”.

Han aparecido detalles interesantes sobre la “revuelta de los profesores”.

 Por ejemplo, se ha sabido que en Kiev el salario más alto entre los profesores (es decir, el salario de los profesores de categoría más alta y con 30 años de experiencia) asciende a 4.000 grivnas (145 euros).

Un profesor joven y sin experiencia en la capital solo puede contar con 2.500 grivnas (90 euros), cifra que es aún más triste en las provincias.

Con las nuevas tarifas, y teniendo en cuenta la temporada de invierno, el coste de un piso de un solo dormitorio asciende a 1.500 grivnas (54 euros); uno de dos dormitorios, 2.500 grivnas (90 euros) y hasta 4.000 grivnas (145 euros) los de más de dos dormitorios.

Dos días después, el 3 de noviembre, en una manifestación junto al Gobierno y al Parlamento científicos de las instituciones académicas y representantes del sector de la sanidad protestaron contra el “lento estrangulamiento de la ciencia”. El gasto que el Gobierno ha previsto para la ciencia es el record negativo desde la independencia, solo el 0,16% del PIB (frente al 0,18% de este año). Según la nueva ley “Sobre las actividades científicas y científico-técnicas”, en 2020 el Estado debería aportar una financiación para actividades científicas y científico-técnicas por no menos que el 1,7% del PIB.

Es preciso apuntar que las protestas de los representantes de la ciencia tuvieron resultado. Sin reacción inteligente alguna de las autoridades ante las protestas, los manifestantes decidieron que la próxima vez acudirían con eslóganes políticos para exigir elecciones anticipadas ante la falta de confianza en las actuales autoridades.
Chernóbil y los mineros

Las marchas de profesores y científicos, protegidas por un buen número de agentes de seguridad, transcurrieron sin incidentes en el centro de Kiev. No fue tan pacífica, en cambio, la concentración del 1 de noviembre de los veteranos de Chernóbil, que exigían que se aprobara la propuesta de ley “Sobre el estatus y la protección social de los ciudadanos afectados por el desastre de Chernóbil”. Con las emociones a flor de piel, se escucharon cánticos que denunciaban la “traición suprema”.

 Los manifestantes atravesaron el cordón policial e incluso trataron de irrumpir en el Parlamento. Sin embargo, sin mayor oposición, fue sencillo para los agentes de seguridad repeler el asalto del grupo, formado principalmente por hombres mayores.

Los mineros, trabajadores de las compañías del carbón del territorio de Donbass controlado por Kiev y del oeste de Ucrania, raramente reciben sus salarios bajo el nuevo Gobierno. Horas antes se habían manifestado en la capital ucrania y continúan sus movilizaciones.

A finales de octubre, cientos de mineros de la región de Volinia bloquearon el puesto de aduanas de Yagodin, en la frontera con Polonia, exigiendo el pago de los suelos atrasados y con la esperanza de llamar la atención, no solo de Kiev, sino de la “civilizada Europa”.

Parece que las protestas no fueron escuchadas y el 9 de noviembre, los trabajadores de la compañía de carbón de Lviv, sin cobrar desde hace tres o cuatro meses, decidieron paralizar el suministro de carbón, lo que paralizaría el suministro de la cuenca Lviv-Volinia. Además, los mineros de la mina Ivovugol planean bloquear el puesto de frontera entre Ucrania y Polonia en Rava-Ruska.

Manifestación del 15 de noviembre en Kiev


Cuando los mineros de la compañía minera más grande del país, Krasnoarmeyskugol, de propiedad estatal y situada en la zona de Donbass controlada por Kiev, se negaron a trabajar, la policía se presentó armada y exigiendo una explicación de la huelga por escrito.

El ministro de Energía, Igor Nasalik, afirmó que antes de finalizar el año, el ministerio seguirá buscando “el apoyo de los diputados para entrar en el nuevo año sin retrasos en los pagos a los mineros”. Sin embargo, pocos los creen.

El equipo del primer ministro Groisman decidió utilizar las protestas para una operación de relaciones públicas. Según el servicio de prensa del líder del Gobierno, la tarde del 1 de noviembre, el día de más protestas, Groisman supuestamente se reunió con representantes de los manifestantes.

