A finales de octubre, un tribunal israelí emitió una sentencia un tanto inusual: una familia de ciudadanos de este país fue declarada culpable de delitos de terrorismo tras haber pasado una temporada en los territorios controlados por Daesh. Alexéi Kupriyánov, columnista de Lenta.ru, trata de averiguar qué les hizo unirse al 'Califato'.
Vissam, de 41 años de edad, aseguró que se había unido a los yihadistas bajo la influencia de los vídeos publicados en internet.
Junto a su esposa, de 30 años, y sus tres hijos de 8, 6 y 4 años, tras un largo camino, llegaron a Mosul, donde la familia pasó unos meses.
Sin embargo, cuando se intensificaron los bombardeos sobre la ciudad, decidieron regresar a casa. En la frontera turca fueron arrestados y después los entregaron a Israel.
Por sorprendente que parezca, esta no es la única historia de familias israelíes viviendo en las entrañas de Daesh.
En total, bajo las banderas negras del 'Califato', viven alrededor de 50 civiles israelíes.
No obstante, en todos los casos, se trata de árabes.
Pocos tenían como propósito acabar en los territorios controlados por Daesh: la mayoría fueron a la guerra para luchar contra el "régimen asesino de Asad" sin que les importara mucho a favor de quién lucharían. La indecisión de las autoridades israelíes también tuvo su impacto, ya que Tel Aviv calificó a Daesh como organización terrorista bastante tarde, solo principios de noviembre de 2014.
"Algunos partidarios de la teoría de la conspiración afirman que precisamente Israel creó y mantiene a Daesh.
Decenas de páginas web describen cómo los judíos inventaron el 'Estado islámico' con el fin de esclavizar a los pueblos árabes que aman la libertad. Según ellos, la abreviatura inglesa ISIS supuestamente significa 'Servicio de Inteligencia Secreta de Israel" —Israeli Secret Intelligence Service, en inglés—, y todos los líderes de Daesh son judíos", recuerda el autor.
A pesar de que solo son teorías que no reciben demasiados apoyos, entre los combatientes de Daesh se encuentran combatientes israelíes llegados también de Europa.
Cuando en octubre de 2014 los servicios de inteligencia franceses declararon que entre el millar de ciudadanos franceses que se había unido a Daesh en Siria había judíos, la comunidad judía del país se quedó petrificada.
Resultó que, la mayoría de los yihadistas franceses judíos procedía de las grandes ciudades.
Antes de convertirse al islam y partir hacia Siria e Irak, prácticamente no habían mantenido contacto con las comunidades judías locales. Particularmente vulnerables a la propaganda islamista resultaron los judíos sefardíes.
Los predicadores musulmanes trabajan principalmente con los jóvenes y detectan fácilmente los puntos 'débiles': "recuerdan la casa común de Oriente Próximo, que los cristianos europeos no los entienden ni a ellos ni a su cultura y hasta que los tratan con desprecio".
Algunos ciudadanos fueron atraídos a Daesh con pretextos más elevados como las promesas de participar en misiones humanitarias, señala Kupriyánov.
Sin embargo, según el autor, los líderes de la comunidad judía francesa declaran que existe otro gran peligro: los combatientes israelíes que lucharon del lado de Daesh, posteriormente pueden ocultar este hecho y, con su pasaporte en orden, emigrar a Israel.
Allí van a representar una amenaza mucho más grave de la que suponen los árabes israelíes, concluyó el columnista.