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Kiev contra los refugiados de Donbass


Una operación especial para incitar odio y rechazo contra la población de Donbass

El Gobierno ucraniano, con la colaboración de varias figuras públicas, periodistas y blogueros, incita consistente y conscientemente odio a otros ucranianos.

 Influyendo en la mente de la población utilizando a los medios, buscan inspirar odio, intolerancia y deseo de matar a otros ucranianos por el único motivo de que son habitantes de otra región o tienen un punto de vista diferente de lo que está ocurriendo en el país.

 Así es como el país se sumergió en un estado de guerra.

El objetivo de la campaña de propaganda de los medios y las redes sociales es aumentar la demonización y persecución de aquellos que “vinieron en grandes números de Donetsk”. 

Activistas, blogueros, redes sociales y prensa ucraniana distribuyen historias sobre refugiados a los que acusan de esconderse del reclutamiento, beber vodka, robar o disparar indiscriminadamente a la población local y trabajar para los separatistas.

El resultado es que los desplazados internos que se han visto obligados a huir de una guerra y se encuentran en territorio controlado por Kiev se han encontrado con odio y rechazo en lugar de cobijo y ciudades pacíficas como esperaban. 

Sucumbiendo a la cuidadosamente preparada incitación al odio, los ucranianos muestran una actitud más agresiva ante los refugiados, a los que consideran innecesarios y responsables de todos los problemas. 

Para ellos, todos esos ciudadanos de Donbass no son más que criminales y drogadictos.

Los residentes de las ciudades ucranianas no están dispuestos a mostrar compasión por aquellos que huyen de la guerra, ya que dicen que merecen lo que les está pasando.

 Se impide a los desplazados alquilar pisos al conocer que provienen de Donetsk o Lugansk y se les niegan empleos, incluso aquellos de bajos (¿pueden llegar a ser más bajos?) salarios.

Incluso se han llegado a producir llamamientos a que toda esa población desplazada fuera trasladada a campos de filtración “para comprobar su idoneidad” y a realizar exámenes de conocimiento de lengua ucraniana, etc. 

En algunas declaraciones de políticos ucranianos, e incluso de ciudadanos comunes, se puede escuchar la tesis de la necesidad de exterminar físicamente a la población de las regiones de Donetsk y Lugansk y que no quede de Donbass más que la estepa.

Se ha conseguido transformar a los refugiados de Donbass en ciudadanos de segunda, marginados, intocables que no merecen siquiera una mínima compasión. Incluso la OSCE se ha visto obligada a admitir que la prensa ucraniana justifica la violencia e incita al odio.

 Esos son los resultados del análisis de la cobertura de los grupos de redes sociales y la televisión ucraniana en relación a la guerra en el este del país.

“Los canales de televisión ucranianos enaltecen a los soldados de ATO, demonizan a los soldados de la “RPD”, la “RPL” y de Rusia y callan sobre los problemas de los desplazados.

 En las tertulias de los principales canales de televisión se escucha el discurso del odio”, afirma el informe. 

“Eso crea una situación de clara división entre los nuestros y los suyos, buenos y malos. 

Las tertulias de los principales canales son un caldo de cultivo de odio y otros sentimientos negativos hacia el lado opuesto”, sentencian los expertos.

Las autoridades ucranianas, con ayuda de los medios, han guiado e intensificado de forma artificial la alienación entre los ciudadanos del mismo país. Muchos diputados, burócratas y líderes de opinión en Ucrania han mostrado abiertamente su rechazo a vivir en un país con “vata de Donbass” [término peyorativo para la población rusa de Donbass abiertamente utilizado por los partidos de la derecha más extrema].

El odiado diputado nacionalista Vladimir Parasiuk afirmó abiertamente que no quiere vivir en el mismo país que los residentes en Donbass.

 “No quiero vivir en el mismo país con esa gente.

 La guerra en el país es por su culpa, miles de UCRANIANOS ha muerto por su culpa”, sentenció el indignado diputado. Según Parasiuk, la paz en Ucrania solo es posible una vez que los residentes en Donbass desaparezcan:

“No permitiremos vivir en el mismo país que esos seres”.

“El espíritu de esa región nos es totalmente ajeno. Es un tumor cancerígeno que se extenderá como una metástasis por todo el país”, afirmó el famoso presidente de televisión del canal ZIK Ostap Drozdov. 

Antes, los escritores ucranianos Yuri Andrujovich y Vasily Shklyar habían expresado opiniones similares. O la famosa voz de ATO, Dmitry Timchuk:

“Se necesita una solución urgente para resolver el problema de los “refugiados de Donbass”. La tarjeta de visita de gran parte de esos refugiados es un patológico rechazo a trabajar, abuso de alcohol y drogas y desafiante odio a los símbolos ucranianos. 

Es mejor dar a esos parásitos que odian a Ucrania una oportunidad (o mejor, recomendar insistentemente) de que se marchen a Rusia, que lo paguen ellos mismos, claro. Y no tenemos que tener miedo a una pérdida de prestigio de Ucrania: sobreviviremos y la tierra ucraniana estará mucho más limpia”, escribió Timchuk.

Afirmaciones de este tipo por parte de cargos representativos muestran una clara incitación al odio contra los habitantes de Donbass. Aprovechándose de la situación, los mandos policiales tratan de hacer cargar a los “grandes números de personas de Donetsk” con la culpa del aumento sin precedentes de la criminalidad y el colapso del sistema judicial. 