Sin embargo, no está claro qué manifestantes participaron en dichas negociaciones ni en qué posición, ya que no se produjeron comentarios tras la reunión.

 A juzgar por la información oficial, el primer ministro simplemente repitió la propaganda de que “el Gobierno sigue tomando medidas para mejorar el nivel de vida y reformar la industria de la energía y el gas”. “Les aseguro que no pasa nada, todo va a salir bien. Estoy seguro de que estamos dando los pasos correctos. Pero eso lleva tiempo”, explicó Groisman a sus interlocutores.
Ahorradores

Otro aspecto que está cobrando interés es el de los ahorradores de los bancos quebrados, tema que podría tener consecuencias políticas.

 Hace unos días, el 3 de noviembre, los hechos se desarrollaron según el “escenario de Maidan”: cortes en el centro de la ciudad, banda sonora, enfrentamientos con la policía, bombas de humo, intento de quemar neumáticos (paralizado por los agentes de seguridad posteriormente).

 Estaban indignados y es comprensible. “Nuestro objetivo es recuperar nuestro dinero, pero escupen contra nosotros. Poroshenko promete solucionar nuestros problemas, pero manda contra nosotros, personas a las que han robado, a la Guardia Nacional”, expresaban los enfadados manifestantes.

 La líder del ahora opositor partido Batkivschina, Yulia Timoshenko, intenta aprovecharse de este asunto y promete crear una comisión interparlamentaria sobre el problema del sector bancario para crear mecanismos de protección para los inversores víctimas de fraude.

El 15 de noviembre se produjo otra protesta a nivel nacional de ahorradores de bancos insolventes y Batkivschina promete “proteger sus intereses”.

Entre las principales demandas se encuentra la dimisión de los jefes del Banco Nacional y el Fondo para la Garantía de Depósitos y el establecimiento de una comisión para la investigación de sus actividades.

Galicia insatisfecha y amenaza terrorista en Járkov

Comienzan a rebelarse incluso las regiones del oeste del país, las más leales a las autoridades de Maidan.

 En octubre, miles de personas (un número sin precedentes en esta tranquila capital regional), representantes de diferentes sectores –desde los profesores a los agricultores– se manifestaron en Ivano-Frankivsk contra las medidas socioeconómicas de Kiev.

Los argumentos fueron los mismos: el alto precio de las tarifas y la situación de quienes se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, cuya supervivencia con esta calidad de vida es dudosa.

Más original es el intento de acabar con las posibles manifestaciones en Járkov, en la frontera con Rusia.

El 3 de noviembre, los representantes regionales del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) anunciaron posibles amenazas terroristas durante las “acciones masivas de carácter anti-estatal”. Estas manifestaciones “anti-estatales” están previstas para el 19 de noviembre en las diferentes ciudades de Ucrania. En Járkov se ha recomendado estar alerta entre el 4 y el 20 de noviembre.

Nadia Savchenko, de Batkivschina, en una de las protestas de este mes.

Obviamente, las protestas continuarán y de forma más potente. En noviembre, los ucranianos sentirán el peso del aumento de los precios de las facturas y servicios básicos (que es el principal problema) y es probable que el descontento aumente. Pero no se puede hablar de un nuevo Maidan o de protestas organizadas a nivel nacional.

Por otra parte, el actual Gobierno del país conoce estos métodos y sin duda se ha preparado para contrarrestar las protestas. Finalmente, Occidente no va a apoyar ninguna rebelión, ya que Poroshenko tiene carta blanca para realizar las “reformas”.

Es más que probable que los “socios occidentales” apoyen a Kiev a acabar con las protestas, si es que estas superan cierta dimensión.

 Pero tradicionalmente, esas medidas tienen un coste y algunas fuerzas intentarán ganar popularidad en vistas de las próximas elecciones presidenciales alegando preocupación por los problemas de la población.

Las contradicciones entre la población y las autoridades continúan.

https://slavyangrad.es/2016/11/16/temporada-de-protestas/

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