Una operación con enormes riesgos. La operación de reconquista de Mosul está poniendo a prueba la explosiva coalición que integran EE.UU., milicias sunitas, tropas del Gobierno iraquí, fuerzas de la Peshmerga kurda, yazidíes y cristianos, recoge un artículo de la revista estadounidense 'The National Interest'.
Uno de los principales retos es la disputa entre Ankara y Bagdad sobre la presencia de tropas turcas en la base militar de Bashiqa, que está situada al noreste de Mosul.
De no ser solucionada rápidamente, el conflicto puede desembocar en "una guerra dentro de otra guerra" y comprometer la estabilidad en Mosul, sugiere el autor del artículo, el exembajador de EE.UU. en Afganistán, Irak y Naciones Unidas Zalmay Khalilzad.
Bagdad y Ankara están de acuerdo en eliminar al Estado Islámico, pero no en muchas otras cosas.
El desacuerdo gira en torno a cinco elementos clave, estima el autor, que estuvo presente en negociaciones la semana pasada en Turquía en presencia de líderes kurdos.
Los cinco 'intereses' turcos en Mosul
En primer lugar, a pesar de la mejora de la cooperación entre Irán y Turquía en el ámbito bilateral, incluido el papel de los kurdos en Siria, ambos Estados compiten por su influencia en Irak y Siria.
Desde el punto de vista de Ankara, el desacuerdo con Bagdad en cuanto a la presencia de Turquía en Bashiqa no es entre Turquía e Irak, sino concretamente con el Gobierno iraní chiita que apoya a las autoridades de Bagdad.
Además, Ankara sostiene que la legitimidad del Gobierno iraquí está erosionada por años de guerra civil y políticas sectarias contra los sunitas iraquíes y prokurdas.
Vehículos blindacdos de la milicia kurda Peshmerga en la aldea de Targella, al este de Mosul, 21 de octubre de 2016.Azad LashkariReuters
En segundo lugar, Ankara está preocupada no solo por la situación en la ciudad de Mosul, sino también por sus alrededores.
Ya que a Irán le gustaría establecer un baluarte en el cruce geográfico de turcos, kurdos, sirios e iraquíes, sugiere Khalilzad.
El control de este territorio permitiría a Teherán proyectar su fuerza directamente o a través de sus aliados.
En tercer lugar, Turquía tiene lazos históricos y culturales con Mosul y su población de sunitas árabes y turcomanos. Ankara cree que la población sunita turcomana de la zona es particularmente vulnerable y ha expresado su preocupación acerca de los posibles planes de Irán y milicias chiitas de impulsar cambios demográficos mediante el desplazamiento de poblaciones turcomanas sunitas de las áreas en torno a Mosul.
En cuarto lugar, Ankara mantiene relaciones estratégicas con el Partido Democrático del Kurdistán en Siria, incluido el compromiso de Erbil de ayudar contra las potenciales amenazas, incluidas las que procedan de Bagdad.
Vehículo blindado turco en la base iraquí de Bashiqa, octubre de 2016.Thaier Al-SudaniReuters
En quinto lugar, Ankara quiere evitar que el Partido de Trabajadores del Kurdistán [kurdos de Turquía], que ha estado involucrado en una insurgencia contra el Estado turco desde hace cuatro décadas, expanda su influencia al norte de Irak. El PKK había establecido una presencia en el área de Sinjar después de que ayudara a liberar esta área del Estado Islámico el pasado otoño.
Las autoridades turcas se oponen a su participación en la operación de liberación de Mosul.
¿Posible guerra sectaria?
"EE.UU. está atrapado en medio de esta compleja lucha", resume el autor. "Washington comparte las preocupaciones de Turquía con respecto a las aspiraciones iraníes y el peligro de que las milicias chiitas cometan atrocidades en Mosul que podrían conducir a la reaparición de problemas sectarios", incluso después de que el Estado Islámico sea expulsado de la ciudad.