En sus últimas apariciones, el ministro del Interior Arsen Avakov acusó a los millones de “refugiados, migrantes” de ser la causa del aumento de la criminalidad en el país. Vadim Troyan, subdirector de la policía nacional y colaborador de Avakov desde hace tiempo, conocido por su infame pasado neonazi, declaró públicamente que el aumento de los robos se concentra en las regiones en las que se encuentra concentrada la mayor parte de la población desplazada:

“La guerra supone para Ucrania una serie de nuevos retos que influyen directamente en los índices de criminalidad: un aumento sin precedentes del número de desplazados internos. ¿Son todos respetuosos con las leyes? Obviamente no, especialmente cuando se les presenta el principal problema para la mayor parte de ellos: solucionar las necesidades básicas (buscar alojamiento, trabajo, colegios para los niños), lo que supone significativos costes financieros”, escribió Troyan en su artículo “Guerra en el frente criminal”.

Un grupo de quince periodistas y activistas conocidos, miembros del Consejo Independiente de la Prensa, que no pudieron ignorar la publicación del artículo, decidieron, por propia iniciativa, analizar las noticias publicadas por las webs Ukrainskaya Pravda y Zerkalo Nedely. Tras analizar dichas publicaciones, llegaron a la conclusión de que se violaban los estándares de información de rigor y las normas que prohíben el lenguaje de odio.

Teniendo en cuenta la importancia social del tema de los refugiados internos y la ambigua actitud hacia ellos, la publicación de dicho material puede ser considerada una forma de incitar al odio, algo prohibido por el Artículo 28 de la legislación ucraniana “Sobre la información” (prohibición del uso de la información para incitar a la violación de los derechos humanos). 

El Consejo Independiente de Prensa considera que Troyan crea el terreno para expresar abiertamente la discriminación contra los desplazados internos y para legitimar actitudes negativas y prejuicios contra ellos. Su artículo desarrolla los hechos de tal manera que es sencillo manipular a los lectores, creando indiferencia y prejuicios, algo inaceptable y peligroso en el contexto de la guerra en el este de Ucrania.

Ese tipo de material y esas opiniones que incitan al odio son repetidas por representantes de las autoridades, por lo que la población entiende esas posturas como la posición oficial del Estado.

 El lenguaje del odio puede llevar a consecuencias catastróficas: guerra, genocidio y exterminación de población inocente.

Además de las mencionadas leyes a las que se refiere el Consejo Independiente de Prensa, los representantes ucranianos que se permiten hacer acusaciones criminales e incitación al odio violan también otro número de leyes ucranianas por las que podrían tener que responder en un futuro, por ejemplo el Artículo 2 de la Constitución de Ucrania, que afirma que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos constitucionales y son iguales ante la ley. 

También el Artículo 20.3 de la Convención Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, que prohíbe cualquier defensa al odio nacional, racial o religioso, incitación a la discriminación, hostilidad o violencia.

Los expertos consideran que esta guerra informativa solo puede beneficiar a aquellos que buscan una fractura definitiva en Ucrania. 

El analista político Kost Bondarenko apunta que la incitación al odio a los refugiados de Donbass es una operación orquestada: “Es una operación especial para fracturar el país. Y no dura un mes. Se crea la imagen de un enemigo a partir de la población del este, insistiendo en que solo llegan alcohólicos y analfabetos desde Donbass, creando así una línea para separar Donbass de Ucrania”.

“La incitación al odio por motivos étnicos y la incitación a la guerra en Donbass es un fenómeno continuo actualmente, todo ello con el apoyo de la prensa pro-gubernamental. En esta etapa ha aparecido el Ministerio de Información, que se ocupa de la política informativa”, recuerda la diputada Elena Bondarenko.

Esta campaña informativa supera a la del Tercer Reich, opina el presentador de radio ruso Armen Gasparyan: “He observado atentamente la prensa ucraniana. ¿Sabe?, yo creía que la forma de apología del odio más pura se había dado en la prensa del Tercer Reich. Como alguien que lleva veinticinco años en este, puedo decir que ni allí se publicaban abominaciones así. Lo que he visto publicado en la prensa de Ucrania no es periodismo, es pura propaganda de la violencia”, afirma Gasparyan.

“Es una pena que el golpe de Estado abriera las puertas del periodismo para los sinvergüenzas. Hoy en día cualquiera puede hacer de periodista y sus publicaciones incitan al odio y la persecución de sus oponentes políticos.

 Es necesario tratar esas cosas y juzgarlas con todo el peso de la ley. Supongo que tenemos que hacerles responsables por las calumnias. 

Calumniar no es criticar. Mientras tanto se impone sobre nosotros la decadencia moral de la sociedad”, afirmó el político ucraniano Vladimir Oleinik.

No hay duda de que la campaña para desacreditar a los residentes de una de las regiones del país ha sido cuidadosamente organizada por las actuales autoridades del país. 

Busca lavar los cerebros de los ucranianos incitando al odio a Donetsk y Lugansk así como a los enemigos internos. Esta guerra informativa no da menos miedo que la guerra caliente iniciada en el este, cuyas consecuencias pueden ser muy duras.

Pero la guerra acabará un día, como lo hará esta sangrienta bacanal, el país recobrará gradualmente la cordura tras el delirio. Entonces, quienes han incitado al odio y a la violencia tendrán que responder por cada palabra.

https://slavyangrad.es/2016/11/11/kiev-contra-los-refugiados-de-donbass/#more-9233

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